Mónica Oporto
El presente es hijo del pasado y, a su vez, se transforma en padre del futuro. En otro sentido, somos lo que fuimos, seremos lo que somos (filosofía budista).
Soy lo que hago y hago lo que soy, y por mas vueltas que le de, indefectiblemente en la vida soy lo que hago y hago lo que soy (Pepe Soriano, en “El loro calabrés”).
A Marshall McLuhan se le debe aquél descubrimiento que se repite en su conocida frase “el medio es el mensaje”. La televisión ha cumplido, superando a la radio, esta eterna profecía. Y si las tragedias se repiten, burdamente toman la forma de una mala comedia cuando se intenta escenificar o argumentar con un sofisma.
La realidad en los medios tiene una lectura tan rápida, que para la mayoría sólo permite la lectura de la superficie, la de la representación mediática inmediata. Ya que la Memoria –como dice Galeano- ha quedado atrapada en los museos donde el sistema, artera e inteligentemente, la ha confinado para que no “Moleste”, para que le deje las manos libres, toda circunstancia, salvado excepciones, se analiza desde lo instantáneo. Analiza Bauman (1) que “el mundo es como se lo ve en TV” (2) en que se presenta la oportunidad “para la foto”.
Entonces la televisión se transforma en un mero transporte de mensajes, que juega con la relación entre pensamiento y velocidad, es decir, la velocidad parar procesar las ideas, reflexionar, sopesar los argumentos. Pero menos mal que existe la posibilidad de la reiteración para “sopesar” los dichos (3) .
En un testimonio recogido en el video de cubainformacion.tv podemos ver a Evo Morales hablando acerca de las privatizaciones, solicitando una cohesión de presidentes en cooperación, sin condicionamientos, lo que él denomina la cohesión presidencial, bajo un nuevo modelo económico que no sea neoliberal. Advierte de las los condicionamientos de los EEUU que apuntan a privatizar empresas y recursos naturales.
Ante estas palabras, Zapatero argumenta como el mejor sofista, pidiendo un “combate activo contra la discriminación contra la marginación, contra cualquier atisbo de racismo que solo puede que provocar vergüenza y sonrojo entre seres humanos. [Advierte que] ningún lugar de la tierra está exento de esos riesgos ante nuestros distintos colores de piel que nos hacen, por cierto mucho mas atractivos como genero humano, como es evidente [Evo Morales lo observa pensativo] Continúa Zapatero: “quiero decir que una parte … una parte importante de las ideas que han cambiado el mundo, ya no en lo que afecta al desarrollo económico, ni al de las teorías de la acumulación del capital ya que en todas las teorías hay puntos discutibles, pero no cabe ninguna duda que, desde el punto de vista de la historia de la civilización, de las ideas, una gran parte de las mejores ideas sobre la condición humana sobre los derechos y la dignidad de todos, sobre la igualdad, sobre la condena del absolutismo, de la dominación, sobre la palabra y el derecho a la palabra de todos los ciudadanos está en ideas que emanan de la Revolución Francesa, en territorio europeo, (se vuelve para mirar y esperar la aprobación del rey) y esa no es mas que una circunstancia histórica” (mira a la cámara y dice sonriendo) “Hasta Carlos Marx era europeo…” pasó a minimizar luego todo lo relativo a las palabras de Morales. Amplia sonrisa de Zapatero, misión cumplida. Ha producido la medida efectista.
Pero no para los que pueden leer el mensaje (mejor aun el metamensaje) en esta América morena, cobriza, negra, inferior, que se atreve a leer a Marx (¿habrá leído usted, señor Zapatero, a José Carlos Mariátegui, por decir…) pues nosotros no sólo los hemos leído, sino estudiado en nuestras universidades, y aun tenemos el atrevimiento de invocar a Rousseau, Voltaire o Montesquieu… que son productos europeos… ¿qué les queremos enseñar a europeos tan blancos, cultos, con tan basta tradición histórica? ¿Debemos pagarles regalías por el legado cultural?
Esa misma América que le dio de comer a Europa que no conocía la papa, ni el cacao, ni el maíz ni tanto mas… pero como en esa parte el político no había sido “instruido” por su “majestad” ni por todos los asesores, pues ná… Aunque, si nos hubieran dejado tranquilos con la conquista otra sería nuestra historia sin el colonialismo que nos sujetó primero a unos, desatando la codicia y la voracidad de otros, que nos vienen vapuleando y explotando desde entonces.
Que no confunda la rápida sucesión, lo instantáneo que pone en segundo lugar lo primordial (4) . Se destacan en primer plano las palabras del señor Borbón haciendo una de las pocas cosas que sabe hacer: mandar a callar al supuesto súbdito. Y la contradicción no se halla allí sino en los despropósitos pronunciados por Zapatero. El presidente Abraham Lincoln daba discursos larguísimos, que duraban horas, y el auditorio lo seguía con atención. Sin embargo los políticos actuales deben ajustarse a declaraciones breves, ingeniosas, efectistas, para sobrevivir. Vale decir que, aplicando al popular dicho: “El pez por su boca muere”, este es su aspecto vulnerable. Siguiendo a Bauman “Blair prefirió concentrarse en apelar a que confiaran en él, dejando directamente sin discusión las políticas para cuya aplicación los electores habrían de depositarle su confianza” de modo que apeló a un término que utilizó como “caballito de batalla”: la “modernización”, término vacío de contenido pero que por tan general daba la idea de una mejora, progreso (5). Simon Hoggart, citado en la obra de Bauman, explica claramente: “No es la primera vez que me sorprende cómo los discursos de Blair están más cerca de la música que de la mera retórica. Como una pieza musical, su objetivo no es informar, sino hacer que quien la escucha se sienta bien…”
Los políticos serían una particular especie 'g' de surfistas, que no se arriesgan a aventurarse bajo la superficie, ocultando los fundamentos, todo se anuncia rápido, evitando todo análisis. Pero, he aquí que la posibilidad de la repetición, de la filmación, el video, la grabación de audio… la tecnología (también europea, señor Zapatero) nos permiten, justamente, detener, rebobinar, volver a escuchar, ensanchar la posibilidad de atender la superficie, el trasfondo y las malas intenciones. El lobo que viene, solícito, a proclamarse benefactor de las ovejas…. Aunque ese lobo viene con instrucciones precisas sobre lo que debe decir para esta audiencia que por morena, amerindia, mestiza, puede ser aun considerada tan ingenua, ignorante, “sudaca”, corta de luces para seguir cambiando oro por cuentas de vidrio.
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