Ricardo Andrade Jardí
Y mientras la doble moral prianista aflora con los deslices del senador panista que vive en el pecado según la norma de lo que él mismo presume profesar, la “reforma energética” que según el usurpador y su partido no privatiza PEMEX pero sí viola la Constitución sigue adelante con todo y la oposición a la consulta pública.
¿Por qué será que los “demócratas” mexicanos, los mismos que se han negado sistemáticamente al ejercicio bien democrático de recontar los votos, le temen tanto a la participación ciudadana? ¿Por qué suponen que el debate en el que la mayoría de los mexicanos no tuvo participación es suficiente para poner a votación en el Legislativo una reforma que cambiará para bien o para mal el futuro de México?
De moral, cuando menos, los panistas ya no pueden hablarnos, toda vez que han sustituido su conciencia por los pecados condenables de su fe: la avaricia, la gula, la mujer del prójimo, serle infiel a la propia, amar a Dios sobre todas las cosas, que es el equivalente a amar al otro sin explotarlo y sin asesinarlo, la mentira, pues, son la vida pública de una doble moral que condena el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo y la píldora del día después, pero hacen de la prostitución, del abuso infantil, del juego y la decadencia sus negocios más rentables.
No privatiza PEMEX, dicen ellos, la propuesta de “reforma energética”. Pero proponen que se le entregue a trasnacionales una buena parte de la producción primaria y secundaria del petróleo, lo que es exactamente igual a privatizarlo; nos llena la telecracia de propaganda, para hacernos ver que otros países como Noruega han abierto su estatal industria petrolera a la inversión de capitales particulares. Pero lo que no nos dicen es que en Noruega no existe la corrupción o cuando menos es ejemplarmente castigada. Que no hay impunidad, pues, y que aquí la impunidad es regla del sistema. Y, gracias a Dios, tampoco tienen en aquel país escandinavo un duopolio televisivo de telebasura al servicio de los intereses usureros y mezquinos como sí es nuestro caso. Tampoco nos ponen de ejemplo, porque no pueden hacerlo, el rescate bancario, azucarero y carretero (FOBAPROA) que es producto de las privatizaciones, que es impensable que se dé en Noruega. Y que aquí cuando menos tres generaciones más de mexicanos tendrán que pagar la inmoral deuda, como otro de los deslices de Creel, de “inversionistas privados”, que resultaron ser una pandilla de ladrones, nos intentan poner de ejemplo la apertura de PETROBRAS (Brasil) sin decirnos que la empresa brasileña perdió cuando menos el 40% del control de sus hidrocarburos (por ahora, después despertará Brasil con la noticia de que el petróleo entero dejó de ser de ellos) por abrirse a la “inversión privada”; nada nos dicen con sus mentiras y ocultamientos de que los mayores productores de petróleo del mundo son aquellos países donde la industria petrolera está en manos del Estado, los que se han encargado de garantizar que la producción del hidrocarburo responda a las necesidades de abasto propias, antes de vender el crudo, como lo hace México, para satisfacer la demanda gringa y no la mexicana; nada nos dicen tampoco de la carga fiscal con la que se estrangula a la paraestatal, a la que se le cobran impuestos por encima de sus utilidades, impuestos que pagan los salarios de funcionarios ineficaces y usureros y que no se invierten en salud, educación, en protección del medio ambiente… ¿Cómo puede un funcionario federal ganar en un mes 300% más que el apoyo que recibe una estancia infantil de SEDESOL en un año? ¿Qué garantía tenemos los mexicanos de que una vez saqueados nuestros recursos energéticos no terminaremos por pagar la deuda privada de los inversionistas, como ha sucedido en cada privatización? ¿Cuánto pagaremos por los servicios de la empresa no privatizada pero abierta a la inversión particular? ¿Cuánto paga hoy un mexicano por recibir el pésimo servicio de TELMEX en donde para hacer una aclaración es necesario hacer de 14 a 18 llamadas, o más, que Slim cobra, antes de que las grabaciones permitan que una persona que no tiene la facultad de resolver nada te atienda? (Todo eso es dinero que ya no entra al Estado aunque la infraestructura base fue en realidad una inversión pública rematada por el usurpador chupacabras a su amigo Slim, lo que se le olvidó decir en su último panfleto). Eso por no hablar de las autopistas llenas de baches pero entre las más caras del mundo o de los “impuestos” por “servicios” en los aeropuertos que hacen de nuestras tarifas aéreas las más caras del planeta. No nos engañemos, no es la apertura de PEMEX o la privatización del petróleo lo que México requiere, sino un eficaz combate a la impunidad, un régimen fiscal justo para PEMEX y para los mexicanos, donde los que más ganen más paguen, una repartición de los recursos públicos que beneficie a la salud y a la educación pública, a la seguridad y al medio ambiente, a la sustentabilidad presente y futura y no a seguir beneficiando los inmorales privilegios de una oligarquía mediocre y desarraigada como la que hoy nos desgobierna.
La consulta pública abrirá el debate, donde debe darse, que es a fin de cuentas donde se deben tomar las verdaderas decisiones políticas, entre los ciudadanos, mientras dejamos a “Los Chuchos” y prianistas jugar su inmoral apuesta a la barbarie.
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