Dr. Eugenio R. Balari
Ello parecería difícil, pero en aquella nación, desafortunadamente, todo es posible.
Si la memoria no me traiciona en el año 2001, al celebrarse las elecciones presidenciales en EEUU entre el demócrata Al Gore y el republicano G.W. Bush, cuando este último asumió la Presidencia producto de un dudoso “triunfo”, en unas elecciones de pobre valía y ampliamente cuestionadas, la situación económica y social que dejaba la administración saliente no sería nada similar a la que en pocos meses dejará como legado ésta.
Situación difícil la que dejará como herencia Mr. W, al Presidente de los EEUU que resulte electo y lo sustituya en las próximas elecciones de noviembre.
Ese será uno de los grandes retos que tendrá la próxima administración estadounidense; tratar de resolver con inteligencia y racionalidad las secuelas de los disparates y las arrogancias domésticas e internacionales que deja como pesado lastre la administración de W. Bush al que lo releve.
Lo acaecido en estos años de doble mandato de Mr. W, parece más un cuento de ciencia ficción que una triste realidad.
Pero todo tiene una enseñanza, los norteamericanos están obligados a proceder con más responsabilidad y rigor en sus contiendas electorales, a ser más analíticos y agudos en las decisiones políticas que adopten.
Deben aprender a diferenciar los programas nobles y necesarios de los que no lo son, a no dejarse manipular por los candidatos, los medios y las agencias, saber identificar las consignas superficiales que se lanzan para buscar votos, de los planteamientos serios y responsables.
Ser prudentes y no dejarse arrastrar por promesas o consignas vacías e incoherentes, que generalmente se ven apoyadas por enormes cantidades de dinero a través de las acciones de las agencias de publicidad y la mercadología política.
Señalo esto porque también la ciudadanía global le exige al pueblo norteamericano que no permita que se le manipule más, sobretodo cuando hay épocas de elecciones, que eleve su responsabilidad histórica eliminando aquellas corrientes ultra-reaccionarias o cavernícolas que sólo privilegian los intereses de los poderosos, atentan contra el propio pueblo norteamericano y la soberanía de otros países.
Después de los condenables atentados contra las torres gemelas y desoyendo a la opinión pública internacional, G.W. se lanzó airado, prepotente y sin justificación ni pruebas, a las guerras contra Afganistán e Irak, en vez de reaccionar con energía, pero con cordura e inteligencia contra los fanáticos terroristas causantes de la destrucción de las mismas.
A su vez y como resultado de otros factores desencadenantes de esas misiones militares, con sus enormes gastos incurridos; desde la mitad del año pasado en EEUU el mercado inmobiliario inició su tendencia depresiva.
Desde ese momento a la fecha, comenzaron a aparecer muchos otros problemas económicos y financieros y, como consecuencia de ellos, diferentes señales de desaceleración o inicios de una recesión que hoy envuelve preocupantemente a la nación estadounidense.
Inestabilidad y caos en el sector hipotecario por el elevado riesgo que han corrido muchos propietarios con sus viviendas.
Este asunto se ha ramificado hacia otros sectores, llegándose a convertir en un conflicto financiero más allá de las fronteras.
Por otra parte la débil situación del dólar estadounidense con sus enormes acumulaciones mundiales, unido a las fuertes tendencias a la especulación bursátil y la inapropiada conducción de las políticas fiscales por parte de la administración, han propiciado un incremento en los precios de muchas materias primas, los alimentos y recursos energéticos.
Algunos de sus prestigiosos bancos consideran que el 60% de la elevación de los precios del petróleo se debe a la especulación y el otro 30% a la debilidad que tiene el dólar.
La nueva administración que surja en USA es muy probable que tenga que enfrentarse a tasas crecientes de desempleo, en la actualidad las fuentes autorizadas informan que éste se encuentra entre 5.5 y 5,7% con tendencia a continuar creciendo.
Hoy no resulta fácil conseguir préstamos en medio de la actual burbuja financiera a cuenta del valor de las viviendas, e innumerables personas en estos azarosos tiempos las han perdido.
Ronda preocupación e inestabilidad con las tarjetas de crédito. Según fuentes autorizadas existen más de 2.5 millones de millones de dólares en préstamos efectuados. O sea que existe un endeudamiento masivo.
Con frecuencia aparecen informaciones desde USA sobre el crecimiento del déficit comercial. Sólo para acentuarlo es suficiente señalar que si en el 2001 la des-balanza del comercio fue de 430 mil millones de dólares, en el 2007 esta cifra alcanzó 815 mil millones, prácticamente el doble en tan sólo seis años.
Recientemente las autoridades militares norteamericanas han reconocido que desde los inicios de las últimas guerras han invertido en gastos militares un millón de millones de dólares, decisivo elemento éste, en el déficit presupuestario de la nación, calculado hasta ahora en 430 mil millones de dólares.
Como señalé al principio de estas líneas, Mr. Bush no encontró, cuando llegó a la casa blanca, crisis inmobiliaria, desaceleración o recesión económica, ni tanto rechazo internacional hacia USA, guerras innecesarias e injustas, un dólar debilitado, tampoco una economía y un presupuesto tan desequilibrado como el que le dejará a su predecesor.
Su herencia, no abrigo dudas, perseguirá durante buen tiempo a la nueva administración. Si fuera nacido en los Estados Unidos de Norteamérica, en noviembre próximo sólo atendería a decir: coño, por fin terminó esta pesadilla, pero de aquí en adelante debemos tener la responsabilidad de ser más analíticos, objetivos y también prudentes.
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