miércoles, noviembre 19, 2008

Columna Asimetrias. Gobernando por "Outsourcing"

Por Fausto Fernandez Ponte

19 noviembre 2008
"Un Gobierno debe ser uno de empresarios, para empresarios y por empresarios". Vicente Fox

I

Antójase ironía grotescamente macabra que Juan Carlos Mouriño, identificado como el Rey de los Contratos en Petróleos Mexicanos, haya muerto en un accidente (versión del Gobierno) causado por la práctica misma del contratismo.

Vero. Según la versión gubernamental, el desplome del avión de la secretaría del despacho de Gobernación en el que viajaban el español y José Luis Santiago Vasconcelos y otros funcionarios fue causado por impericia de los pilotos.

Empero, esos pilotos –también fallecidos en el desplome del avión— no eran funcionarios del Gobierno, sino particulares ermpleados por una empresa privada, responsable por contrato del mantenimiento de la aeronave.

Así, la empresa privada ejercía el contrato licitado por Gobernación para proveer conductores o pilotos del avión del Gobierno y asegurarse que la aeronave estuviese en condiciones óptimas y seguras para volar.

Ignóranse detalles acerca de cómo ocurrió la licitación –el Gobierno no ha divulgado información al respecto— ni quiénes son los empresarios dueños de la razón social contratada ni la identidad de sus funcionarios u operadores.

II

Pero presumiríase que los empresarios dueños de la entidad privada proveedora de pilotos y mantenimiento del avión tienen influencias en el Gobierno o contactos en círculos altos de de éste o simplemente acceso a quienes deciden.

Más fuere lo que fuese –o, parafrasean al presidente de Facto, Felipe Calderón, "haiga sido como haiga sido"-, lo que emerge es la sospecha de que el contrato a la empresa proveedora pudo haber sido, dígase, amañado.

Y por amañado entiéndase la presunción suspicaz de que la licitación de obras y servicios al gobierno no suelen ser transparentes, sino opacas. La opacidad nutre la voracidad humana y permite la corrupción.

Ello es parte de la idiosincrasia del poder y de la vida empresarial y, ergo, deviene en la cultura de la corrupción. Los contratos del Gobierno a particulares se venden (o se compran) en contubernio de personeros del Gobierno y postores.

Por supuesto, los postores beneficiados por los contratos otorgados por el Gobierno son aquellos con acceso, influencias o identifiación ideológica y afinidad política o simplemente porque ofrecieron y pagaron mejor precio.

III

Mouriño, cid campeador del contratismo, obtuvo sus 102 contratos con Pemex porque era, primero, diputado federal, y después, por ser funcionario de la secretaría del despacho de Energía cuyo titular era Felipe Calderón.

Operaba, pues, con ventaja, lo que implica alevosía y premeditación, avieso fin de aprovecharse de cargos públicos, acentuados éstos por la cercanía con don Felipe. Ni éste ni Mouriño vieron en ello conflicto de interés. ¡Qué cinismo!

La otra perversidad del contratismo --en inglés, "out sourcing"— tiene tres vertientes ominosas: una, la de subrogar a particulares las potestades del Gobierno, lo que equivale a abdicar deberes y obligaciones.

La segunda vertiente es aun más aberrante: evadir responsabilidades morales, éticas e incluso penales, pues las normatividades reguladoras son laxas, de compadrazgos políticos y complicidades mercantiles.

La tercera vertiente es monstruosa pues equivale a traición a la patria: privatizar el ejercicio del Gobierno. Gobernar mediante "out sourcing". Así se está haciendo. La seguridad nacional misma está a cargo de mercenarios.

El propio Mouriño parecía actuar y desempeñarse conductualmente en un puesto público como un empresario en pos de la ganancia ventajosa, más no como un político, sin conciencia de los imperativos de la seguridad. ffponteqgmail.com

Glosario:

Conductualmente: relativo a la conducta.

Laxas: flojas, ligeras, descuidadas.

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