Año 7, número 2434
Sábado 15, noviembre del año 2008
Si bien es cierto que el tener un “guardadito” (sobre todo un “guardadito” de ese tamaño) por si se ofrece. Que dicho sea de paso, parece ser una actitud más propia de las mujeres, siempre previsoras, que de los hombres.
Bien puede dar la lectura de que la Hacienda Pública está en manos de un hombre previsor. Lo que es evidente y excelente. Pues buena falta que va a hacer el “guardadito”. El vendaval apenas empieza.
Y puede llegar el momento que deseemos con toda buena voluntad, que don Agustín tenga por ahí otros tantos “guardaditos” más. Porque el “guardadito”, de seguir bajando el petróleo, no va a alcanzar para mucho.
Pero todo tiene, cuando menos, dos puntos de vista; y estos suelen ser, en ocasiones, totalmente diferentes. Siendo oportuno puntualizar que el señor Carstens no habló de transferencias, entendiéndose que de una partida a otra del Presupuesto; sino de un “Guardadito”.
Pero hay dudas y por supuesto preguntas...
¿En dónde estaba ese “guardadito” que nadie sabía de él?...
Y más...
¿Qué hubiera pasado con el “Guardadito” del que nadie sabía ni dónde estaba, si no se hubiera necesitado?...
Y más todavía...
¿Cómo es posible que los organismos de fiscalización de los dineros del Pueblo, es decir, los legisladores, no se dieran cuenta que esa cantidad de dinero estaba guardadita, es decir, que no estaba?...
¿Serán esos los únicos “guardaditos” que tienen?...El aspecto negativo del caso es que, respondan lo que responsan, ya nada se les puede creer (y menos al que pronosticó un “catarrito”). La credibilidad hacia las Autoridades es nula. Y ese sí que es un problema serio.
Cabiendo solo comentar, que esa cantidad de dinero que se antoja fabulosa, la tiene cualquier Jefe de Cártel, y en efectivo. Y si quieren inversión privada para sacar adelante al País, ahí están los inversionistas; todo está con que se despenalice el uso de las drogas.
Así lo hicieron en los EEUU cuando dejaron de perseguir al alcohol; y uno que fuera contrabandista, de la noche a la mañana se convirtió en respetable inversionista y jefe de una honorable familia.
Tan honorable que su hijo llegó a ser Presidente: John F. Kennedy. Y su otro hijo, Robert, llegó a ser Procurador de Justicia y perseguía a los delincuentes (cosas de la vida).
Finalmente, entre los que tenemos y los que podrían llegan, no habría mucha diferencia. Solo que tal vez los segundos no tendrían necesidad de un “Guardadito”.
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