lunes, marzo 16, 2009

Guerra contra la usura


El Senado ha empeñado su palabra: este miércoles dará el primer paso para bajar las tasas de interés y las comisiones que cobra la banca. Argumentos les sobran a los legisladores para poner freno a la voracidad del sistema financiero, tras dos audiencias en que los funcionarios públicos encargados de vigilar, sancionar y regular a los bancos declinaron su papel, y les pidieron abstenerse de fijar topes y dejar todo en manos del mercado.Esta semana, mientras los bancos celebran su convención anual en Acapulco, se verá de qué están hechos los senadores de la República, que durante los últimos meses han ilustrado con profusión las extraordinarias ganancias de la banca “mexicana”, obtenidas a costa de atropellar y abusar de su clientela con tasas de interés que en algunos casos superan el 100%, comisiones desmedidas y prácticas expoliatorias, que tienen en la ruina a cientos de miles de usuarios, lo mismo a personas que a empresas, y a la economía sin fuente suficiente y accesible de financiamiento.El martes 10, al término de la segunda y última audiencia con representantes del sector financiero, previa al dictamen de una iniciativa contra los abusos de la banca, el senador priista Fernando Castro Trenti, presidente de la Comisión de Estudios Legislativos del Senado, advirtió:“El próximo miércoles (18 de enero) habrá dictamen con sensible baja de tasas de interés y de comisiones.”Previamente, había espetado a los funcionarios del Banco de México y de las comisiones Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y Federal de Competencia (Cofeco): “No vamos a vivir la vergüenza de pasar al pleno una aspirina. La gente quiere soluciones de fondo. Con ustedes o sin ustedes habrá cambios. Vamos a hacer una reforma en la que le entremos al toro por los cuernos”.
Castro Trenti recogía así el enojo de los senadores miembros de las comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público y de Estudios Legislativos, que durante cuatro horas escucharon una denodada defensa de los bancos, en voz del presidente de la CNBV, Guillermo Babatz; del director general de Análisis del Sistema Financiero, de Banxico, José Quijano León, y del presidente de la Cofeco, Eduardo Pérez Motta.Los funcionarios hicieron sus presentaciones gráficas, expusieron sus argumentos, escucharon comentarios de los legisladores, atendieron sus preguntas e inquietudes… pero nunca se salieron del guión.En síntesis, dijeron que no es posible imponer topes o regular oficialmente las tasas de interés y las comisiones de los bancos, porque se contraería el financiamiento, se impediría el acceso al crédito a la gente con menores recursos, se quebrantaría a los depositantes, no se podrían cubrir los altos riesgos de los préstamos y se atentaría contra el propio Estado.Además, alegaron que internacionalmente se ha comprobado que los topes a las tasas alientan el mercado informal de crédito, con intereses mucho más elevados; que la única forma de bajar tasas y comisiones es la competencia, con más bancos, con productos más novedosos.Para los senadores de todos los partidos, eso fue el colmo: les reprocharon asumir la defensa de los bancos, en lugar de vigilar el interés de la población, particularmente de los usuarios del crédito, asfixiados por los cobros de usura de la banca y hostigados por el acoso cotidiano de sus equipos de cobranza, que no respetan ni las horas de sueño para amenazar al moroso.Y es que los legisladores no salían de su asombro: los funcionarios de las entidades públicas que se encargan de vigilar, sancionar y regular a los bancos repetían los alegatos hechos por el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Enrique Castillo Sánchez Mejorada, el miércoles 4, durante la primera audiencia en el Senado, así como por Luis Pazos, presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef, dependiente de Hacienda), y por Guillermo Zamarripa, director de Banca y Ahorro de la SHCP. Ese día los legisladores también se molestaron por la defensa que los funcionarios públicos hicieron de la banca. El senador Rubén Camarillo recriminó al también panista Luis Pazos por su “falta de sensibilidad” y, de paso, por su incongruencia: la propia Condusef indica que la tarjeta de crédito de BBVA Bancomer cobra en México tasas de 80%, mientras que en España, su sede, sólo aplica 25%. Igual sucede con HSBC, que cobra aquí 77% y en Inglaterra, de donde es originario, 16%.La segunda audiencia estuvo plagada de las mismas contradicciones. La más relevante fue la de Guillermo Babatz, quien pidió a los legisladores no tocar comisiones y tasas bancarias porque, dijo, el mercado se regula y se corrige solo.No obstante, admitió que el crédito al consumo tuvo un crecimiento explosivo debido principalmente a que las tarjetas de crédito fueron otorgadas de manera laxa, excesiva e irresponsable: de 14.7 millones de plásticos que había en 2005 pasaron a 26.5 millones el año pasado.Y no sólo eso, Babatz demostró claramente cómo algunos bancos combinan pagos mínimos con altas tasas. Esto significa que el tarjetahabiente, sin que haga más uso de su tarjeta, en el mejor de los casos tardaría hasta 20 años en saldarla, pero en otros jamás terminaría de pagar.El presidente de la CNBV presentó a los senadores una muestra de 11 bancos –a los que no identifica por nombre del banco, sino que le asigna un número– con el cálculo del tiempo que le tomaría a un tarjetahabiente liquidar su deuda, bajo el supuesto de que no se use más la tarjeta y se dedique el cliente sólo a pagar el mínimo.Por ejemplo, el Banco 1 exige al usuario de una de sus tarjetas un pago mínimo de 6% del saldo, pero su Costo Anual Total (CAT, que es la tasa de interés más los demás cobros asociados a ella) es de 57.51%. En este caso, el tiempo que pasará para que el tarjetahabiente salde el plástico es de 19.9 años. El Banco 3 establece un pago mínimo de 5%, con un CAT de 42.79%, lo que se traduce en pagos durante 16.3 años. El Banco 10 fija un pago mínimo de 7%, con un CAT de 55.27%, y la deuda se arrastra durante 11.1 años.En cinco bancos, las tarjetas jamás terminarían de pagarse, pues combinan pagos mínimos de entre 4.5 y 5 por ciento, con CAT de entre 54.36 y hasta 110.54 por ciento. En todos ellos, en la columna “Tiempo de pago (años)”, aparece un contundente: “Impagable”, destacado en negritas.Sólo Babatz sabe qué banco corresponde al número que le asignó, pero cruzando información con Condusef y Banco de México, se tiene que las únicas tarjetas que rebasan un Costo Anual Total de 100% son la Spira Clásica de Invex y la Visa Clásica de Santander.Otras que podrían caer en el rango de “impagable” son la tarjeta Azul de Bancomer, con CAT de 80.76% y la Clásica de Banamex, con CAT de 77%. PerversiónUn ejemplo real –obtenido por Proceso–, de un ciudadano de carne y hueso, usuario de una tarjeta con nombre y apellido (Wal-Mart, operada por BBVA Bancomer), es la del cliente cuyo número de cuenta termina en 3548. En su estado de cuenta de septiembre de 2008 se le exigió un pago mínimo de mil 662 pesos. De esa cantidad, al pago de capital se destinarían ¡2 pesos con 65 centavos! Al pago de intereses irían mil 246.48 pesos y a comisiones 412.87 pesos. Pero el pago de comisiones no se detalla completo, sólo se anota en el estado de cuenta un pago de “comisión por mora” de 253 pesos, pues el cliente pagó dos días después de la fecha límite de pago; los restantes 159.87 pesos que fueron a comisiones, sólo el banco sabe por qué.Resulta que durante un año dicho cliente no ha hecho uso de la tarjeta y cada mes paga un poco más del mínimo. Aun así, el saldo aproximado de 30 mil pesos nunca baja. Caso práctico de una deuda que jamás terminará de pagarse.El propio Guillermo Babatz, precisamente en la convención bancaria de hace un año, criticó por perversa la estrategia de ofrecer pagos mínimos más bajos “para ganar clientes”, ya que “genera en el consumidor una falsa sensación de solvencia financiera” y puede llevarlo al punto en el que “la deuda que tiene no puede pagarse”. Profético, dijo que la competencia entre los bancos se tiene que dar en servicio y en tasas, “no en ganchos que puedan generar una venta en un inicio, pero que después van a generar problemas tanto al consumidor como al propio banco”.Tal cual lo previó, en el último año los tarjetahabientes en mora pasaron de 700 mil a 1.5 millones, y la cartera vencida en tarjetas de casi 7% a más de 10%.Aun así, Babatz pidió a los senadores que no se toque a los bancos, ni en sus comisiones ni en sus tasas, que son la fuente principal de sus utilidades, según datos de la propia CNBV.Funcionarios públicos y representantes de los bancos que han ido al Senado a defender las actuales prácticas bancarias han insistido en que la única manera de que bajen tasas y comisiones es una mayor competencia, la participación de más bancos, de una mayor oferta de productos y servicios innovadores.Pero la realidad los desmiente, y de ello han dado cuenta los senadores: en los últimos años han surgido 10 bancos nuevos, que en nada han incidido en la estructura y comportamiento del sistema. Los indicadores siguen siendo los mismos. En efecto, hace un par de semanas, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores difundió los resultados de la operación del sistema bancario durante 2008. Fuera de una caída de 32.15% respecto de 2007 en las utilidades totales de los 43 bancos que integran el sistema (pasaron de 79 mil 225 millones de pesos a 53 mil 756 millones), la estructura en los principales indicadores se mantuvo constante.Es decir, los seis bancos más grandes –los españoles BBVA Bancomer y Santander, el estadunidense Citigroup-Banamex, el inglés HSBC, el canadiense Scotiabank y el mexicano Banorte– acaparan poco más de 80% en activos, cartera, captación y utilidades netas.Pero quien se lleva la parte del león es BBVA Bancomer: 34.03% de las utilidades netas (casi 18 mil 200 millones de pesos), 24.74% de la captación total, 27.53% de la cartera total y 23.86% de los activos totales. En utilidades netas, el banco que más se le acercó fue el también español Santander, pero muy por debajo, pues apenas se llevó 14.45%.Banamex –el más cercano competidor– obtuvo 13.60% de las ganancias, 16.10% en captación, 14.61% en cartera total y 19.45% en activos totales.Ese es el contexto en el que los senadores deberán dictaminar 11 iniciativas presentadas por legisladores de todos los partidos, que en su conjunto buscan regular el comportamiento de la banca, caracterizado por el abuso y el atropello a la clientela, y su falta de compromiso con el país.Esto último lo muestra el hecho de que menos de la tercera parte de las empresas mexicanas se financian con bancos; la mayoría lo hace con sus propios proveedores. Así, el crédito bancario a la actividad productiva es de apenas 15% del PIB, cuando en países de menor desarrollo es, por ejemplo, de 36% en Colombia, de 60% en Perú y de 33% en Venezuela. Y en nada se compara con el financiamiento que los bancos ofrecen en países industrializados. Por ejemplo, en Canadá equivale a 80% del PIB; en España, por arriba de 120%; en Inglaterra, superior a 160%, y en Suiza, más de 170% del PIB.En lo que no tienen competencia los bancos “mexicanos” es en las ganancias. Las filiales en el país de BBVA, Santander, Citigroup, HSBC y Scotiabank son las estrellas, pues proveen de más de la tercera parte de los beneficios netos de esos conglomerados a nivel global.Así, para este miércoles, los senadores tienen el propósito de hacer un sólo dictamen con aquellas 11 iniciativas, “que se convertirá en ley”, para acabar con los abusos de la banca. Eso si cumplen con la advertencia del senador Castro Trenti, de que ese día “habrá dictamen con sensible baja en tasas de interés y comisiones”.De lo contrario, la 72 Convención Anual de los banqueros será nuevamente una fiesta en Acapulco.

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