Crecerán disputas por tierras y agua, así como gastos en importaciones: investigadores
Matilde Pérez U.
La producción de agrocombustibles en México agudizará la crisis y dependencia alimentarias, ya que emplear etanol como principal oxigenante exigirá destinar 700 mil hectáreas en lo inmediato para la producción de caña de azúcar, maíz y sorgo, y en dos décadas un millón 700 mil, lapso en el que aumentará el gasto en importaciones de alimentos, advirtieron investigadores de El Colegio de México, dirigentes campesinos e integrantes de Oxfam Internacional en la presentación del informe Otra verdad incómoda. Cómo las políticas de biocombustibles agravan la pobreza y aceleranel cambio climático.
¿Por qué México apuesta a la producción de agrocombustibles cuando se sabe que esto es más una acción de mercado que falta de petróleo?, preguntó Hugo García Rañó, investigador de El Colegio de México, al asentar que para la obtención de 200 millones de litros de etanol se requieren 54 mil hectáreas, si se considera una productividad de 3 mil 700 litros por hectárea, rendimiento 40 por ciento inferior al de Brasil y 42 por ciento menor al de Estados Unidos.
Con el fin de cumplir lo que establece la NOM-86 deberán destinarse 750 mil hectáreas a la producción de materia prima para etanol, lo que llevará a una disputa por terrenos y el agua para producir alimentos, ya que “las tierras marginadas no serán aptas para esos cultivos comerciales”.
No se resuelven los efectos del cambio climático
En la presentación del informe, Oxfam Internacional destacó que las políticas de agrocombustibles no resuelven los efectos del cambio climático ni la crisis del petróleo, pero sí contribuyen a empeorar la crisis alimentaria, ya que los precios de los alimentos se han incrementado 30 por ciento y más de 30 millones de personas se han sumado a la pobreza.
La disputa por el agua para alimentos y biocombustibles se agudizará. Actualmente se utilizan en México 9 millones de litros por hectárea para la agricultura. Plantíos como la caña de azúcar consumen volúmenes cercanos a 20 millones, por lo que el incremento de la superficie destinada a la producción de materia prima para obtener etanol y la necesidad de garantizar rendimientos desviarán una importante cantidad del líquido, agregó García Rañó.
“Contar con una superficie de 700 mil hectáreas para la producción de bioenergéticos demandaría 6.7 mil millones de litros, y en sólo una década la demanda de agua puede incremetarse a 10.5 mil millones de litros”, puntualizó el investigador.
Mencionó que la producción de etanol no solucionará el requerimiento de oxigenantes para la gasolina, ya que en 40 años “volveremos a encontrarnos en conflictos como los actuales, pero con una agricultura más vulnerable”.
Hoy día, el país gasta mil 800 millones de dólares en importación de éteres para la gasolina, mientras en compras al exterior de granos y oleaginosas invierte 5 mil millones de dólares, suma que se eleva a 12 mil millones si se consideran los alimentos procesados y bebidas.
“Es preocupante que se promuevan soluciones falsas, que no son sostenibles ni sustentables, y no se priorice la producción de alimentos para consumo humano”, abundó Dolores Rojas, de la organización Rostros y Voces.
Susana Cruickshank, vocera de Oxfam Internacional, insistió en la necesidad de que se declare una moratoria en el uso de cerelaes y granos para la producción de agrocombustibles, y se sumó a la demanda de dirigentes campesinos de que los legisladores mantengan la prohibición de utilizar maíz para dicho fin, pues hay un grupo de industriales que presionan para que se cambie la ley de biocombustibles.
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