MEXICO, D.F., 20 de enero (UNIVERSAL).- A nueve meses de haber sido rediseñada, la Policía Federal retornó al esquema con que operaba al inicio de la administración, mientras los colaboradores cercanos del secretario de Seguridad Pública espurio, Genaro García Luna, han sido relevados por militares de los principales puestos de mando de la corporación.
La organización en seis divisiones especializadas, que planteó García Luna, operó sólo unos meses y fue rebasada por los escándalos de corrupción registrados a fines del 2008, que llevaron a prisión al comisionado interino de la corporación, Víctor Garay Cadena, y al jefe en funciones de la División Antidrogas, Francisco Navarro.
Elena Azaola, coordinadora de la Red de Expertos en Seguridad Pública, lamentó que no termine de reportarse un cambio cuando ya viene otro, y no se explique cuál es el sustento de esas reestructuraciones.
“Sabemos que falló porque hemos visto los resultados, pero no nos han informado a los ciudadanos si los cambios son resultado de los problemas que salieron a la luz hace unos meses y si van a resolverlos”, dijo en entrevista.
El modelo perfilado en diciembre del 2006 por García Luna planteaba un cambio de operación en la Policía Federal, fundado “en el ciclo clásico de inteligencia”, y en “sistemas y procedimientos de investigación criminal”, para “prevenir la corrupción y las posibles fugas de información”.
En marzo del 2008, al dar por concluido el rediseño de la corporación, que integraba a la Policía Federal Preventiva y la Agencia Federal de Investigación (AFI), el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) propuso una institución integrada por 30 mil agentes.
La corporación se organizó entonces en las divisiones de Inteligencia Policial, Delitos Federales, Seguridad Regional, Servicios Judiciales y Ministeriales, Fuerzas Federales y Antidrogas, cada una coordinada por un comisario general, salido del círculo cercano de García Luna.
Nueve meses después, las funciones de la División de Inteligencia, que eran responsabilidad de Maribel Cervantes Guerrero, fueron asumidas por la Subsecretaría de Estrategia e Inteligencia Policial, a cargo del General Javier del Real Magallanes.
Otro general, Alfredo Fregoso Cortés, está al frente de la Coordinación de Seguridad Regional, responsable de la vigilancia en carreteras, aeropuertos y puntos fronterizos, que en el diseño inicial estaba a cargo de Edgar Millán, asesinado el 7 de mayo.
A la muerte de Millán, Ramón Pequeño García (quien también pasó por la División Antidrogas) ocupó su cargo, del que fue relevado en diciembre por Fregoso.
Sobre estos cambios, Elena Azaola consideró que también debería haber una explicación, y que la llegada de los militares, por sí sola, no garantiza que no se repitans errores cometidos, pues para ello se requiere “un reconocimiento expreso de lo que falló y establecer indicadores de evaluación y seguimiento”.
Otros colaboradores cercanos que todavía le quedan a García Luna en la SSP son Facundo Rosas, quien de la Subsecretaría de Estrategia e Inteligencia Policial fue enviado a la de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos, sin injerencia alguna en tareas de operación policial.
También Luis Cárdenas Palomino, quien de la Coordinación de Seguridad Privada pasó a la Dirección de Prevención del Delito, y Patricio Patiño, que pasó de la Subsecretaría de Estrategia a la del Sistema Penitenciario.
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