1. Los corruptos empresarios y políticos mexicanos que dominan al país necesitan presentarse como gente decente, pasar como personas limpias y honestas, para que la población crea en sus permanentes mentiras. Por eso declara la clase política y empresarial que el famosísimo “Chapo” Guzmán Loera, líder de un poderoso grupo de narcotraficantes, que además “se fugó” de la cárcel durante el gobierno de Vicente Fox, no debió ser incluido en la llamada lista de Forbes, donde siempre destacan a los hombres más ricos del mundo. Pero el pueblo mexicano pregunta a propósito: ¿no son delincuentes acaso los otros miembros de las listas, con posesión de mil millones de dólares o mucho más, que todos saben que fueron obtenidos por la explotación del trabajo, los negocios ilegítimos, los caros servicios y todo tipo de transacciones?
2. En México las personas más ricas, según se ha publicado, son Slim, Bailleres, Zambrano, Salinas Pliego, Arango, Azcárraga, Arámburo/Zavala, Roberto Hernández, Harp Helu, Saba, Vázquez Raña y otros más. Ninguno de los antes anotados podrá demostrar que sus cientos o miles de millones de dólares son producto de un trabajo honrado. Todos han aprovechado las “legalidades” de explotación de trabajo humano, la “amplitud” de las leyes para hacer negocios, la protección del Estado para no pagar impuestos o la “apertura comercial” para vender o dar servicios caros que garantiza el sistema capitalista, para acumular cuantiosas riquezas. Ningún campesino, obrero, artesano, empleado que durante 40 años ha trabajado honradamente, puede acumular ni el uno por mil del dinero que tienen los de las listas de Forbes.
3. Antes de 1982, año en que se “nacionalizaron” los bancos por López Portillo, los multimillonarios mexicanos habían hecho sus riquezas en períodos de tiempo más prolongados. Era muy difícil decir que eran “prestanombres” de inversionistas extranjeros porque había habido una historia. Espinosa Iglesias, Carlos Trouyet, Agustín Legorreta, Ruiz Galindo, Garza Sada, Garza Lagûera, fueron banqueros e industriales nada honestos, pero al parecer fueron forjando sus capitales en varias décadas. Los multimillonarios actuales, los que comenzaron a aparecer durante el neoliberalismo que De la Madrid/Salinas pusieron en marcha a partir de 1982, hicieron sus capitales en unos cuantos años. La realidad es que como los capitales de ahora son menos nacionales, la asociación se presenta como totalmente legal.
4. Por eso López Obrador tiene la razón al decir: “En nuestro país existe una República aparente, simulada, falsa; hay poderes constitucionales, pero en los hechos un grupo ha confiscado todos los poderes. Esta especie de gobierno mafioso o de dictadura encubierta no sólo ha nulificado la vida democrática, sino que ha causado una infame e inmoral desigualdad económica y social. Basta un dato revelador y contundente: en 1987, cuando se desataron las privatizaciones, en la lista de la revista Forbes, donde aparecen los hombres más ricos del mundo, sólo había un mexicano con mil millones de dólares. Al finalizar el gobierno de Salinas, seis años después, ya eran 22. Y el año pasado, los diez más ricos de México acumulaban 100 mil millones de dólares, mientras la mayoría del pueblo ha sido condenada al destierro y a la sobrevivencia”.
5. ¿De dónde han salido las riquezas? El excandidato presidencial señala: “Es claro pues que más allá del discurso neoliberal, el principal propósito de los potentados ha sido el pillaje, el vandalismo, el descarado traslado de dominio de bienes del pueblo a particulares. Ésta es la cruda y amarga realidad: la riqueza de unos pocos se ha edificado sobre el sufrimiento y la desgracia de la inmensa mayoría de los mexicanos”. ¿De dónde surgió la riqueza del “Chapo” Guzmán? Pues de la droga que envenena a todos los que la consumen o la quieren consumir. Al parecer la riqueza del “Chapo” fue obtenida haciendo daño. ¿Y la riqueza de los otros de la lista? Haciendo un daño mucho mayor: explotando, trasladando a particulares bienes del pueblo (robando), realizando pillajes (saqueando) y actuando como bandoleros.
6. Así que los que elaboran las listas de Forbes no deben preocuparse por tener un narcotraficante más en sus publicaciones. El “Chapo”, el Slim (el de los servicios telefónicos más caros del mundo), el Azcárraga y el Salinas Pliego (dueños de los monopolios de medios de información más corruptos del mundo), el Roberto Hernández (que al vender Banamex no pagó 20 millones de dólares de impuestos), el Oliverio y el Mario Vázquez Raña con gigantes almacenes, periódicos y otros negocios. En fin: parece que “El Chapo” todavía es un simple aprendiz para hacer negocios. ¿Por qué entonces políticos, empresarios, medios de información, se “rasgan las vestiduras” porque aparece un narcotraficante especializado en las listas cuando en realidad los demás enlistados obtuvieron sus capitales por muy parecida ruta?
7. La diferencia es que al “Chapo” lo persigue el gobierno, el ejército y la CIA por mar y tierra para encarcelarlo nuevamente o para asesinarlo y a los otros enlistados en Forbes les hacen homenajes y caravanas, los aplauden en los medios y les entregan premios por ser empresarios e inversionistas exitosos. Se dice que los millonarios legalizados como Slim, Azcárraga, etcétera, realizan inversiones y crean empleos; eso es real, aunque no todos. Pero también el Chapo hace inversiones y crea miles de empleos entre los campesinos que producen la droga, otorga regalos en los pueblos pobres por los que pasa e, incluso, hace obras materiales en pueblos y entrega obsequios. ¿Quién es entonces mejor? Ninguno: lo mejor sería la distribución igualitaria de la riqueza entre todos los mexicanos. Por eso todos son condenables.
8. ¿Qué se hubiera dicho si en lugar del “Chapo” hubiera aparecido el Fox, la Martita o uno de sus hijos; el Romo, el Hank, la Gordillo, el Fernández de Cevallos, el Peña Nieto, el Beltrones o uno de los altos jefes del ejército? Afortunadamente en América Latina han comenzado a surgir gobernantes que están cambiando las constituciones para que la distribución de la riqueza sea igualitaria y se ponga en la cárcel no solo a narcotraficantes sino también aquellos que acumulan gigantescas riquezas mientras la población mayoritaria muere de hambre. Todo ese dinero que va a la bolsa de los ricos en forma de plusvalía y esos insultantes salarios altísimos de los funcionarios de gobierno deben ser convertidos en presupuesto público para ser usados en inversiones para crear empleos y costear proyectos productivos. ¿Qué más?
pedroe@cablered.net.mx
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