Más gente se dice identificada con historia y valores de McCain que con el afroestadunidense
“No creo que estemos listos para un presidente negro”, admite una demócrata de Wisconsin
Esta contienda no es sobre temas, sino sobre la imagen: director de la campaña republicana
David Brooks (Corresponsal/I)
Nueva York, 9 de septiembre. Existe un gran misterio al centro de la contienda electoral por la Casa Blanca: ¿por qué el demócrata Barack Obama no goza de una aplastante ventaja sobre el republicano John McCain?
Y el misterio parece profundizarse ya que en las encuestas de esta semana, Obama está perdiendo por primera vez.
Todo favorece al candidato demócrata. Ocho de cada diez estadunidenses opinan que el país avanza en una dirección errónea y muchos de ellos culpan a los republicanos que han controlado Washington durante gran parte de estos últimos ocho años, mayorías rechazan una guerra impopular desde hace tiempo, la crisis económica está devastando al país con la tasa de desempleo más alta en años, millones pierden sus viviendas en la crisis hipotecaria, con varios analistas y políticos advirtiendo que las condiciones se aproximan a las de 1929 al estallar la Gran Depresión y el país está encabezado por un presidente con un nivel de desaprobación no visto desde los tiempos del Watergate.
En las encuestas, mayorías significativas indican su preferencia por el Partido Demócrata sobre el Republicano. Pero aquí pasa algo curioso: cuando se le pone nombre y apellido a los candidatos a la presidencia de los dos partidos, Obama contra McCain, de repente el demócrata está empatado o ahora por primera vez incluso por debajo del republicano.
Entre los factores que se comentan al intentar explicar este hecho se cuentan: el racismo, cierta desilusión de nuevos votantes por un giro hacia el centro de esta elección, el temor, y el hecho de que las elecciones en este país a veces giran en torno al espectáculo y la celebridad, y no las ideas y propuestas políticas.
Los prejuicios
“Simplemente no creo que estemos listos para un presidente negro. Estoy prejuiciada”, declaró Donna Bender, de 62 años, una votante demócrata en Wisconsin, al Wall Street Journal. Hay reportes de trabajadores blancos que aunque reconocen que su situación es cada vez más precaria bajo las políticas republicanas rehúsan votar por Obama sólo por su color. Un minero de Kentucky citado en el Philadelphia Inquirer declaró: “yo no votaré por un hombre de color, él pondrá a demasiados de color en puestos” de gobierno.
Pocos lo dicen tan explícitamente, pero casi todos saben que la raza –más bien el racismo– es tal vez el factor principal que explica por qué Obama no está arrasando a estas alturas de la contienda electoral. En las encuestas pocos se atreven a expresar abiertamente que son racistas, sólo una pequeña fracción, 10 por ciento en encuestas recientes, admite que el tema de la raza es un factor dominante en su decisión de por quién votar. De hecho, algunos analistas advierten que no se sabrá realmente hasta que cada votante entre en la privacidad de la casilla para depositar su voto el 4 de noviembre.
Pero no cabe duda de que muchos votantes expresan dudas sobre el candidato demócrata, y encuestas del Wall Street Journal/NBC News registran que más gente dice que puede “identificarse” con la historia personal y valores de McCain que con Obama. Eso, dicen los encuestadores, ha llevado a que esta elección se ha enfocado más sobre la persona de Obama que sobre los temas políticos que están en debate. El encuestador demócrata Peter Hart dijo hace un par de meses que “los votantes desean una respuesta simple: ¿Obama es seguro?”.
Se han empleado una serie de palabras en código a lo largo de esta elección, como “inexperiencia”, “joven” y “liberal” y otras que para muchos sólo son otras maneras de decir “negro”. Mientras tanto, enemigos de Obama y sus contrincantes republicanos, han intentado promover rumores para sembrar más dudas, o hasta usar mensajes subliminales que provocan reacciones del racismo tan profundamente enraizado en este país. Entre los ejemplos están los rumores de que si en verdad es un musulmán clandestino, o que no demuestra suficiente patriotismo.
O está el caso del espot de McCain en el cual aparecieron brevemente imágenes de Britney Spears y Paris Hilton, las dos güeras famosas. El espot, dice el columnista afroestadunidense Bob Herbert del New York Times, fue “diseñado para explotar la hostilidad, ansiedad y resentimiento de muchos estadunidenses blancos que aún están extrañamente atorados ante la idea de hombres negros surgiendo más allá de su estación y empezando a involucrarse sexualmente con mujeres blancas”. Esta “fantasía racial en esta campaña presidencial está fuera de control... Está promoviendo la idea de que Barack Obama es demasiado presuntuoso, demasiado arrogante, demasiado inflado; un hombre que, obviamente, no entiende su lugar. El demócrata tiene que aguantar estos insultos grotescos con una sonrisa y niveles heroicos de ecuanimidad. La razón por la cual tiene que hacerlo –la única razón– es porque es negro”.
El propio Obama ha insistido en que el asunto de raza no es el tema central de esta campaña, y muchos lo elogian como el primer político negro post-racial, o sea, donde su eje no es el racismo. De hecho, Obama ha jugado con esto al advertir a votantes que reducirlo a eso es parte de una maniobra para asustarlos. “Lo que van intentar hacer es que yo los espante. Ya saben, él no es suficientemente patriótico. Tiene un nombre chistoso. Ya saben, no se le parece a todos esos otros presidentes en esos billetes de dólar, ya saben. Es riesgoso”, dijo en un mitin electoral.
Pero eso es justo lo que desean sus contrincantes, que se trate de él, y recordar, indirectamente, que él es un negro. Nadie lo dice explícitamente, pero, como explica a La Jornada Antonio González, presidente del Instituto William C. Velásquez y experto electoral, “los republicanos necesitan que esta elección se vuelva un referéndum sobre la personalidad de Obama, mientras que los demócratas necesitan que gire en torno a las políticas fracasadas y las propuestas de un cambio sobre los temas”.
Los mismos estrategas y candidatos lo dejan claro. “Esta elección no es sobre los temas. Esta elección es sobre una imagen compuesta con que se queda la gente sobre estos dos candidatos”, afirma Rick Davis, el director de campaña de McCain. En tanto, Obama afirma en sus discursos justo lo contrario: “no se trata de personalidades. Si quieren que sea sobre personalidades, podemos salir por una cerveza y platicar”, afirmando que el tma central es qué partido puede generar el cambio que el país requiere para recuperar lo que él denomina “la promesa estadunidense”.
Para González, lo más preocupante es que Obama ha estado perdiendo entre uno y dos puntos en las encuestas durante varias semanas. Explica que “por el simple hecho de ser negro, necesita tener una ventaja mínima de cinco puntos, y eso sólo para estar empatado”, ya que el factor del racismo lleva a que un estratega suponga que por lo menos un 5 por ciento que dice que la raza no es algo determinante en sus preferencias, votará en contra del candidato sólo porque es negro. Además, agrega González, “tiene que ser perfecto, no puede cometer errores que para un candidato blanco no tendrían las mismas consecuencias”.
El racismo, un prejuicio en contra de los valores éticos y humanos que caracteriza a una mayoría en Estados Unidos, un país que se ha alejado de éstos cada vez más, podrá ser la causa de que el imperio termine al fin por caer. En el pecado llevarán la penitencia.
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