viernes, febrero 22, 2008

Carta a los Jóvenes del Siglo XXI

De comunistas y camaradas de la generación del 68

Compañeras y compañeros:

I

De nuestro pasado, del hoy y del futuro

Somos parte de la generación mexicana y universal del 68; nos hemos reunido para reavivar la memoria, la historia y raíces de los movimientos juveniles de los años sesenta; acordamos actualizar aquellas experiencias y hacer esta Carta.

Jóvenes comunistas, hoy veteranos de tantas batallas volvimos a encontramos; nuestras reuniones fueron entusiastas, llenas de alegría, conmovedoras, intercambiamos opiniones, rememoramos triunfos y derrotas, miedos, angustias y traumas. Hablamos de las memorables movilizaciones de los años sesenta. Comparamos situaciones. Tenemos el reto de ser congruentes y mantener en alto las banderas de nuestro pueblo por sus plenos derechos. No nos hemos rendido, ni nos rajamos, seguimos en la lucha por la libertad, la justicia, la igualdad, por el socialismo democrático. Contra viento y marea, el movimiento progresista en México ha avanzado, se fortalece y multiplica su influencia en la vida nacional. La vorágine de 1968 aún no se detiene.

Los jóvenes comunistas, la mayoría estudiantes y también la JCM de trabajadores, de campesinos, de los barrios, teníamos como objetivo y luchamos por realizar una nueva revolución; una transformación política y social que implantaría un poder democrático, y una sociedad sin explotación, justa y libertaria.

Luchamos bajo el manto constitucional con formas legales, pacíficas. Así resistimos, padecimos, evadimos y superamos la represión y el acoso pero no renunciamos a la desobediencia y a la resistencia civil de masas. Eludimos convencidos las tentaciones y razonamientos por la vía armada; nos diferenciamos sin renunciar a la solidaridad.

Después del 68, señaladamente del 2 de octubre y del 10 de junio, muchos de nuestros compañeros participaron en la resistencia armada integrando diversos movimientos guerrilleros. Unos y otros cubrimos nuestra cuota de sangre, de prisión, de exilio, persecución en la lucha por la libertad; unos y otros nos brindamos respeto y solidaridad. Con el tiempo nos hemos reencontrado sin acusaciones ni diatribas.

No se entenderían los principales cambios democráticos del país, sin la influencia ejercida por los miles de socialistas, comunistas y demócratas revolucionarios, de la pléyade de revolucionarios sociales enclavados en los diversos organismos sociales reivindicatorios e incluso algunos en los tres órdenes de gobierno. Somos gota de agua que perfora y quebranta la roca del poder autoritario.

Mantenemos en alto las banderas por la memoria, por la historia y por la reparación de agravios; por la indemnización a las víctimas de los crímenes del Estado mexicano. Intentamos recuperar la esencia y el contenido real de los planteamientos que proclamamos en los sesenta y convocamos a un ejercicio unitario de recuperación de la historia; a entrar al paraíso de la memoria.

Somos parte importante de la generación del 68.

Somos los problemas que pretendimos resolver y también somos los problemas que no pudimos resolver.

Somos parte de una generación de rebeldes con causas, de insurrectos solidarios, nosotros propusimos parte del sistema de ideales de los jóvenes de México.

Vivimos identificados con los principios que nos impulsaban, los cuales siguen siendo la razón de nuestras vidas.

Proclamamos que la historia del movimiento social y político de los sesenta no se puede entender sin una justa apreciación de los jóvenes comunistas. Durante décadas, para el régimen autoritario los comunistas, los socialistas libertarios mexicanos éramos y seguimos siendo los exterminables; y para los sectarios también hemos sido los excluibles; algunos, la mayoría seguimos proscritos de los memoriales y de las instituciones del Estado. Pero nadie nos podrá despojar del lugar que nos corresponde, Sin nosotros no hay historia completa. La organización mostrada en los acontecimientos, refleja en buena medida la presencia y el trabajo de los comunistas del 68 mexicano.

Los gobiernos estatales democráticos y de izquierdas, han hecho poco o casi nada por la historia, por la memoria del movimiento al cual se deben. Las entidades gobernadas por autoridades de extracción progresista no inciden en la justicia y en el castigo a los autores de los delitos de Estado, de lesa humanidad, reconocidos ya por un Estado confeso de ellos. El archivo del DF aún no se encuentra accesible; es hora de que el gobierno democrático del DF, las delegaciones y especialmente los gobiernos de Michoacán, Guerrero y Zacatecas desempeñen el papel que les corresponde. A la derecha le estorba la memoria y la verdad. Fox defraudó su compromiso y Felipe Calderón parece atrapado en un pacto por la impunidad.

II

El 68

El movimiento más importante de la segunda mitad del siglo XX

En 1968 el clamor juvenil por las libertades democráticas conmovió a México.

Nuestra generación vivió plenamente momentos intensos en la marcha de México hacia la li

bertad, la solidaridad, la igualdad, la justicia y en contra de los abusos del poder. Aún no se ha llegado a las metas pero ustedes y nosotros continuaremos avanzando hacia ellas. Hoy como ayer la inconformidad, la rebeldía y la lucha engendran la aspiración por la transformación democrática y el cambio social.

El auge del movimiento libertario en 1968 concentró largas jornadas de acción previa. El 68 no es un rayo que surge de la nada. Nuestra generación es el 68 pues las acciones juveniles de ese año encarnan los sacrificios y las visiones, los ideales de nuestro tiempo. Esas luchas son un legado ético, limpio, ejemplar. Fuimos factor del principio de un cambio de época. Actuamos conscientes en un muy complejo y promisorio entorno mundial y nacional. Nuestro internacionalismo socialista, solidario, es uno de los rasgos de la identidad generacional, con importantes acciones de apoyo a Cuba, Vietnam, República Dominicana, Panamá y otros pueblos en lucha de liberación antiimperialista. Las acciones contra las guerras imperiales de todo signo y por la paz formaron parte de nuestra cotidianidad.

En los años sesenta soñamos despiertos participando en inolvidables jornadas libertarias. Hicimos de nuestro lema:

Luchar mientras se estudia un estilo de vida; una identidad. Tiempos de lucha y fiesta, de alegrías, batallas, ilusiones, y romances, algunos para toda la vida. Gobernantes y mercaderes pretendieron reducirnos al triste papel de consumidores inconscientes pero nos convertimos en actores políticos, en luchadores por las libertades necesarias para una existencia digna. Nos respondieron con represión y violencia pero avanzamos. Así las muchachas conquistaron el derecho a ser y decidir; no fue insignificante poder usar anticonceptivos, minifalda, pantimedias. Así se apresuró la lucha por la igualdad y los derechos de género. El amor y la libertad sexual contribuyeron a abrir nuevos espacios de felicidad a los jóvenes de todo el mundo. Estos cambios son parte de una irreversible revolución cultural, de nuevas actitudes ante la vida social, política, económica, educativa. El movimiento del 68 caló muy hondo en todas las esferas de la vida nacional.

Los inconformes y rebeldes estudiamos y luchamos, nos organizamos; tratamos de hacer posible el México y el mundo mejores con los cuales soñamos y en pos de los que ofrendamos juventud, carrera y duros esfuerzos, en ello muchos compañeros entregaron la vida, sufrieron persecución y prisión política.

En 1968 la represión del Estado autoritario impulsó a la juventud a tomar las calles en lucha por las libertades democráticas. Estuvimos allí; participamos en las inmensas demostraciones colectivas, reclamamos diálogo público, libertad, justicia y democracia concentrada en los seis puntos del pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga. Respondimos con valor a la ofensiva inicial para aplastarnos; los jóvenes y adolescentes, muchachas y muchachos, los niños héroes del 68, derrotaron a los cuerpos policiales tradicionales; entonces el gobierno represor, incapaz de construir soluciones civiles, lanzó al ejército a cubrirse de oprobio, a destruir y matar. La del 68 es una generación mártir; una generación aplastada por la fuerza de las armas, transitoriamente derrotada en su intento de asaltar al cielo, profundamente herida en un país cada vez más asediado, sin embargo y sobre todo es una generación heroica. Los jóvenes comunistas fuimos protagonistas sin ambiciones protagónicas. Nuestros camaradas estuvieron en la primera línea de combate en la resistencia al terrorismo gubernamental.

La envolvente revuelta de la juventud, de los estudiantes, de la inteligencia nacional, de autoridades universitarias y de distintas fuerzas políticas y sociales soldó una poderosa alianza de la diversidad democrática y socialista abrió cauces a una nueva situación.

En los sesenta los estudiantes mostramos la urgencia del cambio democrático. El 68 estalló el clamor libertario de la sociedad mexicana. Estuvimos en el umbral de una transición pacífica, incruenta pero el Estado optó por el aplastamiento bestial y criminal de su juventud. La sangre derramada, los millones de días de prisión política, el terrorismo de Estado cerraron temporalmente las puertas a las libertades democráticas. Con todo, 1968 debe ser visto en su significado libertario íntegro que no debe ser opacado por la loza del crimen.

La generación del 68 marchó por una muy ancha ruta libertaria, escribió capítulos de heroísmo frente a la ignominia del poder y la masacre del 2 de octubre, resistió la persecución, la cárcel política y mantuvo en alto las banderas de las libertades democráticas.

Por esas luchas nuestras, por las acciones de aquéllos precursores quienes nos mostraron el camino y han perseverado en la batalla, poco a poco fuimos logrando un cambio lento, muy lento, una metamorfosis que no termina de cristalizar.

Tuvimos errores y desatinos y aunque aún no alcanzamos las metas, todo aquello valió la pena.

En agosto de 1968 por el ascenso del movimiento los estudiantes creamos las mejores condiciones para una solución pactada. El gobierno tuvo que expresar, aunque fuese una simulación, su disposición al diálogo. Estuvimos en el umbral de una victoria de trascendencia histórica inimaginable. Lamentamos no haber logrado construir una mayoría por el diálogo. La votación adversa en el CNH antes del 27 de agosto rechazando el diálogo fue el mayor error cometido, colectivo y por ello nuestro.

A pesar de nuestra oportuna percepción de la inminencia de la represión, de los riesgos por las provocaciones, no fuimos capaces de convencer al CNH y al movimiento de la necesidad de una oportuna, digna, combativa y organizada vuelta a clases cuando la huelga ya se había agotado. Lo más inteligente, la decisión aguerrida estaba contenida en la propuesta de retroceder levantando la huelga pues las circunstancias después del 27 de agosto había sufrido un vuelco. El reto entonces era cuidar lo logrado, afianzar los avances, y conservar las fuerzas para continuar el combate en las nuevas condiciones.

Nosotros en la cárcel y en las calles mantuvimos la dignidad, la lealtad, el espíritu del movimiento. La traición nunca fue un signo de los jóvenes comunistas. El tiempo así lo acreditó

III

México hoy

Jóvenes amigos:

Hoy como hace 40 años México requiere de una profunda transformación democrática, de la invención de un sistema político a la altura de una nueva sociedad más compleja. En nuestro gran país no se ha logrado instaurar el régimen político, económico, social, educativo y cultural democrático que facilite la imprescindible participación social. No existen todavía las nuevas instituciones que sustituyan, desarrollándolas, a las creadas por la revolución de 1910-17; ni mucho menos tenemos las estructuras que faciliten edificar el país justo que es posible y necesario.

México hace 40 años tenía muchos problemas pero no era tan abundante y humillante la pobreza y los contrastes sociales. México hoy es un país socialmente depredado, erosionado en lo ambiental, en lo social y en lo político. Si comparamos los datos comprobamos el fracaso de las políticas públicas de las últimos cuatro décadas. México ha retrocedido pues está estancado económica, social y políticamente. En estos años hemos perdido más de 200 mil kilómetros cuadrados de bosques y de selvas. Prevalece una monstruosa desigualdad en la distribución de la riqueza, la corrupción se agravó.

La emigración se ha convertido en una cruel sangría de recursos humanos y en un subsidio enorme, un poderoso soporte a la economía de la potencia del norte. Millones de jóvenes son el sostén principal de las familias mexicanas mediante la transferencia de más de 23 mil millones de dólares anuales. Los emigrantes mitigan los efectos de la polarización y del empobrecimiento causado por las políticas neoliberales y también han dado paso a un importante movimiento de recuperación cultural y territorial de lo mexicano dentro del imperio. Este es un nuevo papel de la juventud mexicana que ustedes desempeñan a costa de inmensos sacrificios.

México es un país donde los atropellos a la justicia y los viejos problemas políticos resurgen peligrosamente. Las instituciones y los poderes han sido envilecidas por una clase política decadente que hizo del cinismo su único valor. Y para colmo de males ahora somos un país inmerso en una ilegal, anticonstitucional y no declarada guerra sucia donde las violaciones al orden constitucional y a los derechos humanos son hechos de cada día.

La vía mexicana de responder a los problemas inventando estructuras burocráticas ha fracasado. Se derrochan miles de millones en aparatos institucionales pero los derechos humanos no mejoran; la honestidad electoral y el sistema de elecciones está pervertido a pesar de sus costos inconmensurables; el IFE, el TRIFE y los organismos estatales defraudan los anhelos por elecciones de calidad, equitativas y honorables; donde los votos cuenten y se cuenten verazmente y se ponga coto al poder del dinero que pervierte los procesos electorales. La vida política mexicana de hoy es bárbara, cara, inútil e improductiva; sólo ilusiona y beneficia a las cúpulas políticas.

En México todavía no prevalece un sistema electoral que privilegie la disputa legal y honesta en la formación de los poderes públicos. Somos una sociedad plural, ávida de encaminar sus esfuerzos por las vías constitucionales, pacíficas; por la senda de la tolerancia y del pluralismo. México no vive con guerra civil gracias a la madurez de la sociedad, y a su negativa a entrar en la vía de la lucha armada.

La coyuntura social y política es sumamente delicada. Prevalece un clima de muy alta y extendida inconformidad; la inseguridad es un flagelo nacional contra los civiles. Vivimos una situación riesgosa. Los granaderos y el ejército tornaron a ser, están siendo, el recurso preferido del gobierno frente a los justos reclamos de la gente. La política es bisturí y la tropa machete. Las cárceles se vuelven a poblar de presos políticos: Guadalajara, Yucatán, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y en los penales de alta seguridad… En todo el país suman ya cientos los presos políticos. Los gobiernos federal y de algunos estados reprimen con crueldad, con saña, con odio y rencor inusitados. Los enerva una especie de narcótico clasista y político; detestan a los mugrosos luchadores sociales y políticos por la transformación democrática de México, nos tratan como enemigos exterminables… La brutalidad policial, la barbarie, las torturas, las desapariciones y ejecuciones han vuelto con fuerza creciente. Un gobierno de cuestionada legitimidad, hace de la mentira y del engaño el recurso supremo de relación con la gente.

En algunos movimientos sociales se cometen abusos y tropelías por los vacíos y las carencias de cultura democrática; por los desvíos de los partidos de las izquierdas. Independientemente de que hubiere excesos, demandamos poner fin a la represión y al terrorismo del estado mexicano en contra de sus opositores; deben atenderse y resolverse las causas del descontento desbordado.

Libertades democráticas es una palabra de orden vigente. Hoy como ayer reclamamos libertad a los presos políticos, presentación con vida de los detenidos-desaparecidos, cese a la represión, derogación de los artículos que igualan lucha social con terrorismo, cese y castigo a los responsables de la represión. Nos pronunciamos por la memoria y por la justicia.

Deploramos la desaparición de la Fiscalía Especial para Delitos del Pasado y el incumplimiento de los compromisos gubernamentales con la justicia y con la memoria, con la reparación integral, de daños y agravios— de acuerdo a las normas internacionales—; con el castigo a los culpables de delitos de lesa humanidad. Reprobamos el papel del poder judicial y el congelamiento por la PGR de los pliegos de consignación por la guerra sucia y los cientos de desaparecidos y de las ejecuciones extrajudiciales, así como la complicidad y la omisión en los procedimientos ministeriales en el juicio contra Luis Echeverría Álvarez, quien formalmente preso, sigue mofándose de las víctimas y atropellando a los órganos del Estado mexicano. La impunidad ha hecho de nuestro país el paraíso de la delincuencia y la causa de fondo de un sistema carcomido por la corrupción.

IV

La agenda socialista del siglo XXI

Jóvenes de hoy. Nosotros, nuestra generación intentó y soñó con el cambio. Amó y ama la verdad. En las nuevas circunstancias los retos de ustedes parecen superiores y sin embargo ustedes tienen nuevas y mejores plataformas de partida.

Hoy como antes y ahora más que nunca, consideramos posible y necesario construir el socialismo democrático y libertario. México requiere elaborar su propia agenda socialista del siglo XXI.

Ustedes, los jóvenes del siglo XXI, los del tercer milenio, sin mediatizaciones desempeñarán su propio papel, con su cosmovisión, compartirán la formulación de la agenda del socialismo del siglo XXI, para intentar convertir sus ideales en realidades. La mundialización capitalista, la globalización neoliberal actual es flagelo que agudiza muchos problemas pero también es oportunidad para acelerar la realización del internacionalismo socialista, libertario, humanista, democrático.

Los jóvenes siguen siendo revolucionarios, innovadores y rebeldes. Cada generación nace rechazando la injusticia y la crueldad en su entorno, soñando con un mundo mejor. El devenir de los años mella este espíritu pero no lo aniquila. No son ustedes los indiferentes. Nosotros aprendimos a pensar libremente cuando estaba prohibido hacerlo; entonces como hoy, la libertad del ser pasa necesariamente por la libertad de pensar, de indagar, de imaginar, de saber.

La responsabilidad por cierto vacío es uno de los pasivos de los partidos y de los dirigentes que antepusieron los intereses de grupos y de corrientes a los supremos del país, ellos le han dado la espalda a las mejores tradiciones de la izquierda mexicana. Esa izquierda no gobierna, no legisla y no actúa con métodos, formas y contenidos propios de la izquierda, de las causas, de los anhelos y de los ideales de nuestro movimiento; que se distinguió por ser solidario con todos los movimientos de transformación social que plantean un nuevo amanecer.

El mundo ahora es mucho mejor desde el punto de vista de la revolución del conocimiento y de la información. Las posibilidades de la comunicación y de la coordinación horizontal son incontenibles. Del mimeógrafo y del linotipo a la Internet hay una época de distancia. La censura y el ocultamiento están siendo irreversiblemente derrotados. A pesar del creciente control de los medios masivos de comunicación existe un infinito espacio de libertad en el mundo virtual. La realidad está a la vista, la verdad se abre paso por encima de los medios tradicionales de control.

Los jóvenes hoy son más, y con un potencial revolucionario superior.

La izquierda electoral subyugada por el pragmatismo y encadenada al cinismo ha perdido a los jóvenes. Ninguno de los partidos tiene escenarios adecuados para encauzar los anhelos de la juventud. México necesita un relevo generacional en los partidos políticos de la izquierda, en los organismos de la sociedad y sobre todo en los tres órdenes de gobierno. México, un país de jóvenes está sometido a dictados individualistas decadentes y seniles. En particular los partidos de las izquierdas tienen un divorcio con la juventud mexicana. Llamamos a la juventud y a los estudiantes a una revuelta democrática que coloque los anhelos, las causas y las visiones de la juventud en el lugar destacado y en la dimensión colectiva que le corresponde.

En nuestro país es urgente la reforma y la revolución democrática de la educación. Esta es una de nuestras mayores aspiraciones. Hoy en el mundo el conocimiento, la ciencia, la investigación, la tecnología, la innovación son en su conjunto el mayor valor agregado, el bien más apreciado.

En México persiste el desmantelamiento del sistema de educación pública y no existe una política social y nacional que aliente el conocimiento. Lejos de la transformación científica del sistema de educación y de investigación, la escuela está sometida a una pandilla sindical cómplice del gobierno, sufre el deterioro de contenidos, de la filosofía y del método enseñanza/aprendizaje.

Sin la juventud no hay transformación democrática posible y sin la izquierda socialista tampoco. Esta es una de las más grandes lecciones del triunfo que no fue tampoco en el 2006.

Hoy nuestra América vive una nueva esperanza de unificación. Hoy como ayer un haz de pueblos lucha por su identidad y en busca de relaciones que no medren con su crecimiento.

Hoy existen nuevas causas, problemas, temas y acontecimientos que reclaman innovar y recrear una visión abierta y revolucionaria que abra nuevos caminos y horizontes a la responsabilidad ciudadana de cómo hacer esa nueva política que sepulte al conservadurismo individualista, burocrático y patrimonialista.

A los jóvenes de hoy les sugerimos que vivan en la historia y a que escriban la propia. Reconozcan las páginas de lucha de nuestros pueblos, recuperen su memoria y desde una nueva realidad sean la generación del relevo de un movimiento por el México y el mundo que ustedes merecen.

Jóvenes: La revolución, el socialismo y la transformación democrática tocan a sus corazones.

Proclamamos la superioridad económica, tecnológica y ética del verdadero socialismo democrático. La conmemoración del bicentenario de la independencia, del centenario de la revolución del 10-17; del Cuarenta Aniversario del 68 pueden propiciar escenarios adecuados de reflexión transformadora.

Los jóvenes comunistas internacionalistas y solidarios nos pronunciamos a tiempo y en su momento contra la injerencia en los movimientos revolucionarios, contra la intervención soviética en Checoslovaquia y en Afganistán;.condenamos al imperialismo, y hoy en especial a la agresión a Irak y otros pueblos; reprobamos al militarismo y la solución violenta de divergencias. Luchamos en contra de toda opresión y discriminación de los pueblos originarios y de las minorías.

Hoy como siempre repudiamos el estatismo, la antidemocracia, la violación de los derechos humanos, la improductividad y la degradación del trabajo.

El mundo no es aún el que soñamos y México tampoco.

El humanismo libertario socialista es una fuente de energía inagotable que no se destruye.

No albergamos desaliento, sólo afanes de recuperación.

Mediante una revolución política, moral, intelectual y práctica el socialismo resurgirá definitiva e indefinidamente.

A grandes males, grandes remedios.

V

Nuestro credo generacional

Nosotros jóvenes del 68, libertarios, comunistas proclamamos:

Creemos en el hombre, en su capacidad para hallar la verdad y hacer el bien. El ser humano es el punto de partida y el destino de toda transformación social;

Creemos en la democracia, considerándola no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo;

Creemos en la propiedad social, en la autogestión, en el fin de la explotación como origen de bienestar y de justicia;

Creemos en el trabajo y en la producción como fuentes supremas de la riqueza;

Creemos en la solidaridad y en la paz;

Creemos en una revolución productiva para una nueva sociedad rural, para la soberanía alimentaria y el fin del hambre;

Creemos en los derechos políticos y sociales a los pueblos originarios y de las minorías; en el florecimiento del pluralismo; en la multiculturalidad;

Creemos en la posibilidad de mejorar la calidad de vida, promoviendo la colaboración colectiva, la conciencia de nuestro ser social, la cultura que nos da identidad y el respeto ecológico, la elevada civilidad y el respeto ambiental;

Creemos en la libertad de investigación, en la innovación; y que los avances científico-tecnológicos deben estar al servicio de toda la humanidad. Hacer más placentera la alegría de ser, de luchar, de estudiar.

Creemos en la comunicación social democrática y en el florecimiento de las redes informáticas.

V

Por la ruta libertaria del 68

Jóvenes y compatriotas progresistas:

Llamamos a los luchadores de hoy, a los protagonistas del 68, a las víctimas de los crímenes del estado mexicano, a sobrevivientes y familiares, a los partidos y movimientos de las izquierdas; a los partidarios de la democracia y en general a todos los mexicanos a organizar la conmemoración combativa, reflexiva, unitaria e incluyente del movimiento del 68. En particular a otras vertientes de nuestra generación les decimos que independientemente de las discrepancias y de las diferentes percepciones que tenemos de los acontecimientos de aquella década y del 68, que la unidad de acción es posible y necesaria como entonces. Conmemorar el 68 es asimilar hoy sus lecciones y experiencias.

Intentemos reconstruir la ruta libertaria del 68. La cronología del conjunto de los hechos, de las acciones, de las hazañas memorables de aquel año; así como organizar la protesta en contra de la impunidad por la masacre del 2 de octubre, de todos los actos represivos del gobierno mexicano.

El movimiento del 68 dejó una profunda huella en la historia de nuestra patria.

Nosotros sobrevivientes honramos la memoria de nuestros camaradas. Ellos viven en la historia. Hagamos del 2008, cuarenta aniversario del 68, un año de memoria histórica.

Proponemos actividades de unidad de acción con jóvenes de hoy, con los luchadores por la transformación democrática de México.

Jóvenes;

Los convocamos a luchar por la paz y la verdad; por una vida mejor.

México será libre, justo, democrático, solidario cuando ustedes tomen en sus manos, aliados con otras fuerzas productivas y políticas, la lucha por su transformación democrática.

La rebeldía, la lucha, la inconformidad son las parteras de la historia.

Hoy más que nunca el socialismo libertario y democrático es posible y necesario.

México, a 6 de febrero del 2008.

Firmas: Martha Servín, Ana María Pérez García, Herlinda Sánchez Laurel, Elba Pérez Villalba, María de la Luz Núñez Ramos, Yolanda Gaytán, Guadalupe Sánchez León, Yolanda Robles Garnica, Citlali Martínez, Esther Posadas Segura, Rocío Moreno Rodríguez, Patricia González Rodríguez, Maricela Quinto Gaytán, María del Rosario Quiñónez Payán, Irma Ramírez Orozco,
Marcelino Perelló Valls, Joel Ortega Juárez, Jorge Medina Viedas, Mauro César Enciso Barrón, Carpóforo Cortés Varona, Mauro Espinal, Jesús Vázquez Vázquez, Felipe
Galván, José David Vega Becerra, Florencio Posadas Segura, Cuauhtémoc Sandoval Ramírez, Benito Alejandro Collantes Martínez, Raúl Talavera, Marcos Gutiérrez, Baudelio Mancillas Leal, Edgar Morales Carranza, Humberto Pérez, Pablo Martell Santos, Juan Manuel Posadas Molina, Liberato Terán Olguín, José Luís Victoria, Arturo Martínez Nateras, Juvenal González, Carlos Razo Horta, Adolfo González Zamora, Marco Antonio Berelleza Fonseca, Jaime A. Valverde Arciniega, Guillermo Ramírez, Ramón Cárdenas Villareal,
Marcos Leonel Posadas Segura, Rodolfo Echeverría Martínez, Felix Goded Andreu, Eduardo Franco, Fabián Soto Martínez, Vicente Villamar Calderón, Armando Real Mena, Arturo Zama Escalante, Carlos Reyes Romero, Leoncio Domínguez Covarrubias, Efraín Bermúdez, Eduardo Ibarra Aguirre, Elpidio Tovar, Rogelio Hernández López, Julio Santucho, Alejandro Múgica, Américo Saldivar Valdéz, Guadalupe Sánchez Jiménez, Mario Ramírez Salas, Fernando Pineda Ochoa, Fernando Pineda Ménez, Ramón Sosamontes, Leonel y Jorge Chávez Palma, Adolfo Pérez Espinosa, Genaro Rodríguez Rodríguez, Eleazar Ortega Martínez, Carlos Jiménez Constantino, Eleazar Salinas Olea, Rigoberto Rodríguez Benítez, José Ramón Montoya Espinoza, Rubén Burgos Mejía, Manuel López Álvarez, Lorenzo Terán Olguín, Marco Antonio Cervantes Inzunza, Raúl Espinoza Gamboa, Saúl Reyes, Gallegos, Luciano López Zamudio, Sergio Villalobos Navarrete, Carlos Karma Quiñones, Cornelio Sánchez Ramos, Humberto Sotelo Mendoza, Ernesto Martín Pereira Cámara, Santiago Guerrero Gutiérrez, Tania Gómez, Metzeri Martínez Núñez, Iñaki Brunet Mutz, Francisco Valenzuela Montes, Netzahualcoyotl Bustamente Santín

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