María Teresa Jardí
Nos queda claro Don Beltrone que la reforma va por encima de los intereses del pueblo mexicano. El negocio es el negocio y a estás alturas de su vida, usted, no va a renunciar al negocio. Luego, si las cosas no le salen como busca, es decir, si la “maistra” le gana la candidatura a la presidencia del patio trasero, donde anidan las ratas y se pone la basura, siempre le queda el recurso de comprar un departamento al lado del de la “maistra”, en el imperio vecino, para ver juntos pasar los días, como se debe hacer: sin privarse de nada, faltaba más, para eso se ocuparon de extorsionar al país que los vio nacer, o quizá no y resulta que desde siempre su origen fue otro. No tiene que aclarar nada. Lo sabemos y lo entendemos. Así han funcionado desde siempre todos los traidores a la Patria.
Regreso a uno de los libros que, por azares de la vida, cayeron en mis manos, publicados en conmemoración al 50 Aniversario de la Expropiación Petrolera, siendo Presidente de la todavía República, Miguel de la Madrid Hurtado. Escrito el tomo que al azar también tomo por Lorenzo Meyer y lo abro en cualquier página: la setenta, como podía haber sido la cuarenta o la ochenta y encuentro que dice:
“…La política destinada a obtener para el Estado una más justa participación en la explotación de los recursos petroleros fue una característica del gobierno de Carranza y se inició aún antes de obtener el triunfo sobre Huerta. El origen de los diversos elementos que llegarían a formar la cláusula petrolera del artículo 27 en 1917 (al fin que ya viene el 2010 y usted Don Beltrone, al servicio del fecalismo usurpador, siga haciendo los méritos que van a lograr, sin duda, otra Revolución) se encuentra en varias medidas que fue tomando Carranza al respecto a partir de 1914... En ese año de 1914, la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria empezó a estudiar y a poner en práctica, por orden expresa del Primer Jefe, una serie de medidas destinadas a reivindicar para la nación la propiedad de los combustibles minerales… En un par de años, la idea de modificar sustancialmente el status de la industria petrolera cobró forma: en abril de 1916 la Comisión Técnica sobre la Nacionalización del Petróleo, formada por órdenes de Carranza, concluyó un informe señalando que: “Por todas las razones expuestas, creemos justo restituir a la nación lo que es suyo, la riqueza del subsuelo, el carbón de piedra y el petróleo…”.
Qué tiempos aquellos, ¿no? Don Beltrone, imagínese, incluso se defendían los principios, qué atraso el de los gobernantes mexicanos, opinará usted tomando un Whisky mientras analiza si la tele le tomó su mejor ángulo.
Salto a la página 96 del mismo libro: “… Finalmente los enemigos locales de toda modificación del régimen del subsuelo fueron, en términos generales, todos los afectados por la Revolución, aliados naturales (o no, digo yo, incluso porque unos eran mexicanos y los explotadores extranjeros) de los petroleros. Más específicamente, es posible señalar a Carlos Díaz Dufoo como el típico exponente de un punto de vista que sostenía que al perseguirse y extorsionarse a las empresas petroleras se estaba poniendo en peligro la industria, fuente de gran riqueza para México (¿Le suena, Don Beltrone? sí, los traidores siempre se han escudado detrás de los mismos insostenibles argumentos). Este grupo no dejó de tener elementos en las Cámaras (y aquí llegamos al meollo no hay mayor traidor que el legislador que se vende) y es posible que algunos de sus miembros fueran influidos directamente por los petroleros; además contó con la mejor prensa: los petroleros vieron defendidos sus intereses, por El Universal, Excélsior, El Demócrata y El Monitor Republicano…
¿Qué tal los mismos medios a modo de ahora?
Pero… “… En Estados unidos hubo una corriente de opinión que no estuvo de acuerdo con las críticas hechas a Carranza (AMLO) por las compañías petroleras e influyó con modestos medios para impedir un choque armado…” Y aquí me queda claro porqué va a ganar Obama.
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