Bajo la divisa de que "otro mundo mejor es posible", el foro impulsa la energía social en la búsqueda incansable de un cambio que mitigue la desigualdad y la injusticia que hoy señorean en el planeta y, particularmente, en México.
por Fausto Fernández Ponte
I
El Foro Social Mundial, capítulo mexicano, a iniciarse hoy en la ciudad de México, es un acontecimiento cuya ocurrencia acusa trascendencia, dado que el contexto mundial y local es de crisis.
El FSM mexicano consiste en talleres, conferencias, discusiones y formulación de propuestas concretas a partir de la premisa de que otro mundo, uno mejor, es posible.
Pero esa posibilidad no deviene gratuitamente, ni se otorga ni se dispensa sin esfuerzo, sino mediante la búsqueda incensante que despliegan doquiera en el planeta las fuerzas y energías societales.
En efecto. Esas fuerzas y energías se manifiestan en movimientos de las sociedades de virtualmente todos los países, y su expresión son la miríada de movimientos sociales orientados al cambio.
Cambio. Ése es el vocablo crucial --la roseta de la evolución y desarrollo histórico del humano como ser social-- y, por lo mismo, clave para descifrar los códigos de la desigualdad y la injusticia.
II
A esos códigos metafóricos tienen acceso sólo aquellos, personeros de confianza de los poderes que son y están, que emblematizan y representan antiguas prácticas de explotación del hombre por el hombre.
Esa explotación tiene, desde luego, identidad --nombre y apellido y rostro-- y características, métodos y modalidades sofistas y complejas y alambicadas, y también las más burdas y brutales.
Empero, fuese, como es y ha sido, esa explotación refinada y de filigrana o brutal, tosca y cruda exhibe una peculiaridad incontrovertible, la de sus efectos grotescos: pobreza, miseria, desesperanza.
En el caso mexicano, ello es una insoslayable realidad que lacera; es verismo descarnado, sin eufemismos atenuantes que, sí, en cambio, acentúan las agravantes. Nada justifica la explotación.
Sin duda. No tiene justificación. No la justifican la simulación moral y ética del poder económico y político ni las religiones organizadas para fines de dominación, promotores de estratificación social.
III
Amén de identidad, la explotación del hombre por el hombre tiene motivaciones ideológicas y políticas. Son los móviles del poder trasnacional, cuya naturaleza exige nuevas definiciones.
Nuevas definiciones para enfocar sus causales y sus efectos corrosivos y, así, de esa guisa, diseñar estrategias para atajarlo con movimientos sociales organizados, y neutralizar su perfidia globalizada.
Los participantes en el FSM mexicano incidirán en una versión foral para las Américas, a realizarse en Guatemala, y en la planetaria propiamente, convocada para tener lugar en Nigeria, ambas en éste año.
Señálese que el FSM mexicano se estará realizando en el zócalo de nuestra capital, en carpas, con auspicios de la vertiente más ilustrada del poder político en México.
Pero ese simbolismo es poderoso. El zócalo es el corazón vero de nuestro país, sacudido, estrujado y sufriente de convulsiones catárticas en su afanosa y accidentada búsqueda por la justicia y la igualdad.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Estratificación: Disposición en capas o estratos.
Lacera: conjugación en tercera persona del verbo lacerar.
Perfidia:Deslealtad, traición.
Roseta: escritura egipia labrada sobre una piedra que permitió descifrar textos en las tumbas de los faraones.
Verismo: verdadero.
I
El Foro Social Mundial, capítulo mexicano, a iniciarse hoy en la ciudad de México, es un acontecimiento cuya ocurrencia acusa trascendencia, dado que el contexto mundial y local es de crisis.
El FSM mexicano consiste en talleres, conferencias, discusiones y formulación de propuestas concretas a partir de la premisa de que otro mundo, uno mejor, es posible.
Pero esa posibilidad no deviene gratuitamente, ni se otorga ni se dispensa sin esfuerzo, sino mediante la búsqueda incensante que despliegan doquiera en el planeta las fuerzas y energías societales.
En efecto. Esas fuerzas y energías se manifiestan en movimientos de las sociedades de virtualmente todos los países, y su expresión son la miríada de movimientos sociales orientados al cambio.
Cambio. Ése es el vocablo crucial --la roseta de la evolución y desarrollo histórico del humano como ser social-- y, por lo mismo, clave para descifrar los códigos de la desigualdad y la injusticia.
II
A esos códigos metafóricos tienen acceso sólo aquellos, personeros de confianza de los poderes que son y están, que emblematizan y representan antiguas prácticas de explotación del hombre por el hombre.
Esa explotación tiene, desde luego, identidad --nombre y apellido y rostro-- y características, métodos y modalidades sofistas y complejas y alambicadas, y también las más burdas y brutales.
Empero, fuese, como es y ha sido, esa explotación refinada y de filigrana o brutal, tosca y cruda exhibe una peculiaridad incontrovertible, la de sus efectos grotescos: pobreza, miseria, desesperanza.
En el caso mexicano, ello es una insoslayable realidad que lacera; es verismo descarnado, sin eufemismos atenuantes que, sí, en cambio, acentúan las agravantes. Nada justifica la explotación.
Sin duda. No tiene justificación. No la justifican la simulación moral y ética del poder económico y político ni las religiones organizadas para fines de dominación, promotores de estratificación social.
III
Amén de identidad, la explotación del hombre por el hombre tiene motivaciones ideológicas y políticas. Son los móviles del poder trasnacional, cuya naturaleza exige nuevas definiciones.
Nuevas definiciones para enfocar sus causales y sus efectos corrosivos y, así, de esa guisa, diseñar estrategias para atajarlo con movimientos sociales organizados, y neutralizar su perfidia globalizada.
Los participantes en el FSM mexicano incidirán en una versión foral para las Américas, a realizarse en Guatemala, y en la planetaria propiamente, convocada para tener lugar en Nigeria, ambas en éste año.
Señálese que el FSM mexicano se estará realizando en el zócalo de nuestra capital, en carpas, con auspicios de la vertiente más ilustrada del poder político en México.
Pero ese simbolismo es poderoso. El zócalo es el corazón vero de nuestro país, sacudido, estrujado y sufriente de convulsiones catárticas en su afanosa y accidentada búsqueda por la justicia y la igualdad.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Estratificación: Disposición en capas o estratos.
Lacera: conjugación en tercera persona del verbo lacerar.
Perfidia:Deslealtad, traición.
Roseta: escritura egipia labrada sobre una piedra que permitió descifrar textos en las tumbas de los faraones.
Verismo: verdadero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario