miércoles, septiembre 10, 2008

Inicio y fin

Por Ricardo Andrade Jardí

Mientras el desgobierno federal afila sus garras de rapiña y pretende valuar el costo del barril de petróleo en 25 dólares cuando desde hace tres años no baja, lo menos, de los 45 dólares y cuando ahora se encuentra muy por arriba incluso rebasando el tope de los 100 dólares; el espurio pirata pide un aumento del 39% para seguridad.
Lo que no queda claro es si el aumento lo pide para la seguridad del país que presume desgobernar o para su seguridad particular la que raya ya en los extremos de la paranoia patológica.
La ambición parasitaria hacendaria y la incompetencia ejecutiva son sólo dos de los peligros que la corrupción conlleva.
Es evidente que el aumento del 39% para seguridad en nada ayudará al inexistente combate contra el crimen organizado que también es un parásito que vive en el interior de las instituciones de la “democracia”.

Mientras la cifra majadera con la que Hacienda pretende fijar el gasto público no es más que la pretensión de manejar millones de recursos excedentes sin ninguna transparencia.
Contradicción de “nuestra democracia”, pues democracia sin transparencia en la administración pública no es democracia.
Las reglas de la ilegalidad son fácilmente acopladas a la legalidad sin reglas (o reglas a modo) del sistema.
En ese simple y complejo ejercicio de administrar mal lo que es de todos es donde nacen los resortes que dan origen a la violencia que hoy nos azota. Violencia que, lejos de la demagogia oficialista, se traduce en realidad temible: ejecutados por todo el país, allanamientos violentos contra ciudadanos ancianos y jóvenes pobres, desmantelamiento de radios comunitarias (que se han convertido en una verdadera alternativa de contra- información) programación telebasura que no muestra más que una inaudita e injustificable violencia y ofertas chatarras, recortes presupuestales en educación, deporte y arte, no sea que alguien se sensibilice, campañas de “gobierno” plagadas de mentiras, campañas empresariales que alientan el odio, rumores irresponsables que revientan en pánico colectivo de grupos sociales conservadores y desinformados, burguesía y clase media, pasto del fascismo, exigiendo el ejército en las calles, ex funcionarios que destruyen patrimonio histórico y cultural de México que están libres o cobran aún en el “nuevo gobierno”; instituciones de salud, educación o cultura financiadas por empresas chatarras como Bimbo, Sabritas y Coca-cola, promesas de gobierno que serán incumplidas, fuga de capitales y de empresarios con miedo, instituciones sin cabeza y cabezas sin cuerpos ¿o eran cuerpos sin cabeza? y reconocidos y conocidos traficantes de influencias y presuntos ilícitos a los que nadie toca; campesinos en defensa de la tierra condenados a la eterna cárcel, empresarios inmorales e intocables que despojan a indígenas campesinos de sus tierras para hacer exclusivos Clubs de golf, policías y ex policías que son secuestradores, secuestradores que son ex policías o policías, sicarios kaibiles (entrenados en la Escuela de las Americas gringa para cortar cabezas), clasemedieros y pobres quitando los polarizados a los vidrios de sus autos compactos (donde es claro que no entran doce personas aun sin cabeza) y sicarios en grandes autos del año con vidrios polarizados pero de fábrica); abuso sexual y prostitución infantil convertida en un negocio que toda autoridad condena pero ninguna lo detiene; espiral interminable de violencia que tiene una clara iniciación y por tanto un fin: IMPUNIDAD institucional.

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