domingo, febrero 03, 2008

Ciegos unos, sordos los otros

María Teresa Jardí

A Chilo, que hoy cumple un año más de invaluable madurez

No fueron ni treinta ni cuarenta mil y sí quizá rebasaron los doscientos mil, de todos los colores, brillando por su ausencia el blanco y el azul, como señalara alguno de los cronistas de la marcha campesina realizada en la ciudad capital del país irreconocible en que México se ha convertido desde la llegada de la derecha al poder..

Pero ¡aguas! porque ya muestran la cara de vendidos los infiltrados en la nueva organización ciudadana que se gesta al lado del movimiento popular entre los campesinos.

A la prensa vendida, telecracia incluida, le vino muy bien lo de la quema del tractor para destacar la violencia y matizar los cientos de miles que acudieron, en representación de otros muchos, a la Ciudad de México a exigir la revisión del TLC y a defender el petróleo y la electricidad.

Me explican, los que ahí estuvieron, que el que quemó el tractor fue Armando Villarreal Martha, cabeza de una organización del Noroeste de Chihuahua que se hace llamar Organización Agrodinámica Nacional y quien va por el mundo exigiendo la siembra de maíz transgénico, luego de un efímero paso por el Frente Democrático Campesino y una breve estancia, al parecer, en la cárcel. Los tractores de Chihuahua y de Guanajuato empezaron la marcha antes de lo acordado, buscando llegar al zócalo para hacerse del estrado. No les salió, del todo bien, aunque la quema hizo su parte, porque alguien alertó a miembros del FDC de "que quería Villarreal Martha armar bronca y agandallarse el proceso".

No le salió del todo bien a los infiltrados, aunque algo cosecharon con la quema del tractor, porque otros, que ya estaban en el zócalo, no lo permitieron. Pero tendrían que alertar el hecho para procurar evitar a los infiltrados tan convenientes para justificar la represión en marcha.

Luego de que el POR ESTO! diera a conocer otra de las muchas estafas de los amigos de Patricio, cometida contra el pueblo yucateco, el robo, pues, de los terrenos del FONDEPORT, en Progreso, haciéndose a precios de risa y mediante información privilegiada de más terrenos. Lo que, por lo visto, propició el pago de la ya mermada fianza dejada por un benévolo juzgador en tan sólo 9 millones 826 mil pesos, en aras de la rápida excarcelación --debidamente negociada por el PRIAN la salida de Guzmán Alcocer-- no fuera a ser que se viera obligado el procurador a consignar por ese otra estafa a ese impresentable sujeto, qué bueno que Ivonne Ortega haya declarado que no se hará el segundo anillo periférico.

Pero no es suficiente con eso ni tampoco con el plan de desarrollo de la gobernadora. La discusión pendiente de abrirse, la que a la sociedad le importa o mejor dicho la que tendría que
importarle, porque el afectado a largo plazo con las decisiones de los efímeros gobernantes es el pueblo, va en el sentido de qué ciudad queremos que Mérida sea y de qué estado queremos que Yucatán siga siendo, a lo que me referiré mañana.

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