"Los Zetas" son creación de la derecha panista

María Teresa Jardí

Claro que "Los Zetas" existen y claro que participan todos los días en los crímenes horrendos que se documentan por los medios. "Los Zetas" son una mezcla de la Brigada Blanca y el BARAPEM a lo bestia. Que además cuenta con el aporte criminal de los kaibiles, a los que la derecha panista abrió las puertas para que mejor entrenaran a su grupo de élite "estrella". Claro que "Los Zetas" existen y claro que participan todos los días en los crímenes monstruosos que los medios todavía documentan. Y buena sorpresa nos llevaríamos si hiciéramos una radiografía de la información que no consignan las instituciones procuradoras de justicia. Es claro que seguramente participan en otros crímenes, de los que nada se dice porque no se conocen todavía o porque a la gente directamente involucrada le asusta el hablar de ello. Y es claro que realizan las funciones que de boca en boca se comentan. Y es claro que la patente de corso aparejada al puesto para este grupo es la de cobrar por la protección que brindan emulando a La Mafia. Así como el aporte Kaibil es el corte de cabezas, lo copiado de La Mafia siciliana es el cobro de cuotas para brindar "la protección" a sus propias amenazas que las victimas afectadas saben que de no pagar serán cumplidas. "Los Zetas" existen, es innegable. Pero "Los Zetas" fueron creación del gobierno como un grupo de élite para quién sabe qué y a quiénes perseguir. Y es evidente que su función principal va muchos más allá de lo que se analiza y refleja. Se trata de convencer para que nada cambie a favor de los gobernados --a los que la clase política sometida y de rodillas ante los designios venidos de fuera-- desprecia. De convencer reprimiendo y además, despertando en el colectivo social la idea de que la represión es necesaria. Quizá muchos o algunos de los asesinados son personas que se dedican al tráfico de drogas. Pero ante la IMPUNIDAD, como única certeza, no sabemos a cuántos mexicanos están ejecutando que no tengan nada que ver con la droga. Y en el supuesto de que aún les resulte difícil creerlo, igual coincidirán en que no deja de ser curioso lo útiles que han sido " Los Zetas" para que en Washington se preparen ya, como parte del PLAN MÉXICO, mentirosamente llamado INICIATIVA MERIDA, los "planes de contingencia" para "ayudar" a México: interviniéndolo. A eso viene la Clinton porque, a final de cuentas, el imperio no está dispuesto ni con Obama a dejar de ser imperio. El enemigo de la humanidad es el capitalismo y lo van a acabar por entender también los gringos. Pero correrá mucha sangre antes de que desde allá se geste el cambio que a los mexicanos, menores de edad que queremos seguir siendo de por vida, nos llegue "made in USA". Documentado por la historia, incluso mexicana, está el peligro que representa la creación de grupos de élite. Y cuando un país se ve obligado a crear un grupo así. De hecho, ningún país lo está porque a final de cuentas incluso el más inaceptable de los terrorismos puede combatirse con la prevención o el cambio de las causas que le dan origen. Pero, en fin, cuando se ve un país en la necesidad de crear grupos de élite debido a la ETA, por poner un ejemplo, se hace poniéndole toda clase de controles y con vigilancia extrema y cuando no se hace así se acaba como Felipe González, entregando a un impresentable como Aznar el poder. México todavía carga con los excesos de la Brigada Blanca y con los revividos, desde Zedillo, tan de derecha como Calderón, grupos paramilitares que lo mismo tienen en su haber Aguas Blancas que Acteales. Y para siempre los gringos van a cargar en su bagaje los crímenes de la CIA, al igual que los alemanes con los hornos de Hitler. Crear y dejar sin control a un grupo de élite, como sucedió, en el mejor de los casos, con el que da origen a "Los Zetas", es un crimen que los pueblos no pueden ni deben perdonar y no deberíamos los mexicanos olvidar ni por un instante que la creadora de "Los Zetas" es la usurpadora derecha panista que, además de fascista y corruptísima, ha demostrado tener como única compañera de viaje a una estupidez que espanta.