Juan Torres López
Rebelión
Se supone que en los periodos de debate electoral es cuando los partidos políticos presentan ante los ciudadanos las soluciones que proponen para sus problemas más acuciantes. Y si hay algo que verdaderamente sorprende en la actual pre campaña es que casi nadie hable en España de la desigualdad. Como si no la hubiera o como si no fuese un problema que debiera preocuparnos.
Sé que los números son aburridos en estos escritos rápidos pero a veces no queda más remedio que referirse a ellos para poner de manifiesto la gravedad de una situación que estamos viviendo en España.
Me referiré principalmente a una estadística que presentó hace poco tiempo el Banco de España y que también ha pasado sorprendente o sospechosamente desapercibida en los medios de comunicación y, por supuesto, en los debates políticos.
Se trata de la llamada Encuesta Financiera de las familias 2005 en la que se proporcionan, como su propio nombre indica, una información muy útil para conocer no sólo los valores absolutos sobre ingresos, riqueza y endeudamiento de las familias sino también sobre las diferencias y desigualdades que se dan en un momento dado y a lo largo del tiempo (un resumen de la encuesta en el nº 37 del Boletín Económico del Banco de España, disponible en www.bde.es).
Los datos y resultados son muy interesantes porque cubren el periodo 2002-2005, muy corto pero significativo porque se trató de una fase muy positiva del ciclo económico, de modo que se puede comprobar fácilmente si es suficiente o no que la economía “vaya bien” para que le vaya bien a todos por igual.
Como señala el comentario a la encuesta, esos años fueron efectivamente de gran bonanza económica: El crecimiento económico, medido en como tasa de variación anual del PIB, fue del 3,6% en 2005, frente al 3,3% del ejercicio precedente y del 3,1% en 2003. La creación de empleo fue positiva, lo que permitió que en ese periodo bajara la tasa de paro en más de 2 puntos y los tipos de interés estuvieron también muy bajos.
Pues bien, el propio estudio del Banco de España reconoce que en ese periodo tan positivo “la distribución de la riqueza es muy asimétrica y, además, algunas clases de activos solo están en poder de una pequeña fracción de la población” (Banco de España. Boletín Económico nº 37 diciembre de 2007, p. 33).
Dice el Banco de España que “si se compara con las cifras de 2002, la renta media real de los hogares ha permanecido prácticamente inalterada, aunque algo por debajo del nivel alcanzado en 20029, mientras que la mediana de la distribución se ha reducido en un 8,5% aproximadamente” (p. 36). es decir, que ha aumentado la concentración de la renta.
Pero incluso reconociendo eso, se trata de una forma muy sutil y disimulada de exponer la gravedad de los datos. O mejor dicho, de no comentarla.
Veamos los resultados de la encuesta con más detalle.
La renta media del 20% de hogares de menor ingreso bajó de 8.500 euros en 2002 a 6.500 en 2005. Es decir, que se redujo en un 23,6%. Por el contrario, el 10% de las familias con más ingresos vio amentar su rentas de 102.300 euros a 118.100 en el mismo periodo, disfrutando pues de un aumento de más del 15%.
De hecho, solo ese 10% más rico de los hogares fue el privilegiado segmento que disfrutó de rentas medias más altas en el periodo, como se puede comprobar en la taba 1, pues los demás sufrieron descensos.
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