domingo, febrero 17, 2008

2008 México en guerra

Por Israel Lazcarro

Nos han declarado la guerra, y no nos hemos enterado.

Ya es momento de reconocer que nuestro país vive un momento extremadamente delicado, por no decir algo peor. No nos sirve negar lo evidente. Un gobierno dictatorial se cierne sobre nosotros: apenas si guarda las formas. Tomemos conciencia de que hemos sido “gobernados” durante los últimos años por la delincuencia organizada: mafiosos, narcos, ladrones, traficantes de personas, pederastas, que sólo usan la Ley para encubrir sus delitos, cada vez más escandalosos, cada vez más aberrantes, cada vez más cínicos. Hablan de legalidad, y es el gobierno, los jueces, los primeros en romperla. Hablan de “un México ganador”, de prosperidad y riqueza, y sólo son ellos los ganadores de riquezas exorbitantes. Setenta millones de pobres, veinte de ellos en la miseria extrema, rodeando al hombre más rico del mundo. Tan cínicos, que creen conocer a los mexicanos: han perdido el suelo, y han perdido la noción de qué tanto se les puede soportar, de cuánto pueden engañar, de cuánto van a aguantar. Tan desconectados están de la realidad mexicana, que ya no calculan correctamente sus desplantes, y se alcanzan la puntada de confundir en sus spots al campo agrícola con un campo de Golf.
Son esos cínicos que exoneran a violadores y asesinos, los que encarcelan a luchadores sociales y avalan fraudes electorales. Su ceguera, su miopía, les hace creer que una nación de más de 100 millones de habitantes se gobierna con spots y telenovelas.

Atrás de la televisión, atrás de cada noticiero, atrás de cada programa de radio, atrás de cada periódico y revista, está el dueño de la televisora, el dueño de la radiodifusora, el dueño del periódico, difundiendo su propia opinión, defendiendo sus propios intereses. En su gran mayoría, estos empresarios están a favor de emprender esta guerra contra México, y ocupan todo tipo de recursos para montar una cortina de humo mediática que no nos dejar ver ni pensar lo que está ocurriendo en todo el país: México vive una guerra.

La guerra la ha emprendido el gobierno mexicano y el de Estados Unidos en contra del pueblo mexicano. Es una guerra económica, que en 2007 y sobre todo en 2008 se transformará en policíaca, jurídica, ecológica, energética y militar. Lo que busca es el control de los recursos humanos, naturales, energéticos, y genéticos, por vías menos violentas que las emprendidas en Irak, pero igualmente eficaces, igualmente destructivas y mortales. Aquí ofrecemos una lista incompleta de 39 puntos que buscan resumir los principales hechos de la guerra en la que nos encontramos sin saberlo, y el colosal desastre que está generando.

El actual gobierno mexicano (resultado de un fraude electoral y un golpe de Estado) está decidido a:

1) Desaparecer a los campesinos, y destruir la producción agrícola mexicana para beneficiar a la producción agrícola de Estados Unidos. Para ello se permite el libre paso de semillas de EU, a bajísimos costos, haciendo imposible a los campesinos mexicanos vivir de sus siembras: eso provoca una de tres: a) que los campesinos talen más bosques y selvas para producir más y sobrevivir (depredación ecológica) aumentando la superficie de siembra y “competir”, b) abandonar los cultivos y meter ganado (más depredación ecológica) y “competir” con la carne subsidiada que llega de EU; o c) huir a las ciudades como migrantes (y sobrevivir). Si el gobierno tuviera el más mínimo interés por los campesinos mexicanos, se opondría a que en este 2008 se aplique la cláusula del TLC en la que se permite la libre importación de maíz, frijol y caña de azúcar, además de otros 1500 productos agrícolas desde Estados Unidos, y cerraría las puertas a esa invasión. No lo hará, pues para eso está Calderón ahí.

2) Como consecuencia de este abatimiento, hoy en día la superficie de tierra sembrada en México, se han reducido en un 15% con respecto a la de hace 20 años, en tanto que la producción de alimentos por persona ha caído en más de un 10% desde 1992. En cambio, más del 40% de los alimentos que se consumen en el país provienen del exterior (casi en su totalidad, de los EU). En algunos productos, esa cifra alcanza el 70%. México cada vez más se alimenta del exterior, aun cuando podría producir sus propios alimentos con relativa suficiencia. (China, que ha hecho miles de acuerdos comerciales en el mundo, no ha colocado al arroz dentro de dichos acuerdos: es su cultivo estratégico para conservar su soberanía alimentaria. Por su parte, Canadá, en el mismo TLC que firmó con México, no permitió que se introdujeran sus cultivos estratégicos).

3) Las tierras en que viven los campesinos, se encuentran sobre explotadas, erosionadas e intoxicadas por herbicidas químicos prohibidos en muchos países (incluido EU), pero que el gobierno de México permite que EU se los venda a los campesinos mexicanos, ocasionándoles ceguera, enfermedades de la piel y cáncer.

4) Las tierras fértiles que los campesinos conservan como ejidos, están bajo el acoso: esas tierras de las que comen millones de campesinos, al menos para el autoconsumo, están en riesgo, pues como ejidos ahora el gobierno busca que sean privatizados por medio del PROCEDE (Programa de Certificación de Derechos Ejidales) que anula a la Asamblea Ejidal, convirtiendo a los ejidatarios en minipropietarios, que en situación de urgencia, “venden” sus tierras a latifundistas por una miseria. Curiosamente desde 1993, ha crecido en un 300% la ola de compradores norteamericanos en busca de hogares cálidos en el campo mexicano. Los campos de Golf nos invaden.

5) Con ello, se condena a los campesinos a la miseria, y los expulsa de su tierra para convertirse en desempleados, vendedores ambulantes, y en el mejor de los casos, mano de obra barata, o migrantes. Esta guerra económica significa el sacrificio de 500 personas al año que mueren al cruzar la frontera con EU (cuya cifra, a lo largo de los últimos quince años, se acerca al número de muertos en Irak, víctimas también de una guerra de los EU).

6) La Gran migración mexicana (la mayor del mundo), es en realidad una crisis de desplazados por esta guerra, en la que medio millón de personas huyen hacia el espejismo norteamericano. Tratándose de una guerra, es lógico que EU responda con una muralla militarizada en la frontera: nos ven como enemigos (y por ello explotan como semi esclavos a los ilegales mexicanos, base y cimiento de su riqueza).

7) En esta guerra, México aporta braceros (brazos que trabajan para engrandecer la industria norteamericana), es decir fuerza, intelecto, experiencia, educación, todo lo cual se desarrolló y le costó a México pero es aprovechado (y capitalizado) por la industria de EU: de esta forma México subsidia descomunalmente a la economía (en crisis) de EU.

8) Esta migración que fortalece a la industria de EU, debilita y destruye a la mexicana, empeorando su situación, causando desempleo y más migración. Sin campo y sin industria, México sólo vende dos cosas: gente y petróleo.

9) Ante la inminente recesión en los EU (grave en 2008 pero sobre todo entre 2010 y 2011), México no ha asumido ninguna medida efectiva para enfrentar la inminente crisis. Se trata de una crisis global del capitalismo, hoy agravada por una especulación financiera descomunal, en la que más del 60% de los flujos monetarios globales son enteramente especulativos, ficticios. Los únicos dos grandes ingresos del país, el petróleo y las remesas enviadas por los migrantes (ambos forman el 80% de nuestros ingresos), caerán en la medida en que la industria de EU se contraiga y deje de consumir el mismo volumen de petróleo: por un lado dejará de comprar a México, y por el otro, causará desempleo allá, mandando a la calle a los migrantes mexicanos, que dejarán de enviar remesas. No está claro cómo es que México va a salir a flote.

10) Por si fuera poco, el gobierno mexicano se empeña en vender a extranjeros (españoles y estadounidenses) sus recursos energéticos (al revés de lo que pasa en el resto del mundo, pues en todos lados buscan justamente el control nacional de estos recursos estratégicos: desde Rusia a Bolivia, pasando por Canadá). Tanto la CFE (Comisión Federal de Electricidad) y LyFC como PEMEX, han sido deteriorados sistemáticamente, llevados a una quiebra ficticia, y actualmente están semi-privatizados. Con el falso pretexto de que la CFE no es capaz de generar la suficiente energía eléctrica que requiere el país, le ha abierto importantes espacios a Iberdrola, Unión Fenosa y Mitsubishi Motors. Con tal de beneficiarlas, la CFE ha reducido en 32% su producción de energía, para comprársela a las empresas privadas que hoy llegan a aportar entre el 15 y 31% de la electricidad que consume el país (a un precio más caro), llevando a las presas hidroeléctricas nacionales al máximo de sus capacidades (que fue lo que provocó la desastrosa inundación de Tabasco). El gobierno hace todo lo posible por sub-utilizar las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, para que ésta le compre electricidad a las compañías privadas a un precio caro. En PEMEX, ha sido mediante los llamados “Contratos de Servicios Múltiples” firmados con todo tipo de empresas petroleras extranjeras, que se están llevando el 40% de las ganancias aproximadamente. La semi-privatización compromete gravemente el futuro energético de este país. Aparte, esos contratos han servido fundamentalmente, para que Shell, British Petroleum, Halliburton, Schlumberger, Chevron-Texaco, Repsol, Petrobrás y otras compañías, experimenten nuevas tecnologías en suelo mexicano (con los deterioros ecológicos que ello pueda significar), además de que PEMEX termina subsidiando parte de esa investigación que sólo servirá a las industrias extranjeras.

11) Lejos de utilizar el petróleo como verdadera palanca de industrialización en México, el gobierno de Fox se dio a la tarea de sobreexplotar los pozos petroleros mexicanos, regalando millones de barriles a EU (pues muchos de ellos ni siquiera se facturaron) y rematando a bajo precio los que efectivamente se vendieron (otra genial obra de Fox que hizo retroceder el precio del barril mexicano de 7 a 10 dólares más barato respecto del petróleo texano) con el resultado de que las reservas petroleras de México (contabilizadas) se redujeron dramáticamente, poniendo al país ante la increíble perspectiva de importar petróleo dentro de 10 años. En vez de utilizar las gigantescas ganancias obtenidas por los altos precios del petróleo, financiando investigaciones, construyendo infraestructura para sacar el petróleo de aguas profundas (puesto que recursos tiene: es la sexta empresa petrolera a nivel mundial; de 1990 a la fecha, PEMEX ha generado más de 700 mil millones de dólares excedentes), o bien invirtiendo en nuevos métodos para obtener energía (por ejemplo la energía eólica, entre muchas otras), el gobierno mexicano no invierte ni se prepara en nada. Por el contrario, parece tener prisa por desmantelar a PEMEX, ejemplo: en 2004, cuando la empresa generó 40 mil millones de dólares en utilidades, Hacienda (por consejo de EU) le cobró 42 mil millones de dólares, es decir, un impuesto mayor al 100%, creando un supuesto “déficit” que obliga a la empresa a pedir prestado a la banca de EU para pagar su “deuda”. El objetivo obvio es “llevar a la empresa a un punto de venta” (como dice Banamex), es decir, quebrándola. Esta gente quiere “resolver” las necesidades energéticas del país, comprándole petróleo a EU, a Gran Bretaña o a ver a quién, al precio que sea, en un futuro no muy lejano.

12) Tan empeñados están en despojar a México de sus recursos vitales, que el gobierno mexicano también ha impulsado la privatización del agua, la que actualmente está privatizada en un 50%, en manos de dos empresas francesas (Suez y Vivendi) con lo que pretenden controlar el acceso a ese líquido que permite la vida por medio de una cuota monetaria. Ese control económico ya empezó con el predominio del agua embotellada y el control que ejercen las empresas refresqueras (como Coca-Cola) de los principales manantiales del país. Ha sido la Comisión Nacional del Agua el caballo de Troya de estas empresas, pues ha creado una deuda ficticia sobre cada municipio por “servicios de agua no cobrados”, de manera que compromete financieramente a cada municipio del país, obligándolo a que invierta en plantas de tratamiento con sus propios recursos, o bien, que sea la federación quien canalice esas obras a las empresas trasnacionales que terminan cobrando por el uso de los pozos.

13) No sólo es esto. Con la entrada del maíz transgénico desde EU, la guerra está también dirigida al control y privatización de la información genética de los recursos naturales: el código genético de diversas semillas, frutas, hierbas medicinales, está siendo apropiado por las industrias agrícolas y farmacéuticas de EU (sobre todo Monsanto, Dupont, Pfizer, Genoma lab, y otras), con que pretenden impedir el uso ancestral de estos productos: así, no será posible hacerse un té de manzanilla o de hierba buena, sin pagar derechos a estas empresas, a menos de que se cultiven clandestinamente.

14) Con el maíz transgénico es aún más grave el problema: son principalmente dos los tipos de maíz transgénico que se venden desde EU (maíz blanco y amarillo), y que el gobierno mexicano se empeña en que los campesinos mexicanos cultiven: el “Bt” y el llamado “Terminator”. Uno que produce esterilidad en los insectos que lo coman (pues se pretende eliminar las plagas) además de contar con químicos que destruyen la vida silvestre, empobreciendo la tierra y haciendo dependientes a los campesinos de los fertilizantes que esas semillas transgénicas requieren para crecer, y que esas mismas empresas producen (negocio redondo). Así por ejemplo, el maíz tipo Bt Star Link (retirado del mercado por causar alergias a los seres humanos), ya ha contaminado los maíces nativos mexicanos en 9 estados. El otro, es un maíz que al cabo de unas cuantas cosechas, deja de crecer y se hace estéril (ya no puede reproducirse), con lo que obliga a los productores a comprar nuevas semillas a las empresas que los producen (Monsanto y Dupont). Ello provoca erosión en las tierras, envenenamiento del suelo, dependencia y pobreza de los productores. México, país ancestralmente agrícola, tendrá que comprar su principal alimento a los EU.

15) El cultivo de maíz transgénico en México, implica también otro grave riesgo: algunos campesinos lo prefieren porque produce mazorcas grandes, no se pica ni se pudre (con lo que se renuncia a la posibilidad de comer cuitlacoche), y sobre todo porque se vende bien, pero al hacerlo, ponen en riesgo la supervivencia de 55 variedades de maíz actualmente existentes, que dejan de sembrarse o porque se contaminan con las semillas transgénicas (no olvidemos que el maíz es una planta domesticada, que necesita ser sembrada por el hombre: si aquellas variedades se dejan de sembrar, el maíz corre el serio peligro de extinguirse). Esto significa una pérdida de la biodiversidad genética del maíz, que se ha desarrollado a lo lago de 7 mil años de domesticación por los indígenas mesoamericanos. Acabar con la biodiversidad genética implica además, colocar al maíz ante un grave riesgo de caer víctima de nuevas enfermedades, de que las plagas se hagan resistentes al maíz transgénico y de que no haya genes que lo salven (pues todos estos granos “mejorados” son genéticamente iguales), además de que desaparecerían las diversas especies de maíz, que fueron adaptadas a los diversos nichos ecológicos de nuestro territorio, a base del ingenio de los indígenas que lo adaptaron poco a poco a cada rincón geográfico, lo que les ha permitido subsistir en entornos muy diversos y difíciles. El maíz transgénico es una amenaza directa a esa supervivencia tanto del maíz en general, como de las poblaciones que lo consumen. De hecho, la presencia de maíz transgénico en las áreas donde el maíz evolucionó desde hace miles de años, las que presentan mayor variabilidad genética (sur de Puebla, norte de Oaxaca), es pues un desastre ambiental, una tragedia ecológica. Hasta 2005 el gobierno mexicano ni siquiera reconocía que hubiera semillas transgénicas en nuestro territorio, y hoy sólo reconoce contaminación en 2 estados, y se niega a legislar al respecto (ni siquiera para identificar los productos elaborados con este maíz transgénico, con una sencilla etiqueta, como se hace en otras partes del mundo).

16) Por si fuera poco, el otro filo de este ataque genético apunta contra los consumidores: el maíz transgénico Bt, que evita la propagación de ciertos insectos (palomillas y otras mariposas) logra su cometido gracias a un gen proveniente de una bacteria (Bacillus thuringiensis) totalmente ajena al maíz: un maíz con ese gen altera el código genético de las polillas que lo consumen, produciendo mutaciones genéticas en los insectos. A ese tipo de genes se les llama “saltarines” por su habilidad para “brincar” de una especie a otra, y fueron los más utilizados por las empresas para las “mejoras” en los granos. Nada garantiza que dicha mutación sólo afecte a la polilla: si la afecta a ella, ¿por qué no afectaría a los seres humanos? En Monsanto, la industria que produce este maíz, niegan que el consumo de maíz modificado ponga en riesgo la salud humana, pero no han realizado los estudios necesarios para determinarlo, pues lo que les interesó desde un principio era sacar a la venta su producto cuanto antes. En México y en el mundo, no se sabe qué tan dañinos pueden ser todos los productos transgénicos, por la sencilla razón de que no se han hecho estudios. En diversos países los gobiernos han optado por obligar a estas empresas a etiquetar sus productos, y en algunos casos, han prohibido su venta. El gobierno mexicano, una vez más, sólo defiende los intereses de la trasnacional, permitiendo el libre paso de transgénicos y oponiéndose al etiquetado, poniendo en riesgo la salud de la población.

17) Con esa dependencia del maíz y demás alimentos de EU, la población mexicana está a merced de los vaivenes y cambios bruscos de la economía internacional, pues los precios del maíz se elevan repentinamente, y el gobierno mexicano se niega a cualquier tipo de control o regulación de su precio: desde 1997 México ha debido reducir su consumo de tortillas y hoy en día los hogares mexicanos comen menos frijoles. Ante la nula regulación de los precios (el famoso “rescate” de Calderón a la tortilla fue una burla), el pueblo mexicano está a merced de las fluctuaciones internacionales y ha optado por dejar de comer alimentos básicos. La dieta se ha transformado, y el consumo de refrescos y alimentos chatarra ha aumentado, generando obesidad en 60% de la población mexicana, y enfermedades cardiovasculares (diabetes principalmente), y claro está, cáncer.

18) No hay atención ni solución alguna a ninguno de estos problemas: ni el campo ni la industria podrán activarse si no hay protección a los productos nacionales cobrando aranceles a los productos extranjeros, actualmente libres de impuestos, debido a que México es el país con mayor número de Tratados de Libre Comercio en el mundo: con Estados Unidos y Canadá, con Europa, con Israel, y con Japón, ente otros. El libre comercio se recomienda entre economías similares, no entre socios tan colosalmente desiguales. Lo absurdo es que tanto EU como Europa y demás potencias, siguen subsidiando su producción, ignorando por completo los tratados internacionales. Sólo México “respeta” religiosamente el libre comercio: ¿es acaso condena de guerra? México se limita a suplicar diplomáticamente a sus socios, que no subsidien...

19) Hay sectores de la economía que sólo podrán desarrollarse a través de una política de Estado bien diseñada, con base en un plan integral que ofrezca empleo, respete garantías laborales y proteja los recursos del medio ambiente. Dicho proyecto no existe en México. Ni siquiera el más elemental, a no ser la depredación de recursos naturales e hídricos en el sureste, desarrollos turísticos sin control y la creación de zonas de trabajo semiesclavo y militarizado, como se pretende hacer en el Plan Puebla-Panamá.

20) El desarrollo industrial de México está frenado por los grandes empresarios que buscan mantener sus monopolios intactos, aplastando cualquier tipo de competencia, inhibiendo el desarrollo de pequeñas industrias al obstaculizar por todos los medios su desarrollo. El apoyo a la pequeña y mediana industria mexicana tendría que provenir del gobierno mexicano y de la Banca nacional que pudiera financiar su desarrollo, pero en México (a diferencia de lo que sucede en el resto del mundo) no hay banca nacional, pues está privatizada en un 93% (caso único). De esta forma, no hay manera de que la banca extranjera se proponga financiar el desarrollo industrial de lo que considera una simple colonia con materias primas.

21) Otra forma en que el gobierno debiera apoyar la industria nacional, sería invirtiendo recursos en educación e investigación científica y tecnológica. No sólo no lo hace, manteniendo a las universidades públicas totalmente desconectadas de las necesidades industriales del país (la formación de técnicos y otros profesionales, sólo favorece a las industrias de EU, principalmente), sino que busca desmantelar la educación pública en México, reduciendo recursos (de hecho, asfixiando presupuestalmente toda institución educativa con orientación nacional), conservando élites académicas y sindicales parasitarias (a las que tienen cooptadas suministrándoles recursos para que sobrevivan en sus respectivas torres de marfil), y alentando (y subsidiando) a las universidades privadas (mediante becas y otras formas de canalización de recursos públicos hacia la esfera privada), lo que resulta en políticas económicas (políticas de Estado) totalmente ciegas o de plano inexistentes. Su proyecto se limita a privatizar.

22) En cambio, los créditos que actualmente florecen en México (tarjetas de crédito que casi se regalan en la calle) no son más que una trampa, pues es dinero que no está respaldado por crecimiento industrial alguno: el PIB de México crece a un 3.2% anual en promedio, ritmo inferior al de Haití (3.3%). Sin crecimiento, no hay forma de respaldar las deudas que México está contrayendo por la vía del crédito. Con ello lo único que se logra es el endeudamiento del pueblo de México, acercándonos a las viejas “Tiendas de raya” del porfiriato, en las que se enganchaban a los trabajadores como deudores permanentes.

23) En México se cocina un nuevo FOBAPROA (el fraude avalado por Calderón a través del cual se compromete al pueblo de México a pagar, año con año, una gigantesca deuda a banqueros ladrones: 7 mil pesos por habitante, durante ésta y las siguientes dos generaciones de mexicanos). La población mexicana ha sido perversamente impulsada por el propio gobierno mexicano, a contraer nuevas deudas crediticias (cuyo uso en 2006 llegó a más de 12 mil millones de pesos, un incremento anual de 172%...), de tal manera que México presenta una cartera vencida sumamente alta, sólo comparable a los niveles alcanzados en 1994, y que precipitaron la crisis de 1995, cuando se rescató a los banqueros con recursos públicos. Pero a los banqueros trasnacionales les tiene sin cuidado las consecuencias del incremento sostenido en la cartera vencida, pues en 6 años han obtenido gigantescas ganancias: México se ha convertido en el indiscutible paraíso de la banca trasnacional con 500% de incremento en sus utilidades.

24) Ese auge crediticio, no es más que una burbuja financiera, que ha estado creciendo en EU durante los últimos 30 años, y que está por reventar, desplomando el edificio económico de EU: todas las deudas crediticias, son un soporte que sirve a EU para mantener esa economía ficticia, y una forma en la que EU endosará sus propias deudas a los tarjetahabientes y ahorradores del mundo. De esta manera, el putrefacto sistema financiero anglosajón es alimentado por una enorme masa de “clientes” cautivos que trabajan para él, sosteniéndolo con sus propios recursos. En vez de elevar los salarios, el supuesto “control inflacionario” sólo permite el consumo por la vía del endeudamiento y raquíticos salarios, todo con tal de que los consumidores en EU puedan seguir comprando con un dólar inflado.

25) México tiene hoy 650 mil millones de dólares en “reservas”, que se supone son nuestro “blindaje” económico, pero que son en realidad un ancla, en la que se compromete la viabilidad económica de México a la de EU, pues se esfumarán con la caída del dólar. México lo único que hace es cooperar en ese engaño ahorrando con dinero que está en riesgo de caer de un momento a otro. En vez de empezar a diversificar nuestras reservas, y abandonar el dólar paulatinamente (y comprar euros, yuanes, rublos, oro y plata), el gobierno mexicano sigue dilapidando los ingresos de la nación, año con año, acumulando dólares inflados.

26) La única forma que encuentra el gobierno mexicano de atraer inversión extranjera, ha sido condonar impuestos a las grandes empresas nacionales y trasnacionales, ofreciendo “ventajas comparativas”, con bajísimos salarios y formas de contratación cada vez más abusivas. El gobierno mexicano se ha negado sistemáticamente a cobrar impuestos a la especulación financiera, y ni siquiera registra sus movimientos. En numerosas ocasiones cobra 0 impuestos a las grandes transacciones entre grandes consorcios (como la compra de Banamex por Citigroup, por poner un ejemplo escandaloso), y permite que los evadan: en 2005, cien importantes empresas pagaron sólo 7 mil 50 pesos por IVA e ISR. A ello se añade la absurda devolución de impuestos que hace la Secretaría de Hacienda a los más ricos: diez grandes consorcios recibieron una devolución de 1,741 millones de pesos. El régimen fiscal mexicano favorece la evasión fiscal de las grandes empresas, que sobrepasa los 400 mil millones de pesos al año. En 2006, Bimbo, Kimberly Clark, Wal-Mart, Televisa, Telmex, Grupo México y Cemex, (todos los cuales apoyaron el fraude electoral) dejaron de pagarle al fisco casi 105 mil millones de pesos. Por otra parte, estas grandes empresas han logrado diferir los impuestos que se supone que sí pagan: la deuda de Televisa ascendió a 1,488 millones de pesos, mientras que Bimbo “difirió” el pago de 1,276 millones de pesos. Wal-Mart casi quintuplicó el adeudo en 2006, pues dejó de pagar 5,714 millones, en tanto que Telmex no ha pagado más de 17 mil millones de pesos. La única “gran” idea que se le ocurre a Calderón es obtener 100 mil millones de pesos por ISR, cobrándole impuestos nada menos que a los vendedores ambulantes y demás trabajadores informales, además de querer cobrar impuestos a alimentos y medicinas. Claro está, todo el peso de la política fiscal cae sobre los pequeños contribuyentes (clase media, profesionistas, pequeños comerciantes, pequeños y medianos empresarios, que se ven aplastados por la carga impositiva).

27) Con respecto a la política salarial, es una auténtica guerra contra los trabajadores en México, cuyo único fin aparente es impedir la inflación. Evidentemente ese “control” no ha sido eficaz y sólo está sacrificando a los trabajadores. Tan sólo en 2007 la canasta básica se encareció en un 35%. La caída del poder adquisitivo del salario mínimo en México es espectacular: de 1970 a 2007 su desplome fue mayor al 70%. Frente a la escalada de precios, el gobierno autorizó el “aumento” de 2 pesos (4%) al mini-salario mínimo.

28) Para crear ese “paraíso” con el que buscan atraer la inversión extranjera (en realidad sólo atraen maquiladoras con empleos tiránicos e inestables), el gobierno impulsa la “Reforma Laboral” que pretende “flexibilizar el empleo”, es decir, la libertad de contratar y despedir a los trabajadores sin compromisos ni derechos, sin pagar seguros, ni cualquier tipo de prestación (es decir, echar a la basura viejas conquistas laborales que costaron sangre a nuestros abuelos y bisabuelos). Una reforma que permite eliminar la jornada de 8 horas diarias, para que el trabajador “sea libre de trabajar el tiempo que quiera”, es decir, sea “libre” de autoexplotarse hasta por quince horas diarias con tal de conseguir el dinero necesario para que su familia sobreviva. Reforma que casi prohíbe la formación de sindicatos, y sólo reconoce a los sindicatos “blancos” o “charros”, cuyos líderes están totalmente aliados con los empresarios y empleadores.

29) Ante semejante guerra, el pueblo mexicano confió en que la vía electoral era la mejor alternativa para enfrentar los múltiples problemas con que se ha topado aquí y allá. El resultado fue un fraude electoral, y un golpe de Estado, avalado y defendido por el Ejército, los grandes empresarios y la mafia financiera internacional. Hoy tenemos un presidente ilegal que hace gala de enfermiza paranoia en su primer año de gobierno: miedoso, paranoico y prepotente, refugiado en el Búnker de los Pinos, se sabe maniatado por todos lados, comprometido con todos los gángster que lo ayudaron, gastando la mayor fortuna que presidente alguno haya gastado en México para su “seguridad” personal (sus gastos superan ya a los de Carlos Salinas y Vicente Fox), movilizando un pequeño ejército donde quiera que va. Sostenerse significa sostener a todos los criminales que lo ayudaron. De manera que todas las instituciones que participaron en este golpe de Estado, hoy se revelan inútiles: ninguna de las vías legales ni ninguno de los poderes, ha querido encarcelar a un solo funcionario, por muy corrupto, ladrón, represor, asesino, genocida, traficante o pederasta que fuere. La impunidad es total.

30) A resultas de ello, el gobierno golpista de Calderón se ha inclinado por la vía militar y policíaca para enfrentar los problemas: México fue en 2006 el segundo país (después de Irak) donde más periodistas murieron, en buena medida, a manos del narco, pero sobre todo, de narco-políticos, que castigan “ejemplarmente” a los periodistas que los denuncian. En 2007 México perdió ese lugar frente a Pakistán y Somalia (ambos en guerra civil). México es también el lugar donde más defensores de Derechos Humanos han muerto o han sido reprimidos, en toda América Latina (se supera ya a Colombia). Defensores de Derechos humanos, laborales, ambientales, infantiles, han sido atacados sistemáticamente durante los últimos siete años. Sin embargo, ha sido en el primer año de Calderón, donde las ejecuciones, desapariciones y encarcelamientos se han multiplicado.

31) Víctimas directas de la nueva ola represiva que se cierne sobre México son las comunidades indígenas de Oaxaca, Puebla, Guerrero, México y Chiapas que han sido brutalmente reprimidas por policías estatales, federales y grupos paramilitares en los últimos dos años. Su marginalidad no ha merecido que sus casos alcancen los titulares: mazahuas que se opusieron a que les arrebataran el agua, fueron violentamente reprimidos y encarcelados, nahuas de la Sierra norte de Puebla que se organizaron en cooperativas, fueron reprimidos y luego aterrorizados (algunos de ellos fueron mutilados) y expulsados de sus tierras por paramilitares y policía estatal. Ante la caída de popularidad del EZLN, el gobierno mexicano, por medio del Ejército y los paramilitares, está otra vez asediando a las comunidades indígenas zapatistas, y se apresta nuevamente a emprender una matanza de indígenas en Chiapas, creyendo que tal barbaridad será aplaudida. Hoy en Chiapas, el Ejército ha bloqueado accesos y tiene a las comunidades tzotziles y tzeltales zapatistas, al borde del aplastamiento. Mientras que en Oaxaca, organizaciones triquis y zapotecas (como el MULT) han sido perseguidas y sus líderes encarcelados y ejecutados, sin olvidar los 36 muertos y decenas de desaparecidos y encarcelados tras la brutal represión a la APPO y la grotesca guerra que el Ejército mexicano y la PFP emprendió en su contra.

32) Como la vía legal no ofrece a los 100 millones de mexicanos una vida digna, muchos han encontrado una forma “de vida” en el ilegal ambulantaje (para el cual las calles de las ciudades ya no se dan abasto), mercado que permite sobrevivir a millones de personas pero cuyas enormes ganancias sólo benefician a las autoridades aduanales (panistas) que dejan entrar toneladas de productos chinos de contrabando. Si no es el ambulantaje, la alternativa para sobrevivir es el narcotráfico (campesinos no han encontrado otra forma de sobrevivir que sembrar para el narco, con lo que son esclavizados), o bien, dedicarse de plano a la delincuencia organizada. El terrible crecimiento del narcotráfico responde a la terrible situación de esta guerra económica. EU insiste en ilegalizar las drogas y criminalizar a la gente que vive de ellas, ocasionando que esa gente se convierta realmente en criminal, sometiendo a la población a una violencia creciente. Esa política de EU obliga a que el gobierno mexicano destine numerosos recursos a una supuesta guerra que no será ganada, pues la ilegalidad conviene a las élites de ambos lados de la frontera, que se enriquecen gracias al narco. De hecho, son las mismas élites las que prohíben las drogas y se enriquecen con ellas (numerosos funcionarios de EU y México, en especial los políticos del PRI y del PAN).

33) La ilegalidad, es sistemáticamente convertida en “criminalidad”. EU trata así a los indocumentados ilegales, los acusa de criminales, y pronto los convertirá en “enemigos”. EU rápidamente transforma en “terrorista” a cualquiera que se oponga a sus intereses. El narco mexicano sirve y servirá de pretexto para la militarización del país. En respuesta, los narcos han aumentado su nivel de violencia, real y simbólica, y siguen al pie de la letra el papel que el gobierno les ha asignado, sembrando el terror en las calles. Pronto, la disidencia política será acusada de estar coludida con el narco, y todo movimiento social y político será acusado de “terrorista”. Ante el crecimiento del narco (impulsado por el gobierno) y el descontento social, la respuesta será la misma: el Ejército y la militarización del país.

34) A esta “solución” se la ha llamado “Iniciativa Mérida”, que es un “Plan México”, similar al implementado en Colombia por los EU. Se trata de la libre entrada de tropas norteamericanas y agentes de inteligencia de EU en territorio mexicano, para “asesorar” y “apoyar” al Ejército mexicano en su lucha contra el narco, además de 20 mil millones de dólares para financiar este plan. El “Plan Colombia” que empezó desde el año 2000, ha implicado que el ejército de EU combata en suelo colombiano a los movimientos sociales guerrilleros que han buscado desde hace décadas un cambio político y social en Colombia. El ejército de EU se especializa en la contrainsurgencia, en la represión y combate a poblaciones civiles, envenenando pozos de agua, cultivos y enfermando a las poblaciones con virus letales. Aún no entra el ejército de EU a México (o no lo sabemos aún), pero ésa es la meta de los políticos de EU: “seguridad” en el país vecino.

35) Para apoyar el Plan México, el gobierno de Calderón busca aplicar las mismas medidas judiciales y policíacas empleadas por Bush en EU como parte del estado de Guerra en que se encuentra de manera permanente desde 2001. Si alguien duda que México vive una guerra, ésta es una de las pruebas más claras: la Reforma Judicial que imita a la “Patriot Act” que permite investigar documentos personales, intervenir líneas telefónicas y hacer cateos en casas particulares sin la orden de un juez. Si bien esto ya lo hacía la policía judicial mexicana desde antes, ahora lo hará legalmente. Basta que la policía “sospeche” para que allanen una casa, intervengan teléfonos, registren documentos personales y destrocen lo que quieran en busca de “pruebas” (que bien pueden sembrar), y agarren detenido a quien les plazca. Esta reforma también legaliza los arraigos hasta por 40 días, sin que el detenido sea puesto ante un juez. También se le prohíbe recibir asesoría legal ni contacto con nadie más durante los días que dure el arraigo (un vil secuestro durante el cual el acusado podrá “confesar” lo que sea, tortura de por medio). A esta “ley” ya se le conoce como “Ley GESTAPO”, por emular las prácticas nazis: la reforma también abre la puerta para que cualquier ciudadano “denuncie” a su vecino “sospechoso”, y él mismo realice labores detectivescas y policíacas. Nada parece impedir los excesos policíacos. De hecho, el Ministerio Público ahora está impedido legalmente a revisar la conducta de los policías, pues estará “interfiriendo” en la investigación: el Ministerio Público ya no puede investigar nada, sólo le compete conformarse con la versión policíaca. Incluso, aquel funcionario que se atreva a sancionar a policía alguno, se arriesga a perder su trabajo indefinidamente. Sin embargo la nueva ley prevé la creación de un “súper juez” que sancione la conducta policíaca, pero sólo entrará en funciones hasta 2016 (!): es decir, todas las policías del país tienen 8 años de impunidad garantizada. Cabe destacar que dicha reforma fue aprobada en diciembre de 2007 por diputados y senadores del PAN, PRI y un fragmento del PRD (los “chuchos”), y sólo espera que los congresos estatales la aprueben (cosa que sucederá si no hay una reacción ciudadana que lo impida) para que luego Calderón la publique. Por lo pronto, ya se puso en práctica en las primeras horas de 2008 (en Oaxaca y en San Luis Potosí). Esta es una medida propia de un Estado policíaco dictatorial, capaz de cualquier cantidad de atrocidades “legales” …y no es broma.

36) A la Reforma Judicial hay que añadir las reformas legales hechas el 26 de abril del 2007 al Artículo 139 del Código Penal Federal, que consideran actividad “terrorista” a toda acción “violenta” que “atente contra la seguridad nacional o presione a las autoridades para que tomen una determinación”, lo que amenaza con convertir súbitamente toda protesta o manifestación en un acto “terrorista”, con penas de 40 años de cárcel y que como tal, puede ser directamente reprimido por el Ejército. Y aunque los senadores se comprometieron a corregir esa “reforma”, ya pasaron los meses …y nada.

37) Para mantener “limpia” la imagen del Ejército mexicano, el gobierno de Calderón sólo muestra las labores humanitarias en que éste asiste a la población ante desastres naturales (como la inundación de Tabasco, provocada por la misma negligencia del gobierno mexicano), y no deja de promocionarlos en spots televisivos, exaltando los valores militares en cuanto acto oficial pueda. La militarización también ocurre en el plano de los valores que se buscan imponer sobre la sociedad: orgullo y admiración por el ejército, para que toda la gente apruebe y justifique el despliegue militar. Los empresarios de la TV no dejan de martillar la idea de que todos los poderes en México son una basura (lo que revela una guerra constante contra el Congreso, fobia antiparlamentaria que en el caso de TV Azteca es casi patológica). Todos menos uno: el Ejército. Según ellos el inmaculado Ejército, es el único y último valuarte de la moral nacional.

38) El problema no es sacar al Ejército de sus cuarteles, sino regresarlo. Una vez afuera, en varios casos los soldados se han comportado como fieras con permiso para matar y violar. Los crímenes que están cometiendo en todas partes (violaciones colectivas, asesinatos “accidentales” y demás atrocidades) generan un estado de miedo y terror en el marco de su “lucha contra el narco”. El Ejército no ha dejado de adquirir armamento pesado y ligero, pues el gobierno ha erogado fortunas desde hace 10 años comprando todo tipo de equipos. Tan sólo en 2005 México importó armas (incluyendo misiles y explosivos, rifles semiautomáticos, y demás equipo militar), por más de 34 millones de dólares (siendo los principales abastecedores los Estados Unidos, China, Bélgica, Francia, Israel, España y Reino Unido). Con la misma intención de mantener esa “respetuosa imagen” del Ejército, sus crímenes han sido silenciados en todas partes, y para reprimir a las poblaciones rurales que se están organizando para reclamar mejores condiciones de vida, el Ejército mexicano (con la asesoría de EU) está alentando la formación de grupos paramilitares (que en Chiapas, Guerrero y Oaxaca son abundantes) que asesinan, envenenan pozos y destruyen sembradíos. Desde que entró Calderón, se ha estado implementando la militarización de todas las áreas rurales (con menos de 20 mil habitantes, las más pequeñas, las más vulnerables ante el Ejército) supuestamente para enfrentar al narco.

39) El colmo. Todas estas medidas represivas y criminales por parte del Estado, bajo la administración del golpista Calderón, están “bendecidas”, pues la Iglesia Católica (hoy bajo el liderazgo del papa Benedicto XVI, furibundo opositor del sincrético catolicismo tradicional mexicano y de los movimientos sociales de liberación) impulsa a través de grupos clandestinos de ultraderecha (como el Yunque) el adoctrinamiento de los soldados del Ejército mexicano, pues los Legionarios de Cristo los han estado “formando moralmente” desde hace casi diez años, para convertirlos no sólo en soldados al servicio de la patria, sino que también al “servicio de Dios” (y sus supuestos “representantes”). Y no sólo ello, sino que incluso también, durante el des-gobierno de Fox se impulsó la formación de grupos paramilitares de perfil cristiano fundamentalista (como el “Ejército Azul” que se prepara clandestinamente en Querétaro). ¿A qué están convocando con ello? ¿Una “Guerra Santa” contra todos los que se resistan a la guerra económica actual?, ¿una Cruzada como en tiempos medievales, para reprimir a los inconformes, y regocijarse en el espectáculo de una “Justicia Divina” ejemplar?

Como se puede apreciar, es el gobierno mexicano el principal enemigo del Estado mexicano: su abyección a los intereses extranjeros, a EU, a los grandes empresarios, es casi incomprensible, hasta podría decirse patológica. Hasta tenemos un extranjero, inconstitucional e ilegalmente nombrado “Secretario de Gobernación” (pues el profranquista señorito Mouriño renunció a la nacionalidad mexicana cuando ingresó al país), un español al frente del gobierno mexicano, cuyo principal interés es la privatización de PEMEX en beneficio de la propia familia Mouriño (y la familia Bush), cuyo principal negocio es justamente el petróleo. Ni siquiera el gobierno títere impuesto por EU en Irak es tan abyecto, pues ya defiende intereses soberanos. Tanta miopía, tanta crueldad, es inaudita. Pero es el pueblo mexicano el único responsable por permitirlo. Esta mafia ambiciosa, cruel, inepta, ha perdido el suelo, y busca con enfermiza avidez enriquecerse cuanto antes, a costa de la viabilidad del Estado mexicano.

La tibieza, la indolencia, el abandono que muestra el pueblo mexicano es sólo aparente: el hilo se va a reventar por lo más delgado. Si ha de reventar, mejor que lo haga de manera organizada. No esperemos un repentino Apocalipsis: le temo más a un gradual, lento y subrepticio desgarramiento social. Es urgente que la sociedad se organice, desde lo pequeño, desde lo local, con los recursos que sean, para enfrentar cada uno de los frentes de esta guerra declarada. Tejer vínculos unos con otros, fortalecer todo tejido social existente. Impedir que la violencia ciega nos devore. Nuestra supervivencia se juega en ello.

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