martes, marzo 10, 2009

Jaque Mate

Jaque Mate

“El mercado se equivoca con frecuencia, pero nunca tanto como los políticos.”
-Anónimo-

Nuestros políticos, siempre dispuestos a defendernos, nos aseguran que deben controlar los intereses que cobran los bancos, especialmente en tarjetas de crédito. Las instituciones financieras en México, afirman, aplican tasas de usura, muy superiores a las de otros países e incluso a aquellos en que operan sus matrices. El único problema con este argumento es que se basa en información falsa.Los políticos están comparando el CAT, o costo anual total de las tarjetas de crédito (una cifra que fija el Banco de México), con las tasas de interés de otros países del mundo. Sólo que el CAT incluye muchos más costos que la tasa de interés simple. Al comparar peras con manzanas, y promover así un control de precios, los políticos buscan simplemente engañar a la gente. Tengo frente a mí el estado de cuenta de mi tarjeta de crédito Bancomer de este pasado mes de enero. Ahí se asienta que mi tarjeta tiene un CAT de 75.71 por ciento. Esa tasa de interés, sin embargo, dista mucho de la que yo pagaría (en caso de no ser “totalero”, esto es, de cubrir mensualmente el total para no generar intereses) o la mayoría de los demás clientes.El CAT considera como base una tasa de interés máxima, pero el banco va reduciendo el tipo de interés gradualmente a quienes hacen a tiempo sus pagos. También considera un interés compuesto que capitaliza todos los intereses, lo cual no ocurre porque el pago mínimo, por lo menos el de Bancomer, cubre siempre los intereses. Además incorpora el impuesto al valor agregado, cosa que no hacen los intereses de los bancos de otros países.Cuando nuestros políticos comparan un CAT mexicano de 76 por ciento al año con una tasa de interés en los Estados Unidos de 22 están mintiendo o simplemente demostrando su ignorancia. En realidad deberían comparar el interés estadounidense con la tasa de interés efectiva promedio que, me dice un vocero de Bancomer, sería de 29 por ciento en el caso de ese banco.Aun así, los políticos pueden argumentar que no es justo que si en Estados Unidos se paga una tasa de interés de 22 por ciento por un crédito de tarjeta aquí tengamos que cubrir un 29 por ciento. Pero esto no es por algún abuso sino por la diferencia en condiciones de mercado entre México y Estados Unidos.Para empezar, la inflación anual al consumidor en la Unión Americana fue de 0 por ciento el pasado mes de enero, último para el que se tiene la información oficial proporcionada por la Oficina de Estadísticas Laborales de ese país. Nosotros tuvimos un aumento de 6.2 por ciento en febrero, según lo dio a conocer ayer el Banco de México. La mayor inflación de México y el creciente riesgo de devaluación del peso se reflejan en tasas de interés superiores para la captación de dinero en nuestro país, no sólo para los bancos, sino para cualquier empresa o persona física o para el mismo gobierno. El gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, está pagando un rendimiento de 0.25 por ciento en sus bonos del Tesoro, mientras que el mexicano cubre 7.25 por ciento en sus Cetes de 28 días, los mismos siete puntos de diferencia que vemos en créditos de tarjeta.Otro factor que tiene que ver con los niveles de las tasas de interés es el cumplimiento en el pago de los créditos. Es más fácil dejar de pagar una tarjeta, ya que el crédito se entrega a la palabra, que una hipoteca o un préstamo de coche, porque la casa o el auto son las garantías. Por eso la cartera vencida es mayor en tarjetas y el costo del crédito superior. En diciembre de 2008, según la Asociación de Bancos de México, la morosidad en tarjetas era de 9.5 por ciento del crédito total; en vivienda, mientras tanto, se reducía a 3.4 por ciento y en créditos a empresas a 1.1 por ciento. No sorprende así que el crédito de tarjetas cueste más que el hipotecario o el empresarial.Si realmente las tasas de interés en México estuvieran tan disparadas como afirman los políticos, cualquier banco que bajara los tipos de interés se quedaría en poco tiempo con todo el mercado. Pero eso no está ocurriendo. Si bien hay algunas diferencias, todos los bancos que operan en México, independientemente de su origen nacional, ofrecen tasas de interés razonablemente similares en tarjetas y otros mercados.Si realmente los políticos quisieran reducir las tasas de interés de los mexicanos, deberían tomar medidas para bajar la inflación, aumentar el ahorro y mejorar los instrumentos de cobro de los créditos vencidos. Pero las soluciones de fondo no les gustan a los políticos. Prefieren combatir los síntomas, culpar a los banqueros y buscar un control de precios que, como siempre, resultaría desastroso para la economía nacional.
Más devaluación
De poco sirvió el inicio de las nuevas subastas de 100 millones de dólares diarios del Banco de México. Ayer, 9 de marzo, el peso perdió nuevamente terreno frente al dólar. En el mercado al menudeo la divisa estadounidense se cotizó en Banamex a 15.69 pesos por dólar, un alza de 2.1 por ciento en un solo día frente a los 15.37 del viernes. En el interbancario de 48 horas, el dólar cerró en 15.584 contra 15.29 del viernes 6 de marzo, o sea, un aumento de su precio de 1.9 por ciento. El tema no carece de importancia. La crisis internacional le está pegando a México principalmente por la devaluación del peso.

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