Tal (por) cual
Laura Bolaños Cadena
Con cierta razón ha despertado expectativas favorables en el mundo, el arribo, ya muy próximo, de Barack Obama a la presidencia de los EU. Los presidentes del Partido Demócrata de ese país siempre se han mostrado más flexibles e inteligentes en muchos aspectos que los del Partido Republicano. Sobre todo después de ocho años de gobierno de George W. Bush, casi cualquier otro que no siga su misma línea puede resultar mejor. Prefiero a Clinton que a Bush y a Kennedy que a Reagan.
Sin embargo las esperanzas no deben rayar en la ingenuidad; ni Clinton, ni Kennedy, ni Obama ni ningún otro que llegue a presidente de los EU puede ser otra cosa que representante del imperio y defensor de sus intereses; ni los ciudadanos estadunidenses votarían por alguien que no lo fuera. No es de extrañarse, por lo tanto, que Hillary Clinton, nombrada para el puesto de secretaria de Estado del próximo gabinete, haya descartado que Obama tenga intenciones de levantar el bloqueo a Cuba o de entablar conversaciones con la organización palestina HAMAS.
Felipe Calderón, en las pláticas habidas con Obama durante su reciente encuentro en Washington, coincidió con el presidente electo de los EU en que se debe revisar el TLCAN; lo que no significa que la tal revisión vaya a ser beneficiosa para México, pues si el mexicano busca sacar alguna ventaja en cuanto al trato a los indocumentados mexicanos o respecto de cualquier otro rubro, el estadunidense se manifestó de acuerdo en dicha revisión ante sindicatos de su país que se dicen afectados por la competencia de la mano de obra mexicana. Así que si ya nos habían fastidiado con el TLCAN, la revisión puede resultar peor que la enfermedad.
México, peligro para EU
El general Barry McCaffrey, que fue zar antidrogas con Clinton y hoy es profesor adjunto en West Point, tiene una visión catastrófica sobre México y el gobierno de Felipe Calderón. Nuestro país, según él, “se encuentra al borde del abismo” y “se puede convertir en un narcoestado en la próxima década”. Pide “ayuda” de su gobierno a su vecino del Sur. Cita un libro llamado La Próxima Guerra donde su autor, Caspar Weinberger, ex secretario del Pentágono, describe la intervención militar estadunidense “después del colapso del régimen mexicano”, así que es fácil concluir qué clase de “ayuda” pide McCaffrey para México. Un estudio del Comando de Fuerzas Conjuntas de EU (JFC por sus siglas en inglés), nos compara con Pakistán en cuanto a ser ambos propensos a un colapso súbito. México, donde proliferan los cárteles de la droga, resulta tan peligroso para EU como Pakistán, país que cuenta con un buen arsenal de armas nucleares. Entérese de que los narcos mexicanos son tan terribles como una bomba atómica y es posible que su actuación haga necesaria la intervención militar de los EU para salvarse y salvarnos. (Con información del analista Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada, enero 14/09)
Laicismo calderonista
El Sexto Encuentro Mundial de las Familias (católicas) promovido desde el Vaticano, se inauguró este 14 de enero en la Ciudad de México. Como es lógico, el objeto de dicho encuentro es exponer y defender la visión de la Iglesia Católica sobre la cuestión de la familia; atacar asuntos como la homosexualidad, el matrimonio entre parejas del mismo sexo, la despenalización del aborto, el divorcio y la eutanasia.
Nadie objeta que promuevan sus puntos de vista y traten de convencer de ellos a quien esté dispuesto; lo inaceptable es que pretendan imponer dichos puntos a todo el mundo y convertirlos en ley, y por medio de la propia ley castigar a quienes obren de acuerdo con otros criterios.
La Iglesia Católica se opuso, en reunión internacional, a que se aprobara mundialmente la despenalización de la homosexualidad, en lo que coincide con gobiernos de países musulmanes fundamentalistas donde el hecho de ser homosexual se castiga hasta con pena de muerte. En Irán la ejecución es pública. En tiempos bíblicos eran apedreados hasta morir y la Inquisición los quemaba.
“Despenalización”, como en el caso del aborto, no significa “promoción”, sino simplemente colocar estas cuestiones en el renglón de conductas “no punibles”, o sea que no se castigan por ley. ¿Además de exigir que vuelva a penalizarse el aborto, exigirán que se retroceda a los años en que aquí en México se castigaba la homosexualidad como un delito? El mexicanismo “joto” se deriva de la letra “J”, nombre de la crujía donde se encerraba en Lecumberri a los homosexuales. Eran famosas las “cuerdas” en las que se conducía a estas personas a las Islas Marías, sin más culpa que ser homosexuales.
No sabemos si los del mencionado encuentro irán a pedir que además de prohibir el divorcio se penalice a los ya divorciados. Desde luego exigirán que se mantenga la prohibición de la eutanasia y proseguirán la pugna por imponer la enseñanza de la religión, por supuesto la católica, en la educación pública. (En la privada ya está).
Al estar presente en la inauguración, Felipe Calderón avala esta reunión y por ende sus propósitos, no obstante estar al frente del gobierno de un país laico de acuerdo a su Constitución y a sus leyes.
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