domingo, mayo 11, 2008

Entrevista en la que se expresa el pensamiento de la derecha

Guillermo Velasco Arzac/Mejor Sociedad, Mejor Gobierno

López Obrador se va a topar con un blindaje ciudadano

Antonio Cerda Ardura

La próxima vez que el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador intente paralizar las actividades legislativas, se topará con un blindaje ciudadano, advierte, en entrevista con Siempre!, Guillermo Velasco Arzac, presidente de la asociación civil Mejor Sociedad, Mejor Gobierno (MSMG).
El 25 de abril pasado, luego de más de dos semanas del secuestro con el que supuestamente evitó un “madruguete legislativo” que aprobara las cinco iniciativas para la reforma energética presentadas el día 8 por el presidente Felipe Calderón, el Frente Amplio Progresista (FAP) desocupó las tribunas del Congreso de la Unión, tras pactar con el PRI y el PAN un debate nacional en torno a la transformación de Petróleos Mexicanos (Pemex), el cual se celebrará del 13 de mayo al 22 de julio.
El coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, explicó entonces que la ocupación de las tribunas de las cámaras de Diputados y Senadores fue un “triunfo” de los legisladores del FAP y de la resistencia civil (el Movimien­to Nacional en Defensa del Petróleo, que encabeza López Obrador) para impedir una reforma que viole la Constitución, privatice la industria petrolera y promueva la corrupción. Sin embargo, una encuesta realizada por la propia Unidad de Estudios Estratégicos de la fracción perredista en la cámara alta, indicó que la toma de las tribunas parlamentarias, ocurrida el 10 de abril, obtuvo la reprobación de seis de cada diez mexicanos.
Entrevistado por este semanario, Guillermo Velasco Arzac, contratante del spot televisivo ¿Quiénes toman los Congresos?, que comparó la movilización del FAP con las acciones de dictadores como Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Augusto Pinochet y Victoriano Huerta, aseguró que la línea violenta de López Obrador va camino hacia un problema muy grave para México.

Actuación fascista

Antonio Cerda Ardura.- ¿Considera usted que el spot de televisión de MSMG influyó, finalmente, en el desalojo de las tribunas parlamentarias?
Guillermo Velasco Arzac.-
Estamos convencidos de que contribuyó bastante. Los legisladores que secuestraron el Congreso partían del supuesto de que la opinión pública estaba de su lado, porque estaban uniendo la bandera de Pemex con la clausura de las tribunas. Pero el pueblo mexicano no es tonto y distingue perfectamente que una cosa es debatir la reforma energética y otra es una actuación fascista y autoritaria. Por eso la sociedad les dio la espalda. El spot vino a ser la voz pública de lo que una gran cantidad de mexicanos pensaba en su casa, en el trabajo o en la escuela. Y comprobamos que el spot tuvo un gran apoyo, a través de llamadas telefónicas y por las respuestas a nuestro portal de Internet. Tal vez esto hizo pensar a los legisladores del FAP que estaban pagando un costo muy alto, que sufrían un gran desprestigio y que su acción va a repercutir en el ámbito electoral.
A.C.A.- Las autoridades no condenaron el secuestro del Congreso, pero sí el ataque del spot a un partido político. Algunos intelectuales consideraron que el anuncio fue exagerado y que, por el contrario, quizás abonó más en la división de los mexicanos.
G.V.A.-
La mesa directiva del Congreso marcó la pauta institucional, pero sin fuerza suficiente, porque significaba entrar en conflicto con sus compañeros legisladores. Sólo dejó el precedente de no estar de acuerdo con la toma de las tribunas. El Poder Ejecutivo estaba en una situación comprometida, porque, en el momento en que Felipe Calderón opinó, de inmediato se dio una polarización Legislativo-Eje­cutivo. Tampoco le convenía. Por eso era indispensable que los ciudadanos manifestáramos un repudio total a los legisladores golpistas. Hubo quienes dijeron que se nos pasó la mano o que nos movió el odio, pero, francamente, se trató de opiniones poco serias. Lo que nos movió fue el amor a las instituciones, a México y a la justicia. Lo que comparó el spot fue una acción. Podrán existir motivaciones diferentes, pero retener, por ejemplo, a una persona por dinero, pasión o venganza, es un secuestro. En este caso, el secuestro del Congreso significó que un poder político se plantó por encima de la ley y el derecho y logró paralizar las actividades legislativas. ¡Eso fue lo que hizo Mussolini! Y eso también lo hizo, por consigna, el grupo de legisladores de López Orador. ¡Fue una acción comparable! Nosotros no equiparamos las biografías ni la trayectoria política de los personajes, sino la acción específica de la clausura del Congreso.
A.C.A.- De la plática López Obrador-Carlos Navarrete dada a conocer, se infiere que la toma del Congreso fue una medida voluntariosa de una sola persona y que los legisladores perredistas obedecen esos dictados.
G.V.A.-
Puso en evidencia que López Obrador es un cacique que maneja las riendas del PRD, o de gran parte del PRD. Pero también indica que los legisladores golpistas buscarán culparlo sólo a él. ¡Todos son responsables, porque no son niños! Por lo tanto, la sociedad va a rechazar a los legisladores y al partido que han generado acciones violentas.
A.C.A.- ¿Cómo fundamentaría, legalmente, la emisión de su spot?
G.V.A.-
En la libertad de expresión. Desde que se inició la reforma electoral, nosotros advertimos que había un exceso, porque los ciudadanos necesitamos espacios de expresión. No podemos confiar el sentir ciudadano únicamente a los partidos políticos, porque éstos, muchas veces, acaban negociando a espaldas de la ciudadanía. Los ciudadanos tenemos libertad de expresión, por ejemplo, en el restaurante en el que ahora estamos charlando, pero eso no tiene fuerza política. Para poder tener fuerza política, necesitamos libertad para contratar spots o publicar desplegados. Es la única manera de dar peso político a nuestra voz y, por lo tanto, es un fundamento de libertad de expresión. Así que vamos a seguir peleando por ese derecho.
A.C.A.- No debió sorprenderle la reacción dura del lFE, que ordenó retirare el spot, pero no condenó la clausura del Congreso.
G.V.A.-
El Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales (Cofipe) prohíbe a los partidos políticos los actos en contra de las instituciones, la democracia y la ley. La clausura del Congreso violó el artículo 38 del Cofipe y, sin embargo, el IFE no ha sancionado a esos legisladores. Es más fácil condenar a un ciudadano que representa a una organización de mediano tamaño. ¡A ese sí hay que aplicarle la ley! En cambio, no hacen valer su autoridad y la norma para frenar una acción, a todas luces ilegal, de uno o de varios partidos políticos.
A.C.A.- ¿Cuál debió haber sido la reacción?
G.V.A.-
El IFE debe actuar de manera más firme y más pareja y sancionar al partido o partidos y a las personas que secuestraron el Congreso. Si no es así, lo van volver a secuestrar.
A.C.A.- ¿Qué plantearía MSMG para que el Congreso deje de ser un rehén político?
G.V.A.-
Se necesita un buen diagnóstico político que demuestre que no es un problema personal de López Obrador. Muchos dicen que él está loco, pero se equivocan: atrás hay una estrategia. En esa estrategia, López Obrador es sólo un líder. Pero hay muchas personas comprometidas a crear desestabilización e ingobernabilidad en México. Una prueba: uno de nuestros asociados en MSMG, se infiltró en el grupo de las adelitas. ¡Le regalaron discos digitales con propaganda del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y de las Fuerzas Armadas Revolu­cio­narias de Colombia (FARC)! ¡Así que no es el asunto del petróleo! Se trata de una estrategia de movilización radical, porque, por la vía electoral, no van a encontrar nunca el respaldo suficiente del pueblo. Y los ciudadanos tenemos que rechazar con energía, en todos los foros, esa acción radical de algunos legisladores y dirigentes políticos.
A.C.A.- ¿Esto significa que usted liga al movimiento de López Obrador con las FARC y con grupos rebeldes de México?
G.V.A.-
Sostenemos es que se está articulando un movimiento violento. Nosotros denunciamos, por ejemplo, la presencia de mexicanos en las FARC, en territorio de Ecuador. Ya quedó claro que Lucía Morett, que primero decía que estaba en un viaje de estudios, sí está comprometida con las FARC y cuenta ahora con la protección del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Si tomamos en cuenta las expresiones de apoyo de algunos intelectuales y políticos mexicanos de izquierda, eso significa que la línea violenta de las FARC no les es ajena ni antipática. Así que me parece que sí hay una vinculación y que las acciones del EPR, la relación con las FARC y la línea violenta de López Obrador, si no están hoy articuladas, van camino hacia un problema más grave para México.
A.C.A.- Usted se reunió con el presidente de Colombia, Alvaro Uribe. ¿De qué hablaron?
G.V.A.-
El primer tema fue el abatimiento del crimen organizado en Colombia. Cuando él tomó posesión, ocurrían en ese país unos tres mil secuestros anuales. Pero el año pasado se registraron sólo 270. En México, durante 2007, tuvimos 570 secuestros. ¡Más del doble! Esto significa que el primer lugar en secuestros que Colombia mantuvo durante muchos años, ahora lo ocupa México. Contra los hechos, no hay argumentos. En Colombia se han fortalecido, en forma simultánea, la democracia y el combate al crimen organizado. Lo segundo que platicamos fue sobre nuestra denuncia formal, penal, respecto a posibles delitos de terrorismo, contra esos mexicanos que estaban en Ecuador. Esto lo tiene que investigar la PGR, porque ha ido quedando claro que estos mexicanos no tenían ningún objetivo académico y que se encontraban en un campamento de alto nivel estratégico para las FARC.
A.C.A.- Hay gente que no comparte su posición y que lo califica como un radical de extrema derecha, cuya pretensión es agudizar la división de la sociedad.
G.V.A.-
Extrema derecha fueron Mussolini y Pinochet. En distintos momentos de la historia, las extremas derecha e izquierda se han juntado y apoyado. La posición del nazismo, por ejemplo, fue un socialismo nacionalista como el que algunos izquierdistas sostienen. Y se juntan porque violan derechos humanos, menosprecian las instituciones y manipulan la democracia a su antojo. Por eso extrema derecha y extrema izquierda son autoritarios y prepotentes. Pero mi posición tiene una definición clara a la que dedicamos un congreso nacional: el humanismo solidario. Esto significa que el ser humano, el pobre, el común y corriente, y el nacido en México y el inmigrante deben ser el centro de la vida política y económica. Es solidario porque no bastan las leyes ni el movimiento de la economía. Tiene que haber solidaridad entre las personas y los grupos para resolver los graves problemas sociales del país. Este es un pensamiento profundo. Llamarlo de derecha es una etiqueta muy mal puesta, porque no lo refleja.
A.C.A.- ¿Hasta qué punto los ciudadanos podemos tomar la justicia en nuestras manos? ¿Y hasta qué punto el Estado está omitiendo su obligación de preservar la paz y la seguridad?
G.V.A.-
Desde el año 2000, los ciudadanos hemos aprendido lecciones. Los partidos pueden ser mejores y todos queremos que lo sean, pero no podemos confiar la vida política a los políticos profesionales, ni podemos limitar la participación ciudadana a los partidos políticos. Tampoco podemos dejar la democracia sólo en los procesos electorales. Necesitamos una democracia participativa, muy ciudadana y fuerte. De otra manera, los intereses políticos y económicos dentro de los partidos acaban perjudicando a la sociedad. Por otra parte, el gobierno solo no puede enfrentar estrategias como la de la desestabilización o el terrorismo. ¡El Estado es gobierno y sociedad! Así que necesitamos una sociedad mucho más pujante. Precisamente por eso, aun cuando para mí fuera muy atractiva una vida más tranquila, junto con otras personas estoy volviendo a asumir un liderazgo social. La ciudadanía lo espera, lo respalda y lo apoya. Así es como vamos a poder contrarrestar todo lo que atenta contra las instituciones.
A.C.A.- ¿Qué piensa en lo personal de López Obrador? Ambos representan posiciones en colisión. Para usted, él es un cacique.
G.V.A.-
Existe una confrontación que, además, se ha repetido. Cuando marchamos contra la inseguridad, la reacción de López Obrador fue decir que había un complot de la derecha en su contra y mencionó mi nombre como el principal responsable. Durante el proceso electoral del 2006, en el marco de una red ciudadana, nosotros hicimos todo lo posible para impedir que López Obrador llegara a la Presidencia. Después de las elecciones, defendimos la autonomía del Tribunal Electoral para impedir su chantaje. Ahora es lo mismo. Por lo visto, vamos a estar en confrontación durante varios años, porque él buscará lograr sus objetivos políticos y nosotros trataremos de impedirlo. Sin embargo, nuestra acción no se limita a López Obrador, sino a toda esa estrategia que intenta generar un retroceso en la vida política de México y llevarnos, otra vez, a una lucha de clases, al autoritarismo y a las polarizaciones.
A.C.A.- ¿Son López Obrador y el PRD?
G.V.A.-
López Obrador y gran parte del PRD. En la misma línea están Alejandro Encinas, aun cuando es más hábil para plantearlo, y muchos más. No es un repudio a todo el PRD. México necesita un partido de izquierda, pero que crea en la democracia y en la ley.
A.C.A.- Para López Obrador, usted y su spot son parte del complot de siempre. Si hubiera que darle alguna explicación, ¿qué le diría?
G.V.A.-
Lo invito a un debate. Vamos a discutir su estrategia y, por mi parte, lo que la sociedad pide. No sería sólo mi punto de vista, sino lo que diversos sectores sociales le reclaman, como esa estrategia de movilización antidemocrática. Ojalá lo acepte.
No a la indiferencia
A.C.A.- Ahora se ha dicho que lo que menos le importa a él es el petróleo, sino mantener los reflectores en la búsqueda de la Presidencia de la República. ¿Quién puede detenerlo?
G.V.A.-
Hay mucho de megalomanía personal, pero no se trata de un proyecto personal, sino de una estrategia de grupo. Eso lo quiero destacar porque, de lo contrario, minimizamos el peligro que representa para México. Es una estrategia desestabilizadora que va a ir impulsando, poco a poco, una violencia verbal y social que quizás pueda llegar más lejos. El progreso de esa estrategia ocasionaría un enorme daño social, económico, cultural y político a México. Crearía desconfianza en las instituciones, resentimiento social, desunión entre los mexicanos y habría menos creación de empleos y menos inversiones. El buscar que lo detengan, es parte de la audacia de López Obrador. Le vendría muy bien una represión del gobierno para plantearse como víctima. Eso no conviene. Pero tampoco conviene la indiferencia. Tiene que darse un rechazo activo, público, cívico para que el ambiente se vaya calentando en favor de la democracia, con un gran sentido de dignidad, y para que vaya perdiendo el sustento social que hoy tiene.
A.C.A.- ¿Hay que poner algún tipo de blindaje al Congreso?
G.V.A.-
Definitivamente, un blindaje ciudadano. Nosotros participaremos activamente. Haremos vallas ciudadanas para preservar la institucionalidad del Congreso y para defenderlo. Vamos a estar ahí para evitar una nueva clausura, porque, al fin y al cabo, las instituciones son del pueblo y no de los partidos. Seguiremos buscando la suma de esfuerzos en contra de la estrategia de López Obrador, que ya no va a poder tomar el Congreso impunemente.

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