lunes, octubre 13, 2008

UN MUNDO RARO.

Año 7, número 2403
Lunes 13, octubre del año 2008

Hoy en medio de la más grave crisis financiera en los últimos ochenta años, estamos leyendo declaraciones que de no ser tan delicado el momento, moverían a risa. Estados Unidos y los grandes operadores financieros hablan de proteger a los más débiles, a evitar la hambruna, pero al mismo tiempo, promueven y celebran los grandes rescates financieros que solo vienen a beneficiar a los poseedores del gran capital.

Tal y como sucedió en México tras el rescate bancario con el penoso asunto del FOBAPROA que sigue y seguirá generando costos fiscales al país, los rescates financieros en el mundo están marcado el mismo signo: la protección a las poderosas oligarquías.

Así lo resume el diario español El País:

Como si se tratara de una casta superior, los causantes del colapso financiero siguen recibiendo generosas prerrogativas, mientras accionistas quedan arruinados y los trabajadores pierden sus empleos.

De acuerdo con la publicación, el salario de los altos ejecutivos ha subido 45% en 10 años, mientras que el del trabajador común sólo 7% y si bien el FBI ha abierto una investigación, ninguno de éstos ha sido procesado.

El derrumbe del sistema financiero internacional ha sacado a la luz estas colosales prerrogativas de los directivos cuya gestión ha abocado a la desaparición de firmas históricas como Lehman Brothers o Merrill Lynch, publica el País.

Recuerda que sólo las cinco mayores firmas financieras de Wall Street -Merrill Lynch, JP Morgan, Lehman Brothers, Bear Stearns y Citigroup- pagaron más de tres mil millones de dólares en los últimos cinco años a sus máximos ejecutivos, justo en el periodo en el que éstos se dedicaron a inflar las cuentas, empaquetando en fondos y otros activos opacos, préstamos incobrables que han derivado en la mayor crisis financiera de la historia.

“Cuando el sistema se colapsó, las firmas siguieron siendo generosas con los causantes de la debacle. Stanley O’Neall se llevó a casa 161 millones de dólares cuando dejó Merrill Lynch; Charles Prince obtuvo 40 millones al dejar Citigroup, cifra similar a la que obtuvo Richard S. Fuld, de Lehman”, escribe Ramón Muñoz, autor del reportaje.

La comisión de investigación de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha puesto al descubierto esta semana que la cúpula directiva de Lehman Brothers aprobó bonos por millones de dólares para los ejecutivos que salieran de la empresa mientras negociaban con las autoridades federales el rescate de la quiebra. Su consejero delegado, Richard Fuld, cuya actuación ha llevado a la desaparición del banco de inversión más veterano de Estados Unidos (fundado en 1850), ganaba 17.000 dólares a la hora, revela el País.

La comisión de investigación del Congreso también destapó que Fuld autorizó pagos de 20 millones de dólares a dos directivos de Lehman cuatro días antes de que la firma se declarara en bancarrota.

En tanto, los gobiernos piden sacrificios a ahorradores, accionistas y trabajadores para salir al rescate de bancos y aseguradoras a costa de miles de millones de las arcas públicas. Y los culpables de este saqueo no sólo no son reclamados por la justicia, sino generosamente recompensados.

Es como si a los asaltantes del tren de Glasgow les estuviera esperando el jefe de Scotland Yard en la estación de Londres para colgarles una medalla. Su botín fue de 60 millones de euros (al cambio actual) y se le llamó el robo del siglo. ¿Cómo llamaremos a las hazañas de los villanos de Wall Street?, pregunta el País.

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