José Agustín Ortiz Pinchetti
Cuando Santiago Creel dijo que aceptaba el debate con AMLO sobre la privatización del petróleo pensé que al senador le había regresado un poco de la enjundia que alguna vez tuvo. Discutir a plena luz un tema capital para la supervivencia del Estado mexicano en lugar de ocultarlo y negarlo con la hipocresía proverbial del PAN sería un gesto respetable de un político moderno. Al poco tiempo supimos que se trataba de un desplante vacío. Como diría el viejo comentarista de la tauromaquia (a la que Creel es muy aficionado), el líder panista prefirió “la graciosa huida a la apasionada entrega”.
La trayectoria de Creel ha sido vacilante En un primer momento en 1993 deja una exitosa práctica profesional para incorporarse entusiasta al movimiento democrático. Actúa como consejero del IFE, con valentía y eficacia en la difícil coyuntura de 1994. Ayuda a revelar el fraude de Madrazo contra AMLO en Tabasco en 1995 y en el seminario de Chapultepec que abre la puerta a la reforma de 1996. Se vuelve diputado panista y se va opacando. El PRI y el PAN lo nulifican.
En 1999 se cuelga a la estrella de Fox. Sin méritos llega en unas semanas a la Secretaría de Gobernación, cuando a los políticos avezados les tomaba 25 años. Como era lógico, en Bucareli tiene un desempeño incompetente y además frívolo. Débil, permite que políticos voraces llenen el vacío de poder: Elba Esther, Madrazo y más tarde Salinas. Creel es responsable del desastre en la elección del Consejo del IFE en 2003. Le permite a la maestra quedarse con el control de ese órgano vital de la política. Cuando Fox en 2004 decide destruir políticamente a Andrés Manuel, Creel se convierte en su cómplice e instigador. Coopera en el desafuero. Todo por convertirse en el “tapado” de Fox. Pierde la carrera con Felipe Calderón cuando lo descubren en jugosas concesiones a Televisa a cambio de espacios en la pantalla chica.
Calderón acepta que sea presidente de la fracción panista en el Senado. Parte concesión a Fox, parte compensación por la sumisión de Santiago. Hoy intenta congraciarse con el “presidente ilegítimo”. Por eso, cuando Creel da un paso adelante y acepta debatir con AMLO sobre el tema del petróleo me dio gusto. Pero no tardó en saberse que era otra puntada de este personaje que pudo llegar tan alto y ha acabado en el pantano de la politiquería.
Las inconsistencias de Creel no son gran tema. Es mucho más importante exigir que se discuta como podemos utilizar en forma integral los hidrocarburos y convertirlos en la palanca del desarrollo. Es criminal lo que hace Calderón asociado con políticos logreros del PRI. Quiere entregar a grupos privados la explotación del petróleo a través de una reforma tramposa. Quiere amarrar el acuerdo y luego presentarlo como un hecho consumado. Pero es un ataque al patrimonio nacional y una cuestión política de gran envergadura. Está desencadenando una oposición de la mayoría de los mexicanos. Cuenta con los medios electrónicos que intentan paralizar a la opinión pública. Como siempre, él y el PAN prefieren jugar en la penumbra. No habrá debate que ellos acepten.
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