Un duro golpe para Washington, que la transmisión del poder se diera sin ruptura, afirma
Los estadunidenses cada vez más se dan cuenta de que la política hacia Cuba ha sido errónea, dice
Blanche Petrich
La era George Bush II concluye “con un saldo totalmente negativo, sobre todo en lo que respecta a sus objetivos y sus promesas de derrocar a la revolución cubana”, sostiene el embajador de Cuba en México, Manuel Aguilera. Para el diplomático, “la frustración y la rabia por ese fracaso” se reflejaron ayer en el discurso del presidente en la Casa Blanca por el día de la independencia de esa nación, considerado para la comunidad miamense “el día de la solidaridad”.
Fue, dijo, la “última oportunidad de Bush para hablar de Cuba. Y no dijo nada nuevo: más de lo mismo, las mismas mentiras”.
Lo que sigue es el debate sobre Cuba en la campaña electoral estadunidense y la confrontación de las ideas del candidato republicano John McCain y el demócrata Barak Obama, quien de hecho ya se impuso a Hillary Clinton. Sobre esto, Aguilera opina:
“Nada nuevo. Cuba es un factor de política interna de Estados Unidos en contra de nuestra voluntad. Pero los descendientes de Fulgencio Batista y de la oligarquía de antes de la revolución en la política estadunidense cada vez son menos.”
–Hay estadísticas que revelan que en Florida por primera vez hay más afiliados al Partido Demócrata que al Republicano.
–Ya le digo, cada vez son menos. En los años recientes es más la migración económica, y lo que ellos quieren es que se acabe esta política agresiva para tener vínculos normales con sus familias.
–Barack Obama, quien ya tiene prácticamente la nominación demócrata en el bolsillo, ha hecho una propuesta de mayor apertura hacia Cuba. ¿Es la misma de Bill Clinton o va más allá?
–Va más allá, pero no llega a distanciarse totalmente de la política de Bush. Ha dicho que mantendría el bloqueo hasta que Cuba haga gestos de apertura. Nosotros decimos que hay que levantar el bloqueo incondicionalmente. No hay ninguna razón que lo justifique. Ha dicho que está dispuesto a dialogar con el presidente Raúl Castro. Eso es novedoso. Pero una cosa es la que se dice en las campañas y otra la que se hace en el gobierno. Primero tiene que ganar, cosa que todavía veo difícil.
–¿Y el candidato republicano John McCain? Dice que le pedirá a su fiscal que investigue a ver qué crímenes cometieron Fidel y Raúl Castro para llevarlos ante la justicia de Estados Unidos.
–No es nuevo, y nos tiene sin cuidado. Gente de la mafia anticastrista ha entablado procesos contra dirigentes de la revolución. No tienen pruebas, no tienen razón, no tienen moral. McCain es más de lo mismo.
–Hay quienes dicen que la sociedad estadunidense empieza a esperar un poco más de realismo frente a Cuba; una postura menos ideológica, menos de confrontación, empresarios que esperan poder aprovechar las ventajas de la normalización de los vínculos comerciales. ¿Cree posible este enfoque realista?
–No es que crea, es que hemos visto que es una tendencia que se está abriendo paso. Cada vez son más los estadunidenses que se dan cuenta de que la política hacia Cuba ha sido errónea e injusta. En Estados Unidos y en el mundo se entiende cada vez más que esa política no tiene futuro.
–¿Qué impacto tuvo en Washington el hecho de que en Cuba se diera la transmisión del poder, de Fidel a Raúl Castro, sin ruptura?
–Los ha irritado y los ha frustrado. Fue un duro golpe para los planes de Bush.
–¿Qué consecuencias va a tener la denuncia hecha en La Habana sobre el papel del representante de intereses de Estados Unidos, Michael Parmly, transfiriendo dinero del contrarrevolucionario Santiago Álvarez Fernández-Magriñá a la líder opositora Martha Beatriz Roque?
–Tenemos todo tipo de pruebas. Documentos, cartas, correos electrónicos que dan evidencia de que él pide que le manden el dinero, ya que va a estar en Miami para recogerlo y llevarlo a Cuba. Hay filmaciones de actividades en la sección de intereses de Estados Unidos, en las que también participan los principales líderes de la contrarrevolución en Cuba; él los arenga, los estimula, les da tareas. Si yo recibiera en esta embajada a organizaciones de la oposición en México, les diera dinero y los estimulara y les dijera lo que tienen que hacer para desestabilizar... sería inadimisible. Me expulsarían en el acto.
–¿Qué procede? ¿Cuba pediría la aplicación de la Convención de Viena para las relaciones internacionales?
–Pudiera pedirse. Pero ése no es el problema de fondo. Parmly está cumpliendo instrucciones. Si nosotros lo expulsamos, van a poner a otro que va a seguir haciendo lo mismo.
–Pero nunca se había contado con pruebas tan directas del involucramiento de la sección de intereses con la oposición.
–Eso es verdad.
–¿No es un delito internacional?
–Sí, pero el mayor delito lo comete Estados Unidos manteniendo el bloqueo económico contra Cuba, financiando a la contrarrevolución interna. Lo que nos interesa es denunciar al mundo, una vez más, el carácter agresivo e ilegal de la política de Estados Unidos.
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