Por Ricardo Andrade Jardí
Los jueces de la impunidad corrupta, que han decidido no ejercer acción jurídica en contra del "góber precioso", protector público, cuando menos, de abusadores y violadores sexuales de niños y niñas, olvidan que el mundo entero ha escuchado la conversación telefónica donde el "gobernador" de Puebla se confabula con el "empresario" Kamel Nacif para transgredir los derechos más elementales de un ser humano, cosa que las interpretaciones corruptas no pueden negar y, en todo caso, lo único que nos queda claro a los mexicanos es que la mierda de la decadencia no exenta a ninguna institución y que es en las instancias finales donde a fin de cuentas se legaliza la decadencia de nuestra actual bananera república.
El "góber precioso" es sin duda el héroe de una violenta película que tiene como protagonistas la red de pederastas que se cobija al amparo de la corrupción institucional; es héroe de una trama bien articulada que tiene como objetivo demostrar que en el México de la usurpación la única certeza es que la justicia está torcida y que los impartidotes de la misma se revuelcan en las subjetividades de su propia decadencia, que se escudan en los imaginarios de la represión que pretende censurar toda forma de denuncia que pretenda evidenciar la decadencia de un sistema que requiere urgentemente ser modificado, antes de que a todos los ciudadanos comunes nos alcance la violencia que día a día es avalada por una pandilla de sujetos que se presumen juristas y que a todas luces responden, no a la verdad, sino a la decadencia, a un poder de facto que se cimienta en la infamia del interés al 100%, al costo que sea.
Conviene recordarle a los inversionista extranjeros, de los que tanto se ocupa el desgobierno usurpador, que en México los negocios más rentables, para que no equivoquen su inversión, son el narcotráfico, el tráfico humano y la pederastia, la pornografía infantil y el turismo sexual, que es ahí dónde se invita al mundo a invertir, pues la única garantía que se les dará a los trasnacionales inversionistas es la de que en México los negocios que garantizan ganancia son aquellos que violan la ley, la moral y la ética y por supuesto nuestra soberanía.
La prostitución y el abuso sexual de niños es hoy un acto avalado por el Poder judicial de México, millones de mexicanos hemos sido ofertados en el negocio de la violencia y la represión, nos han convertido en mercancía del capricho de funcionarios y empresarios que podrán, a cambio de dos botellas de coñac, disponer de nuestra condición humana para denigrarla, rebajarla, ofenderla, torturarla, humillarla, esclavizarla...
El jodido voto de la Corte es la consecuencia natural de la calificación de la elección del 2006 y del desafuero igualmente pactado entre jueces y empresarios cuando el TRIFE reconoce que efectivamente el proceso electoral está lleno de "inconsistencias" (fraude en castellano) y aun así al decidir "calificar" la elección del 2 de julio del 2006 como "válida" sirvió para enviar la señal, para toda instancia judicial, de que en México se resuelve no conforme a derecho, sino conforme al interés corrupto del que más ofrezca y es lo mismo a final de cuentas lo que acaba de hacer el más "alto" Tribunal.
El "góber precioso" es a los ojos del pueblo de México un delincuente, protector de la red de violadores sexuales de niños y niñas, que nos ha develado toda la complicidad institucional del Estado Mexicano en ese rentable negocio, que si bien es condenado por la doble moral, es avalado por los jueces que lo han legalizado junto con el derecho de la autoridad a violar los derechos humanos.
Y ante tal decadencia institucional, la organización ciudadana que genere los órganos fiscalizadores de esas instancias, ya corrompidas hasta la médula, y ejercite una amplia acción de contrainformación se antoja ya como una última oportunidad de evidenciar el tránsito decadente de un sistema de impunidad y corrupción en los límites de su resiliencia, antes de que su ruptura nos arrastre por completo a la mierda, es urgente que todos nos hagamos responsables y en la medida de nuestras posibilidades difundamos quiénes son los sujetos, la pandilla de hampones que han decidido legalizar la impunidad corrupta como una regla...
No debemos dejar que los jueces de la impunidad y la corrupción sigan dictando, como ley, la decadencia que los hace y que sustenta la bananera república en que pretenden convertirnos.
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