Hillary Rodham Clinton llega al “supermartes” rodeada, protegida y asesorada por muchos de los más cercanos colaboradores de su marido Bill cuando, durante ocho años, éste ocupó la presidencia de Estados Unidos. Sometidos a las normas de “confidencialidad y fidelidad absoluta”, estos cerebros, gracias a su experiencia y a sus contactos dentro del “círculo rojo” de Washington, no sólo han podido meter sus narices en los planes de Barack Obama, sino también reunir enormes cantidades de dinero...WASHINGTON.- “Confidencialidad y fidelidad absoluta” son las dos condiciones que han cumplido los asesores, estrategas, jefes y colaboradores de Hillary Rodham Clinton desde principios de 2006, cuando ella y su esposo, Bill Clinton, empezaron a reclutar al exclusivo equipo que la acompañaría en su búsqueda de la candidatura presidencial por el Partido Demócrata. En todas partes se considera que el verdadero jefe del grupo que este “supermartes” se medirá en las primarias contra el acompañamiento de Barack Obama, es el propio Bill Clinton, pues la mayoría de los colaboradores de Hillary trabajaron muy estrechamente ligados a su esposo cuando éste ocupó, durante ocho años, la presidencia de Estados Unidos. No deja de advertirse, sin embargo, el ingrediente femenino en la llamada “Hillarylandia”, pues su maquinaria política y electoral está integrada sobre todo por mujeres: Patti Solís Doyle, jefa de la campaña; Tamera Luzzato, jefa del gabinete; Ann Lewis y Capricia Marshall, encargadas de atrapar el voto femenino; Neera Tanden, directora de asuntos políticos; Huma Abedin, asistente personal de la candidata; Evelyn Lieberman, asesora política y responsable de estrategias para recabar fondos; Melanne Verveer, otra recolectora de dinero; Cheryl Mills, asesora de asuntos legales, y Maggie Williams, confidente, asesora y consultora que, en octubre de 2006, reveló al diario The Washington Post los mencionados requisitos para ser parte del staff.Todo este batallón de mujeres tienen una larga experiencia en asuntos políticos y electorales a nivel nacional y están totalmente convencidas de que la senadora por Nueva York reemplazará en la presidencia a George W. Bush el 20 de enero de 2009.Solís Doyle, quien bajo la dirección del expresidente Clinton supervisa todas las estrategias de la campaña, es hija de una pareja de inmigrantes mexicanos asentados en Chicago. Desde 1991, los Clinton la contrataron para supervisar las campañas proselitistas de ambos y permaneció con ellos durante los ocho años de la presidencia de Bill, trabajando como asesora en la Casa Blanca para la oficina de la primera dama.Solís Doyle fue además la primera pieza responsable (desde 2005) de organizar actos para obtener recursos rumbo a la campaña presidencial de su jefa. Ella se destaca justamente por su fidelidad a la senadora Clinton y por su hermetismo, incluso ante sus propios compañeros, sobre las estrategias políticas del grupo.“Todas los días a las 7:30 de la mañana, Patti realiza una reunión a puerta cerrada con los principales estrategas de la campaña, y lo que se decide ahí, lo que se dijo o se acordó, nadie, pero absolutamente nadie que no haya estado en el salón lo sabe”, refiere a Proceso una colaborada de Hillary que pidió no revelar su identidad.“Si no son los jefes, nadie se entera de lo que pasa en las reuniones que encabeza Patti, en las cuales muchas veces participan la senadora Clinton o su esposo”, indica. Además de Solís Doyle, las estrategas de campaña más importantes para la senadora Clinton son Lewis, Marshall, Tanden y Abedin. Lewis, por ejemplo, es una reconocida activista del Partido Demócrata, quien junto con Marshall –secretaria de asuntos sociales de Hillary cuando fue primera dama– ha logrado conseguir el compromiso de apoyo de varios grupos femeninos en toda la Unión Americana, los cuales, como se vio en la elección de Nueva Hampshire, resultaron cruciales para derrotar en esa fase electoral al senador Obama.La dupla conformada por Tanden y Abedin es la que elige los lugares y actos en los que Hillary debe presentarse para seguir reuniendo recursos. El 17 de enero, por ejemplo, organizaron una cena de gala en Los Ángeles, California, donde la senadora ofreció un breve discurso y recolectó 3 millones de dólares.Pero si de conseguir dinero se trata, Lieberman, quien fue subjefa del gabinete en la presidencia de Clinton y actualmente es funcionaria de la prestigiosa Smithsonian Institution, se ha destacado como la principal y más exitosa organizadora de actos de recolección –se le atribuye la reunión de varias decenas de millones de dólares–, y esto, sin tener un puesto oficial dentro del organigrama de la plataforma proselitista.Ella es también la encargada de despedir al colaborador de la campaña sospechoso de haber hablado con la prensa, ya que, de acuerdo con varios de sus ayudantes, la senadora Clinton no soporta que se filtre información sobre sus planes porque la prensa aprovecha los datos para difundir cosas negativas sobre ella.“Eso forma parte del compromiso que se hace para trabajar aquí. Lo cumples o te vas”, enfatiza la colaborada de Hillary Clinton entrevistada por Proceso.
Los acólitos y el dinero
Fuera del grupo femenino más allegado a Hillary, Mark Penn, el estratega político y encuestador de la campaña, así como Mandy Grunwald, jefe de la oficina de comunicaciones, son los colaboradores más importantes para la definición de las giras proselitistas. Funcionarios de la Casa Blanca, durante la presidencia de Bill Clinton, ahora deben responder a las críticas de sus oponentes y establecer las tácticas de ataque contra Obama, el enemigo número uno de los Clinton.Después de la derrota de Hillary ante Obama en el caucus de Iowa el pasado 3 de enero, Penn y Grunwald iban a ser despedidos por la aspirante presidencial, ya que se les achacó, erróneamente, haberla proyectado como la vencedora. Ambos permanecen en el equipo por intervención directa del expresidente.Como “los acólitos de Bill Clinton” se conoce en los círculos políticos a Harold Ickes y Howard Wolfson, dedicados a diseñar los mensajes de la candidata y todas las estrategias de la plataforma política, funciones similares a las que ejercieron en la Casa Blanca con el presidente Clinton.La ventaja que tiene la senadora por Nueva York, con los acólitos de su marido, es que conocen a la perfección a todos los actores del “círculo rojo” de Washington, tanto del Partido Demócrata como del Republicano, y a través de sus influyentes y poderosos contactos políticos se enteran de cuanto ocurre en las filas de Obama.En Washington se dice que, si la aspirante demócrata gana primero la nominación y luego la presidencia, los talentos que la rodean –con su experiencia, conocimientos y contactos– podrían inclusive opacarla. Por ejemplo, en el grupo de asesores –internos y externos– de la aspirante demócrata se encuentra la abogada de la campaña, Cheryl Mills, quien fue subasesora de asuntos legales de la presidencia de Clinton y litigante defensora del presidente durante el juicio político que le hizo el Senado por su relación extramarital con la becaria Mónica Lewinsky.Así mismo, el asesor para la recolección de dinero de la campaña de Hillary, Terry McAuliffe, fue asesor en la presidencia de Bill Clinton, mientras que el último jefe del gabinete de éste, John Podesta, presta servicios de asesoría general en la campaña de Hillary. Muy activos en el equipo de Hillary se encuentran igualmente Madeleine Albright, exsecretaria de Estado; Richard Holbrooke, exembajador de Estados Unidos ante la ONU; Sandy Berger, exjefe del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca; Wesley Clark, general retirado exintegrante del Estado Mayor Conjunto y excandidato presidencial demócrata; Robert Rubin, exsecretario del Tesoro, William Perry, exsecretario de Defensa, y Geraldine Ferraro, exsenadora y excandidata a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata.La asesoría con la que cuenta la senadora Clinton aumenta sus posibilidades de que sea la primera mujer candidata a la presidencia de Estados Unidos y, desde luego, ella sabe que algunos de esos cerebros políticos clintonianos quieren regresar al poder si ella triunfa. Se dice, por ejemplo, que Holbrooke podria ser secretario de Estado; Podesta, jefe del Consejo de Seguridad Nacional, y Clark, también secretario. Pero nada está escrito, porque entre sus propios elegidos Hillary cuenta con la lealtad a toda prueba de su asesor Kris Balderston; de la encargada de su agenda, Kim Molstre; de su director de asuntos personales, Mike Henry; de su portavoz, Phil Singer, y de sus consejeros personales, Lorraine Voles y Phillipe Reines.Además, los cerebros políticos no lo son todo para ganar la candidatura en el caucus primario que se realizará este 5 de febrero en 22 estados de la Unión Americana, en la fase electoral interna conocida como “supermartes”, ya que juega un papel no menos relevante el dinero reunido hasta la fecha.Y, al respecto, durante todo 2006 los Clinton manejaron una exitosa estrategia de financiamiento y rompieron todos los récords dentro del Partido Demócrata, pues de acuerdo con las cifras oficiales, hasta el 30 de septiembre de 2007 había sumado un total de 90 millones 935 mil 788 dólares, de los cuales se habían gastado ya 40 millones 472 mil 775. Le quedaban, pues, 50 millones 463 mil 13 dólares en efectivo y una deuda (sic) por 2 millones 347 mil 486 dólares.Según el reporte que recibió la Comisión Federal Electoral, la campaña presidencial de Hillary Clinton había recibido, hasta la fecha mencionada, 79 millones 644 mil 559 dólares (88% del total) en contribuciones personales; 748 mil 52, de grupos con intereses creados (cabilderos); 304 mil 408, de empresarios; 58 mil 600, de sindicatos laborales y 181 mil 484 dólares, de grupos defensores de diversos programas sociales.Debido a la regla de confidencialidad de su equipo de campaña, nadie sabe cuántos dólares más ha recolectado Hillary a partir del pasado 30 de septiembre, pero algunos expertos en materia electoral estiman que, con la ayuda de su marido, podría tener en sus arcas por lo menos otros 80 millones de dólares. l
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