Por Ricardo Andrade Jardí
Mientras los obispos que protegen pederastas arman su cortina de humo, campanadas de por medio, para desviar la atención pública de su complicidad siniestra en crímenes atroces que nada tienen que ver con una vocación cristiana, los presumidos demócratas, líderes de los conservadores partidos de derecha, también reivindicados como católicos, son expuestos en sus complicidades nada cristianas y aun menos democráticas, por sus objeciones de destruir no sólo a los adversarios políticos, sino la voluntad popular, en la que se supone se cimienta la base de la "democracia", que tanto nos insisten, los intelectuales orgánicos, debemos defender a capa y espada.
"Nuestras" cortes de (in)justicia son capaces de justificar el delito supuesto cometido por el presunto sujeto, dejando fuera de la jurisdicción la naturaleza misma de la acusación. ¡Ver para creer! el absurdo de nuestra trasnacional "Democracia Corporation S.A." donde lo único seguro es que los mismos de siempre seguirán gozando de la impunidad otorgada por los siempre corruptos, esa es la regla en la que se sientan las reales de "nuestra" decadencia institucional y es la regla que se enseña como el gran principio rector de esta fingida democracia, "el que no transa, no avanza" deja de ser sólo un dicho para convertirse en una verdad concreta de nuestra vida contemporánea, eso aprenden nuestros hijos en la escuela y en las privadas universidades, en la calle y en la televisión, en ese "principio" el de "chíngate tú para ponerme yo", se rige nuestra vida política y social, y quien no lo entienda así está condenado al fracaso y a la persecución pública orquestada desde la telecracia, verdadero poder gobernante. La mediocridad confortante se disfraza del más vil de los cinismos y los "maestros" desde las aulas y fuera de ellas se aprestan a enseñar la mierda como eje rector de esta "democracia", o como dicen los comentaristas a modo de la telecracia "su democracia, sus instituciones" y no les falta razón, la "democracia" en México, es de unos cuantos y se reparte proporcionalmente en función de lo que se paga por ella, a los políticos se les pone un precio y sí lo pagan se les protege desde arriba, desde el verdadero poder que es el de los capitales y muy fundamentalmente el de la televisión privada, a los medianos y pequeños empresarios les toca según se cuadran en la política económica del (des)bienestar social, que se dicta a su vez muy, muy, muy lejos de aquí, y al que no se cuadre se le termina por quebrar, al resto nos tocan telenovelas y fútbol, pero si por algún desvío ideológico no se es aficionado al fútbol y no disfruta de la "gozosa" programación de la telebasura, le tocará entonces la mejor parte: el descrédito, la calumnia, la difamación, la persecución, la represión y la cárcel, en algunos casos la "merecida muerte" por la necedad de outsider, para que la "inquietud malsana", es decir la capacidad de indignación no contamine al resto de la enajenada polis. Así más o menos es "nuestra" institucional y bendita "Democracia Corporation S.A.". Y el mejor ejemplo de esto nos lo han dado ni más ni menos que el presumido Poder Judicial... acompañados por supuesto del obispo primado de la Ciudad de México, del saliente presidente nacional del PAN y el "góber precioso", aliados lógicamente a los empresarios (pornográficos) que han financiado la imposición del usurpador en turno, en "nuestra" defendida democracia.
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