Barómetro Internacional
EE.UU. gasta U$ 700 millardos en armamento y con solo U$ 50 millardos no habría hambre en el mundo
Por Sylvia Ubal
¿A dónde va destinada la mayoría del presupuesto de Estados Unidos aprobado en el mes de septiembre? El presidente Bush consiguió sin problemas incrementar considerablemente el presupuesto militar, según la Oficina Congresional de Presupuesto el monto supera los 770 000 millones de dólares y además supera el presupuesto militar del resto del mundo. Según las Naciones Unidas, será seis veces mayor al de China (segundo país en gasto militar), 10 veces más que Rusia (tercer lugar) y ¡100 veces más que Irán!
Pero habrá un inevitable recorte en el presupuesto del área interna del gasto social, y también de los fondos de apoyo a América Latina y al tercer mundo en general, junto a un muy probable incremento de impuestos extraordinarios y ordinarios para el contribuyente norteamericano.
El presidente Bush aumentó el presupuesto militar y ¿Qué significa este gasto frente a otras necesidades agudas de la humanidad? Según la ONU, para dar agua potable a todo el planeta serían necesarios 32.000 millones de dólares. Según la FAO, para acabar con el drama de las 925 millones de personas que pasan hambre en el mundo serían precisos 50.000 millones de dólares y con mucho menos se resuelve la muerte diaria de 50 mil niños por desnutrición.
Recientemente también fue aprobado un “paquete” por ocho países europeos que destina más de 2 millardos de dólares para socorrer los bancos con paquetes estatales que, sólo en Estados Unidos, ya suman más de un millardo de dólares, pero no todos sufren la crisis por igual. Los trabajadores pierden sus casas y sus empleos, y muchos ya están amenazados por el hambre. Pero muchos burgueses, cuya especulación llevó a los bancos a la quiebra, conservan privilegios escandalosos. Ejecutivos de los bancos que cayeron cobraron “indemnizaciones” y bonos millonarios. Richard Fuld, que conducía el banco Lehman Brothers, que pidió concordato en septiembre, tuvo “ingresos” de 45 millones de dólares en 2007. Stan O’Neal del banco Merryl Lynch, comprado por el Bank of América, se jubiló llevando para su casa 161 millones de dólares en indemnizaciones.
Pero no podemos olvidar que en Iraq, han fallecido decenas de miles de personas niños y ancianos en su mayoría a causa de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a través de la ONU, que llevaron a cero la existencia de los medicamentos básicos y los alimentos fundamentales de la población.
El mismo causante de estas muertes, es decir el Gobierno de Estados Unidos, planea gastar mucho más de un billón de dólares durante la próxima década en un arsenal de aviones, barcos y armas futuristas.
De acuerdo con la Oficina Congresional del Presupuesto, durante los próximos diez años la armada de aviones, barcos y demás medios para la guerra costará más de 770 000 millones de dólares, cifra muy por encima de lo estimado por Bush para la defensa a largo plazo.
Valdría la pena recordar en momentos como el actual, que cada día más de
10 000 niños mueren de hambre en el mundo y 600 millones de menores son explotados en trabajos prohibidos, entre ellos la prostitución infantil, mientras otros 150 millones deambulan por las calles de las grandes ciudades del mundo.
Nos deberíamos de preguntar, ¿cuántas vidas de esos hambrientos se salvarían, cuántos niños del África podrían subsistir, allí donde la mortalidad infantil llega a 174 por cada mil nacidos vivos, 20 veces más alta que en las naciones desarrolladas, o cuántas de las 445 000 mujeres fallecidas en África y el Sur de Asia por mortalidad materna se salvarían, con los 770 000 millones de dólares del presupuesto militar de Estados Unidos?
En la propia nación del Norte, ¿cuántos hogares podrían dar cobijo a quienes duermen en la calle cada noche?
¿Por qué no resolver con una pequeña parte de ese presupuesto para la guerra y muerte, como por ejemplo en la ciudad de Los Ángeles, la realidad que viven los 102 000 desamparados que duermen en parques, puentes o en las propias calles? Como también en las calles de Nueva York, Washington y otras grandes ciudades estadounidenses.
La cifra, solo en el estado de California, supera los 450 000 personas que no tienen dónde pasar la noche, entre ellos 9 000 niños, cantidad que en la última década ha crecido en un 15%.
Pero Bush, con su filosofía de guerra, muerte y terror, ofrece poco para aliviar el hambre, la carencia de hogar y las enfermedades, e ignora el deterioro del medio ambiente en su país y en otros paises.
Haití: El Vivo Ejemplo del Hambre en el Mundo
La crisis haitiana es tan extrema que ha forzado a la gente a comer (no alimentos) galletas de barro (llamadas “pica”) para aliviar el hambre. Es un desesperado remedio haitiano hecho de barro seco amarillo que proviene de la meseta central del país para aquellos que pueden permitírselo. Porque no es gratis.
En los inmensos suburbios de la llamada Ciudad del Sol, la gente usa una mezcla de barro, sal y grasa vegetal como comida normal, y eso es todo lo que se pueden permitir. Un periodista de AP en Puerto Príncipe lo probó. Dijo que tenía “una consistencia suave, pero la mezcla se deshacía fuera de la boca tan pronto se tocaba con la lengua. Después, y durante horas, persistió un desagradable sabor a tierra”. Mucho peor es cómo afecta a la salud humana. Una dieta de galletas de barro causa desnutrición severa, dolor intestinal y otros efectos dañinos por toxinas potencialmente mortales y parásitos.
Otro problema es el costo. Ese llena-estómagos no es gratis. Los haitianos tienen que comprarlo, y los precios de la “arcilla comestible” no paran de subir, casi U$ 1,5 el pasado año. Ahora cuesta alrededor de U$ 5 hacer 100 galletas (unos 5 céntimos cada una), lo que es más barato que la comida, pero muchos haitianos ni siquiera pueden permitirse eso
El 80% de los haitianos están empobrecidos en el país más pobre del hemisferio y uno de los más pobres del mundo;
El desempleo, las dos terceras partes, o más, de los trabajadores tienen tan sólo trabajos temporales.
Los que tienen empleo, ganan de 11 a 12 céntimos la hora; el salario mínimo oficial del país es de U$ 1,80 al día, pero las cifras del FMI muestran que el 55% de los haitianos reciben sólo 44 céntimos al día, una cifra con la que resulta imposible vivir.
El presidente Bush se ha negado a respetar o cumplir los acuerdos de Kyoto para mitigar la destrucción del planeta y reducir la pobreza mundial.
sylviaubal@gmail.com
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