martes, febrero 19, 2008

Desempolva Calderón fallido plan foxista para reactivar petroquímica

Claudia Herrera Beltrán

Con la promesa de “reactivar” la industria petroquímica, el presidente Felipe Calderón anunció un plan para que Petróleos Mexicanos (Pemex) suministre a largo plazo etanol y gasolinas naturales a la iniciativa privada, a cambio de que ésta construya una planta de etileno, con una inversión de mil millones de dólares.

Dicha estrategia parece resucitar el fracasado Proyecto Fénix del foxismo, con cuya versión original comparte algunos paralelismos, como la construcción de una planta de etanol que en 2004 iba a costar mil 800 millones de dólares, más otra de aromáticos por 800 millones.

Sin haber bautizado su proyecto, Calderón lo calificó –tal como hizo Vicente Fox en 2000 con el suyo– de “magna obra” sexenal e informó –igual que se hizo entonces– que los recursos para la edificación de la planta provendrán de empresas privadas, las cuales determinarán la ubicación del complejo petroquímico.

Al presentar esta iniciativa en la celebración del 50 aniversario del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos, el michoacano llamó a “cambiar” la situación de la industria petroquímica, porque ha crecido la demanda de productos y sin embargo la oferta se ha estancado. Muestra de ello, dijo, es que entre 2000 y 2006 el déficit de la balanza comercial en importaciones de petroquímicos pasó de 5 mil millones de dólares a más de 11 mil millones.

En el Museo Interactivo de Economía, se refirió a la “gran paradoja” de México, porque a pesar de ser una nación rica en hidrocarburos, el sector energético depende cada vez más de petroquímicos elaborados fuera del país.

Por eso anunció su propósito de “relanzar” la petroquímica y reducir la dependencia de México del exterior en materia de derivados del petróleo. Para ello dijo que Pemex licitará contratos de largo plazo para el suministro de etanol y gasolinas naturales a la industria nacional, a precios competitivos.

Esta estrategia permitirá construir una planta que producirá un millón de toneladas de derivados de etileno para la producción de productos plásticos y generar hasta 6 mil 500 nuevos empleos y más de 500 plazas de alta especialización. La inversión estimada es de mil millones de dólares para la planta, más 700 millones en derivados.

Al defender la participación de capital privado en el proyecto, Calderón aseguró que así se evitará quitar ingresos a la paraestatal o al sector público, al tiempo de generar recursos provenientes de la vía fiscal por la construcción, operación y renta de la planta. Argumentó que se busca dar un paso firme en el relanzamiento de la industria petroquímica nacional, en la búsqueda de una petroquímica “más moderna, más integrada, con mayor presencia en los mercados internacionales”.

Al final, la secretaria de Energía, Georgina Kessel, aclaró que el plan consiste en asegurar a la iniciativa privada el abasto de materias primas por 15 años. Al preguntarle si los empresarios están obligados a construir esta planta respondió que “no necesariamente”, porque se licitará un contrato de suministro a largo plazo que permitirá al empresario realizar las inversiones necesarias para producir etileno y a partir de eso otros productos de la petroquímica secundaria.

Cabe mencionar que el tema del abasto es fundamental, porque el Proyecto Fénix fracasó y Pemex no pudo garantizar suministro confiable y precio preferencial de materias primas, motivo por el cual los empresarios perdieron interés en construir los complejos petroquímicos que anhelaba Fox.

Por ese motivo, en enero de 2006, Fox Quesada reconfiguró el proyecto original y anunció una inversión de sólo 830 millones de dólares, casi toda a cargo de Petróleos Mexicanos, vía endeudamiento por Pidiregas, pero tampoco se concretó.

Escurridizo con la prensa, el director de Pemex, Jesús Reyes Heróles, sólo informó que la ubicación de la planta será decisión de los empresarios.

El anuncio del presidente Felipe Calderón estuvo precedido de la entrega de un diagnóstico sobre la situación de la industria petroquímica por parte de Luis Eduardo Zedillo Ponce de León, presidente del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos y hermano del ex presidente Ernesto Zedillo.

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