Jorge Lara Rivera
Aunque sienta muchas ganas –conténgase– no tiene nada que ver con el Secretario de Hacienda (ya que ese término coloquial resulta políticamente incorrecto, inadmisible por estigmatizante) quien finalmente empieza a balbucir el sentido de la palabra “crisis”..., pero entre dientes, como su jefe de pandilla, en medio de eufemismos, circunloquios y otras zarandajadas.
Ya ve, lo afirman respecto al crecimiento de nuestra economía para este año los especialistas: contracción, reducción, empequeñecimiento, en un orden que oscilará entre el –1.5% y el –2.0%, y con una pérdida de empleos superior a los 300 mil, acumulable al déficit que desde el año del “cambio” (el 2000) ya parece bodega.
La cosa va por otro lado. Se refiere a la buena fortuna de atinarle al premio mayor del sorteo de la benemérita institución de asistencia pública la cual, por otra parte, desde el inicio del sexenio, por obra y gracia del macumba del león nigeriano o por el saboteo sistemático que hizo a la votación nacional priísta y perredista, está en manos de gente ligada al partido “Nueva” –ni tanto ya que sólo oficializó el entreguismo que desde el foxiato practicaban dirigentes magisteriales a favor de la derecha oligárquica– Alianza.
La expresión, entonces, se refiere a la suerte de atinarle al número ganador y sacarse, sin más, la lotería y dado el caso (pues para efectos es lo mismo) tiene que ver con los movimientos recientes en la Lotería Nacional y el vacante cargo de representante de la banca de desarrollo (Banobras, Bancomext y Nacional Financiera) en Washington D.C.
Así, mudando de la dirección de la Lotería a la caja grande de divisas Francisco Javier Yáñez Herrera, este cercano colaborador de la lideresa magisterial va de más a mejor (“para atender la relación de estas entidades con los Intermediarios Financieros Internacionales y diversas agencias del Gobierno de los Estados Unidos”, según informó en un comunicado el mismísimo Agustín Carstens), mientras que otro recomendado de ella, diputado con licencia Miguel Ángel Jiménez Godínez –¿un incondicional más, empoderado en la alta burocracia?– pone en entredicho la sinceridad del Programa Federal de Transparencia y Combate a la Corrupción (...“cero tolerancia al nepotismo, al compadrazgo, al amiguismo, al influyentismo, la corrupción”...) que ufana tanto a algunos ingenuos (entre ellos, Marieli Martínez de Graue) como para pagar en medios identificados con la ideología conservadora entusiastas desplegados con textos autorreferenciales que buscan encomiar al Ejecutivo, a la vez que concitar unidad nacional.
Por supuesto, con esta secuela de “pegarle al gordo” se trata de que el PANAL y su abeja reina no pasen hambre. Pero también para maniobrar con sobrados recursos en este año electoral, tan decisivo para perpetrar los pingües negocios “modernizadores” y de “productividad” –rentabilidad (¿quién lo duda?), que las privatizaciones pueden permitir a los secuestradores del país si, adueñándose del Congreso federal, lograran perpetuarse en el poder.
Muy convenientemente aquel membrete de los socios del régimen cobra factura y asegura así su buena tajada del botín a cambio de hacer el trabajo sucio, de quintacolumna, –al modo equivalente de los mercenarios Patricia Mercado y el payaso Subcomandante Marcos con la izquierda mexicana en 2000 y 2006– dividiendo el voto entre sectores populares con pretensiones de clasemedieros (pequeños empresarios, profesionales independientes, el magisterio del sistema educativo nacional público, por ejemplo) para neutralizar el efecto nocivo en su ánimo por las alzas de precios o la insensibilidad oficialista respecto al precio del diesel.
Y la cosa no es para tomársela a la ligera. Por lo pronto, el malestar se dejó notar este lunes en los cuatro puntos cardinales del país (Campeche, Sinaloa, Tamaulipas, Estado de México, Veracruz y Oaxaca) en manifestaciones de descontento de los distintos gremios involucrados en el sector pesquero, pero también de la Educación, y que asumieron las formas del paro, las movilizaciones y marchas de protesta, los plantones, etc.
No hará ni dos semanas la precipitada y convenenciera histeria de Germán Martínez Cazares, desde la presidencia nacional de Acción Nacional, dio ocasión de catar el nerviosismo que padece el régimen y la acidez de la atmósfera preelectoral cuando, con un pretexto que fue absolutamente inventado por una argüendera diputada local panista del Estado de México, el remilgoso se lanzó a insultar gratuitamente al gobernador Peña Nieto, aduciendo un hecho que no sucedió más que en su mente enfebrecida por la ansiedad y el deseo, en torno a un desaguisado que se atribuyó a un desprevenido alcalde, y usando del viejo truco del Caballo de Troya el cual resultó personificado por doña Margarita Zavala, involucrada en un posible, pero improbable, aunque de cualquier manera sospechoso reparto electorero de cobijas en un pequeño municipio de esa entidad.
Eso da la medida exacta del ambiente que se nos viene encima.
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