martes, diciembre 09, 2008

Asimetrías.La Pena de Muerte

Por Fausto Fernández Ponte

09 diciembre 2008

"Si la pena de muerte fuera eficaz disuasivo contra el crimen, en Estados Unidos no habría delincuencia, y es el país con el mayor índice delictivo en el mundo".

Peter Hutchinson,
en The Nation

I

El tema de la reinstauración de la pena de muerte es motivo de un debate que, por razones varias, antójase falaz. Trátase, al parecer, de atizar la fogarata de soluciones falsas a un gran problema.

Y el problema es, objetivamente discernido, el del secuestro, el cual afecta a esos estratos societales altos --la burguesía-- y medios hacia arriba a partir de una línea media.

Dígase de otro arreo que los afectados son aquellos mexicanos que de alguna manera y gradación variopinta podríanse considerar pudientes; es decir, viven lejos del alcance de la proletarización.

En no pocos casos, a los secuestrados se les mutila --dedos u orejas, por lo general--, tortura, veja y, muchas veces, se les da muerte. Los casos de secuestro son miles. Tienen nombre: Martí, Vargas.

Y, por regla general, sus perpetradores gozan de impunidad. Los secuestradores suelen ser individuos de meollo duro --profesionales-- aunque el clima socioeconomico propicia una práctica más extendida.

El grueso de la población es ajeno a ésta modalidad delictiva. De los 110 millones de mexicanos, los afectados por el secuestro son, según cenáculos de la estadística, el 15 por ciento.

Pero ello no atenúa la gravedad del fenómeno, aunque sí pudiere ser un indicador que descubra sus causales. En un país con 70 millones de pobres, no debe sorprendernos que hayan empleos ilegales.

II

Ésto plantea dilemas morales. La mayoría de los mexicanos --incluidos, incongruentemente, la clase política-- se considera a sí misma nación cristiana, pero en rigor filosófico es nación cristianizada.

Subráyese de otro estilo, caro leyente, que el cristiniasmo, como la lengua castellana (y no la gallega, la catalana o la vasca) y los apellidos hispanos le fueron impuestos a nuestros ancestros.

Y de esos ancestros --los antiguos habitantes de lo que hoy es México-- es nuestra procedencia como pueblo mestizo con lo hispano. La hispanidad es una cosmovisión religiosa, lingüística y psíquica.

Cierto. Nos identifican, sin duda, la religión católica --la más densa del cristianismo-- y su vertiente guadalupanista, la lengua y los apellidos que nos remiten a una híperealidad dada.

Esos vectores de dominación atávica del mexicano conforman un telón de fondo que, dado el momento, conturbará a no pocos: nuestro genoma descorre velos que ocultan algo insospechado: nuestra indianidad.

Cierto. Los estudios del genoma humano en México arrojan un hecho sin soslayo: el componente hispano se va diluyendo y estamos en proceso de volvernos cada día más indios. Volvemos, pues, al origen.

Éste proceso ocurrente hacia el origen racial (étnico) se realiza sin abandonar el legado hispano impuesto a la fuerza como cristianizados, hablando y pensando en "castilla", y con apellidos españoles.

III

No nos pensamos indios. Y sí nos pensamos más en nuestra condición cristianizada --el guadalupuanismo es una guisa de cristianización actuante del indio-- que en nuestra indianidad; a ésta, la repudiamos.

O la negamos en nuestra psique colectiva. "Somos mexicanos", decimos. "No somos indios". Y no discernimos que la mexicanidad es indianidad. Ignoramos que México es un nombre náhuatl.

Nos aferramos al statu quo de cristianizados. La premisa de la fe induce a creer que la madre de Jesús es más milagrosa que éste o que el mismo espiritu santo, guisa metalógica del dios progenitor de aquél.

En la dialéctica del guadalupanismo identifícase un componente contrastante: le pedimos a la Virgen que resuelva conflictos con terceros, incluso rogándole que castigue a quien vemos como enemigo.

Sí, que castigue a quien suponemos es una amenaza a nuestros intereses, a nuestra vida incluso, o es un obstáculo o un adversario o un enemigo. Que lo castigue desapareciéndolo. O que lo mate.

Esa es la lógica en la manipulación corriente de aplicar la pena de muerte a secuestradores que además mutilen y/o torturen. El cristianismo lo prohíbe. Y lo prohíben tratados internacionales.

La prohibición expresa no fue óbice para que la Iglesia en España matase a miles en hogueras por disentir o por conveniencia y ganancia políticas coyuntural de personeros de poder religioso o civil.

En el contexto descrito, el falso debate actual entre políticos priístas y panistas y vengadores cerriles, laicos y religiosos, sólo buscan ganancia político-electoral promoviendo la pena de muerte.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Burguesía: grupo social constituido por personas de clase media acomodada

Cristianizada: sometida al cristianismo.

Híperealidad: realidad exagerada.

Metalógica: más allá de la lógica.

Proletarización: de proletarizar. proceso por el cual se degrada una clase o estrato social hacia la precariedadm la pobreza y la miseria.

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