Ricardo Andrade Jardí
Mientras Obama asume la presidencia del imperio, sin hacer una sola crítica al daño que la política económica del “libre mercado” le ha hecho al planeta, y revistiéndose en las luchas de los antepasados yanquis nos informa que el rumbo que seguirá el imperio será en lo fundamental el mismo que hasta ahora, con algún asombro de populismo social, sin variación alguna hacia su estúpida visión de ser los dueños del mundo; el representante vaticano en México hace declaraciones contra el laicismo mexicano, en aras de que el clero (católico) intervenga más en la vida política y social de México, como si el oscurantismo del mismo no nos hubiera hecho ya bastante daño.
Sus declaraciones en pugna con la “legalidad laica del estado mexicano”, no dejan de ser un anuncio más de por dónde iremos perdiendo nuevamente la soberanía, que ya está bastante maltrecha gracias a la imposición usurpadora de Carlos Salinas de Gortari y toda la pandilla de cretinos, mediocres y ladrones que los han sucedido en el poder. Rodeados de una jerarquía católica ligada por un lado a las redes internacionales de pederastas y por otro al narcotráfico, las declaraciones del secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, pugnando por una mayor intervención de la Iglesia Católica en la cultura (educación pública) son un ejemplo más de la pérdida ética del Estado mexicano, que sostiene a “la cabeza” a un ejecutivo usurpador y al servicio de los intereses más perversos, en los que no está exentos el Vaticano. Las declaraciones del cardenal emitidas, ni más ni menos que en el Teatro de la República, donde después de la insurgencia revolucionaria que derrotara a la, mocha, dictadura porfirista, se nos otorgara la Constitución Política de 1917 que en teoría, y sólo en teoría, nos rige hoy, y en la cual están plasmados los ideales sociales, de una nación que entonces ciudadanos ejemplares soñaran podría ser México… ¡Claro que nunca imaginaron la degradación a la que llegaría la clase política moderna! Incapaz de representar al pueblo y extraviados en las limosnas que la oligarquía nacional y traslación les arroga a cambio de una voluntaria ceguera.
En un país democrático, justo y laico, llave fundamental para la democracia y la convivencia social, el Estado de Derecho debería invitar al cardenal Bertone a abandonar el país de forma inmediata y permanente, por pretender meterse en la vida política de nuestra bananera república, pero el Estado de Derecho no existe en el imaginario usurpador y nuestros 25 años de bananerismo neoliberal no ayudarán en nada.
Las declaraciones, además contradictorias y carentes de memoria histórica, si no fueran peligrosas deberían darnos risa, pues está demostrado que el catolicismo vaticano “no está en crisis”, tal vez económica, pero culturalmente es una escuela del siglo XII, si acaso, con un Papa nazi, “por obligación”, a la cabeza.
El secretario de Estado del Vaticano, tuvo la osadía de declara que el “el viejo concepto de laicismo anacrónico del siglo XIX” debe ser superado en México, para abrir la educación pública a la educación religiosa…
Tal vez el cardenal en un desliz se olvida que la vida religiosa en México, afortunadamente, no se limita sólo a catolicismo y que cuando se refiere a una educación pública religiosa está abriendo la posibilidad de que los educandos puedan ser enseñados según la preferencia religiosa de su familia o elección personal, lo que daría además un montón de empleos en el magisterio, pues cada grupo religioso tendría que tener su particular planta de profesores, que si bien no profesaran una religión en particular, enseñaran a los judíos con su preferencia religiosa, al igual que a los musulmanes, a los cristianos, a los budistas, a los presbiterianos, a los hinduistas, a los agnósticos, a los ateos, a los mormones, etc., acabando de una buena vez con la educación científica, humanista y creativa que durante un cuarto de siglo la derecha mexicana ha intentado exterminar sistemáticamente, hasta el grado en que Fox pudo ser un “presidente” coca-cola. Pero muy posiblemente el secretario de Estado del Vaticano no sólo no se refería a eso sino que además de calificar como arcaico nuestro laicismo, intenta vender la idea de la educación religiosa como algo novedoso, y “progresista”. En fin, el mundo está patas arriba como escribe Eduardo Galeano y el oscurantismo medieval se exporta, hoy, como alternativa de cambio, mientras se echan por la borda los pocos aciertos que han permitido que aún no nos cortemos la cabeza, en el continente, por asuntos religiosos…
Y como si el fraude electoral y el narcotráfico no fueran suficientes, el Vaticano parece que nos hará el favor de modernizarnos para llegar a ese punto sin retorno.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario