Entrevista a Emir Sader, sociólogo brasileño
Fernando Arellano Ortiz
Además del monopolio del dinero y de las armas, América Latina es víctima del "monopolio de la palabra", ha dicho el sociólogo brasileño Emir Sader, quien actualmente se desempeña como Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), ante la impúdica manipulación mediática de los grandes conglomerados de la comunicación que solo les interesa fabricar una opinión pública que les permita seguir manteniendo el criminal modelo económico del libre mercado y satanizar las alternativas y gobiernos progresistas que vienen irrumpiendo en el hemisferio.
Para Sader, la prensa privada latinoamericana constituye "un circuito cerrado que condiciona lo que se denomina opinión pública, porque es una opinión selectiva determinada por el mercado de las agencias de publicidad. Esta es, -agrega-, la dinámica de la prensa mercantil que se financia no por la compra de los lectores sino por dichas agencias. Lo que les interesa es la capacidad de compra de los lectores".
Además, otra característica de la "gran prensa" en el continente que anota el sociólogo brasileño es su condición de monopolio, frecuentemente familiar y con estrechos vínculos tanto con el partido político hegemónico como con el establecimiento.
Por eso plantea la necesidad de buscar alternativas para que en los países de América Latina se abra paso una prensa pública que permita revertir la hegemonía neoliberal. En esta lucha por el posneoliberalismo que se viene dando en diversos países del continente, señala Sader, "un rol central es la construcción de una prensa pública que no debe ser solo de debate sino también de consolidación de nuevos valores, porque no hay otra forma de vida hoy día que dispute la hegemonía capitalista de la vida norteamericana. Ellos penetran en el mundo prácticamente sin defensa, sin resistencia fuerte, no hay otra forma de sociabilidad que se les oponga con fuerza a nivel global y bastante también a nivel local. Una prensa pública no debe sólo dedicarse a la información, al debate y a la construcción de valores, sino que debe dar una especial atención a los jóvenes pobres. Gran parte de nuestro futuro se está definiendo con esos jóvenes de la periferia de las grandes ciudades, que son la mayoría de la población y que no tienen futuro en el mercado capitalista, no son los consumidores de lujo del futuro, no son los obreros calificados del futuro, pero son la mayoría y hoy día están abandonados a la ideología dominante, a las alternativas que les presentan el consumo, el evangelismo, el narcotráfico, etc."
De lo que se trata es de "desmercantilizar y llevar al ámbito de la solidaridad, de la complementariedad y del intercambio a la esfera pública"
La esencia entonces de generar una prensa pública no es solamente "incentivar el debate político, el debate formativo, es también dar espacios de construcción de identidades diversificadas, de identidades autónomas que, en gran medida, se orienten hacia los jóvenes porque son aquellos que tienen más disponibilidad ideológica. La mayor demostración de la hegemonía ideológica del modo de vida norteamericano es cuando los pobres, los más masacrados y víctimas de la globalización neoliberal, asumen valores y expectativas que son las exportadas por Estados Unidos. Un objetivo central de una prensa pública es apoyar la construcción de sociabilidades, identidades alternativas, consensos alternativos en el marco de la construcción de una hegemonía alternativa a la neoliberal".
En diálogo con WWW.CRONICON.NET, Emir Sader se refirió a lo que el denomina "el monopolio de la palabra" y al momento político de Latinoamérica.
- Usted ha señalado que América Latina marcha hacia el posneoliberalismo, sin embargo los países de la región siguen enfrentando el esquema del capitalismo salvaje de mercado. ¿Considera usted que se está avanzando hacia otro modelo económico?
- En la década los años 90 había una lucha popular de resistencia al neoliberalismo que era casi unánime en América Latina. A partir de la elección de algunos gobiernos que dan paso hacia la ruptura con el neoliberalismo ya se pueden ver algunos espacios desde los que se practican políticas alternativas. Hoy en día se sigue manteniendo hegemónicamente el modelo neoliberal en países tan grandes como México, Argentina, Brasil, Chile y Colombia, pero otros como Venezuela, Ecuador, Bolivia, están dando pasos importantes, incluso proyectos como el ALBA, en el cual participa Cuba, empieza a generar un espacio de comercio justo, de intercambios que no dependen de la ley del mercado. Entonces, pasamos de la etapa defensiva a una de construcción de alternativas.
- Otra de las reflexiones suyas es que en Latinoamérica enfrentamos además del monopolio económico y de las armas, el de la palabra. ¿Cómo combatir este fenómeno que está generando manipulación mediática y propagandística a favor de los sectores dominantes?
- Es prioritario buscar mecanismos que permitan romper el monopolio privado de los mass media que están imponiendo las pautas de instrucción y producción de las ideas que dominan la mente de las personas, para lo cual hay que democratizar los medios de comunicación. Sin democratización de los medios de comunicación difícilmente habrá democracia en América Latina, hay que construir medios alternativos, hay que diversificar las programaciones, hay que promover diversas y múltiples formas de la expresión popular y, sobre todo, formas pluralistas de medios de comunicación.
- ¿Qué opinión le merecen los medios de comunicación estatales que generalmente son satanizados por considerar que son canales propagandísticos de los gobiernos?
- Una prensa estatal es perfectamente posible, no es vergonzante, porque en caso contrario se coloca a la defensiva lo que se opone a la esfera mercantil, pretendiendo caracterizar que todo lo que es estatal es antidemocrático. Los gobiernos no se atreven a decir que tienen una prensa oficial, una prensa que da el punto de vista del gobierno, pero cuando son elegidos democráticamente tienen todo el derecho y la obligación de informar, si no quedan de rehenes de los espacios que da la prensa privada, de los espacios de la televisión, que a veces tienen derecho de reivindicar.
- Hablemos un poco de su país. ¿Cómo analiza la gestión del presidente Lula da Silva? ¿Se quedó aprisionado en los esquemas neoliberales?
- Mantiene el modelo económico que aunque flexibilizado es todavía el que heredó del gobierno de Cardozo, modelo neoliberal. Lo que sí hay es una política exterior que privilegia la integración regional, hay una política cultural muy democrática y una de educación que ha roto con los procesos de privatizaciones. Hay elementos en el gobierno brasileño de importantes alternativas, pero el marco general es de mantener el modelo económico, lo cual hace que sean posibles políticas sociales pero no suficientemente para cambiar la cara socioeconómica de Brasil. En consecuencia, se puede decir que es un gobierno contradictorio, porque tan importante como el modelo neoliberal es la política exterior. Los países que firman tratados de libre comercio están en la peor situación posible y hay algunos que aún mantienen el modelo como Brasil, Argentina y Uruguay que sin embargo privilegian la integración regional y eso es positivo.
- ¿Cómo visualiza usted el Socialismo del Siglo XXI en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, y otros que seguramente van a optar por modelos alternativos?
- Creo que lo fundamental hoy en día es combatir la mercantilización del mundo, combatir esa idea y esa práctica de que todo tiene precio, todo se vende, todo se compra, todo es mercancía. Democratizar es desmercantilizar, crear espacios públicos en que los derechos predominen sobre las mercancías y sobre la concurrencia, ese es el primer paso para empezar a crear una democracia que puede llegar a ser el Socialismo del Siglo XXI. Se trata de refundar el Estado alrededor de la esfera pública y desmercantilizar todo lo que sea posible en la sociedad para darle paso a la universalización de los derechos.
- ¿La concepción del Estado liberal hizo crisis?
- Sí, seguramente hizo crisis porque no logró ni retomar el desarrollo económico y menos todavía promover bienestar social, derechos. Y de lo que se trata ahora es de construir alternativas; luchar por otro mundo posible es avanzar en proyectos antineoliberales.
- En América Latina uno de los más firmes aliados a Washington es el gobierno de Álvaro Uribe en Colombia. ¿Cuál es su percepción en torno del proceso de derecha que ha impuesto Uribe en este país andino?
- Con enorme simpatía he observado el triunfo del Polo Democrático Alternativo en Bogotá con Samuel Moreno Rojas, que en el contexto colombiano aparece como una gran fuerza popular, democrática, antineoliberal, que se opone a Uribe y al tratado de libre comercio con Estados Unidos. En América Latina vemos con mucha esperanza el surgimiento y avance de una fuerza como el Polo que viene a ocupar un espacio que hasta hace poco estaba de alguna manera vacío y que ahora se ha constituido en una oposición democrática y popular de masas al gobierno derechista de Uribe.
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