Barómetro Internacional
Jorge Zárate
Rafael Correa dio su apoyo para abrir las negociaciones sobre Itaipú, firmó convenios, habló con empresarios e insistió en el camino del Socialismo del Siglo XXI. Rafael Correa, presidente de Ecuador, mostró un camino posible durante su conferencia magistral en la UNA. Aquí la crónica.
El Socialismo del Siglo XXI viene a romper la soledad y el egoísmo del neoliberalismo”, dice Rafael Correa, presidente de Ecuador y consigue un aplauso cerrado en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Asunción que acaba de declararlo Doctor Honoris Causa, el lunes 23 de marzo.
Correa es el primer presidente que hace una visita oficial al Paraguay desde que asumiera Fernando Lugo el 15 de agosto del año pasado, en una señal que es valorada por los movimientos sociales y estudiantiles que asisten a su Conferencia Magistral [1].
Vestido con la tradicional toga, Correa salta el protocolo y habla directo: «Muchachos, es hora de discutir a los manuales clásicos que nos equiparan Capital, Tierra y Trabajo, como si el trabajo fuera igual a los otros factores. Es hora de comprender que el trabajo humano es el elemento principal de la economía, nuestro socialismo tiene una visión humanista», expone ante una audiencia conformada por estudiantes de todos los claustros.
El presidente relata entonces como se había precarizado el trabajo en el Ecuador durante la era neoliberal. «Había empresas enteras que no tenían empleados, que tenían más de 300 contratados por hora«, comentó para explicar que dicha situación fue revertida en la nueva constitución de su país.
«Está prohibido precarizar el trabajo», dijo para recibir aplausos mientras se comenta que sería bueno fotografiar la cara de algunos de los decanos de la UNA mientras el ecuatoriano arremete con su palabra clara.
Lo dice en Paraguay, donde sólo un 3% de los asalariados está afiliado a un sindicato, donde con una población de 6 millones de habitantes hay sólo 70 mil jubilados, donde se persigue la formación de sindicatos tal como lo denunciara recientemente el Sindicato de Periodistas del Paraguay a la Asamblea de Medio Año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) [1].
Había comenzado su discurso recordando que «mientras en la academia es pecado no decir la verdad, en la política parece que es pecado decirla. Eso es lo que estamos llamados a revertir». Recordó a los indios Tsáchilas, cuyo nombre quiere decir «los hombres que dicen la verdad» para trazar una línea directa con el ñe´e (habla) sagrado y veraz de los guaraníes.
Nuestro dinero, nuestro desarrollo
«Ningún país latinoamericano participó del Consenso de Washington», recordó Rafael Correa para poner en valor la ola política que revirtió el seguidismo a ojos cerrados de las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en el continente. «Estuvimos más de 20 años obligados a hacer cosas que no decidimos como pueblo, por eso nos levantamos como siempre, revolucionarios, los hombres de América del Sur», expuso.
«¡Cada día somos más!», apuntó al saludar al presidente electo de El Salvador, Mauricio Funes, ex guerrillero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y para hacer un recuento de cómo fue cambiando la cuestión en el continente hasta llegar a «una América Latina zurda» gracias a «una revolución amparada en los votos».
Explicó entonces que es «absurdo» buscar respuestas a la crisis económica mundial en estos organismos explicando que ella «es el producto de una economía de casino, de procesos de sobre producción o exceso de mercancías invendibles».
Como contrapunto celebró el acuerdo de conformación del Banco del Sur que firmaban en ese momento en Caracas, Venezuela, el anfitrión Hugo Chávez con Cristina Fernández de Argentina y Lula Da Silva de Brasil [1].
Fue más allá. Pidió que se repatríen las reservas internacionales que «tenemos en bancos internacionales para poder financiar nuestro propio desarrollo. Lo podemos hacer rápidamente, y son miles de millones de dólares», insistió. «En Latinoamérica hacer frente a una crisis sería posible mediante un banco de desarrollo, nuestro Banco del Sur, para evitar este absurdo de arrodillarse ante organismos poderosos para endeudarnos cada vez más», dijo.
«Por eso, por primera vez en la historia, por primera vez en el mundo, Ecuador decidió hacer una auditoría de la Deuda Externa y por eso no pagamos lo que consideramos ilegal», señaló despertando una ovación. Correa lo dice en Paraguay, donde el ministro de Hacienda, Dionisio Borda no tiene mejor idea que pedir un nuevo crédito de más de 1.180 millones de dólares a los organismos internacionales para enfrentar la crisis económica en un plan que es criticado por las organizaciones sociales.
Reclamó también el presidente de Ecuador que se acelere la creación de una caja de compensación de monedas entre los países de América Latina «para no estar dependiendo del dólar o de los medios de pagos extranjeros». Este paso, previo a una moneda común, es declamado por los presidentes en cada cumbre pero hasta el momento han sido lentos los avances.
«La clave para reconstruir la sociedad latinoamericana es romper el neoliberalismo y reemplazarlo por una convivencia basada en la cooperación y en la solidaridad social», destacó.
Valor de uso
Correa mostró sus dotes de profesor, en su rápida y clara revisión de la teoría del valor. Con ejemplos sencillos, explicó al auditorio por qué era necesaria la intervención del Estado en las esferas centrales de la economía.
«Se necesitan máquinas, obras, cuestiones que son útiles a la comunidad, que tienen valor de uso y no son precisamente estas las que reciben las inversiones cuando no está el Estado. La “mano invisible” del mercado prefiere destinar el dinero a los objetos suntuarios que tienen una mayor tasa de retorno, un mayor valor de cambio, más “ganancia”. Es así que tenemos impresionantes, shoppings centers, centros de compras en nuestros países mientras hay un porcentaje elevadísimo de gente en pobreza«, apuntó. Se mostró entonces partidario de una economía que revalorice «el valor de uso, aporte de la tradición teórica marxista», indicó.
Cuando los vítores a Carlos Marx comenzaban a escucharse, Correa pidió: «¡Chicos, no hay que ser dogmáticos!» para pasar a calificar de “simplismo”, la teoría capitalista del hombre como lobo del hombre y colocar en el mismo sitial a la lucha de clases como motor de la historia. Decepcionó un poco no escuchar el por qué de esta aseveración, pero el hombre comenzó a exponer ejemplos prácticos que vale considerar.
Recordó entonces que Ecuador tiene reservas de petróleo en el territorio de los Achuar, Shuar y Kichwa «que han elegido vivir en aislamiento voluntario», comentó.
«La Amazonía es el pulmón del mundo. Ecuador no tocará estas reservas, renuncia a hacerlo, pero está en condiciones de exigir una compensación por las millones de partes de carbono que se dejarán de emitir a la atmósfera por esta decisión. Estas son las cosas a considerar en la nueva economía», apuntó. Dijo entonces que en el Socialismo del Siglo XXI, es el individuo social y solidario el que tiene preponderancia porque «en las sociedades se necesitan de manos muy visibles para logra la justicia, la equidad y la felicidad», subrayó.
Conceptos
Correa hizo un esfuerzo por definir al Socialismo del Siglo XXI señalando que tiene gran movilidad y diversas fuentes como la Teología de la Liberación, de la que es seguidor Fernando Lugo «que para nosotros es un ecuatoriano más», dijo recordando el pasado como sacerdote en los Andes ecuatorianos del presidente paraguayo. «Es un revolucionario, cuyo origen está en la Teología de la Liberación», fue la frase.
Tras explicar que la corriente se extiende por Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Argentina, Paraguay, Honduras y El Salvador, sostuvo que la misma surgió «como una respuesta a las democracias ficticias y corruptas que gobernaban nuestros países y respondían a las recetas de los organismos multilaterales del norte», subrayó. «No conocemos las respuestas antes de plantear las preguntas como presumen los neoliberales», apuntó para señalar que en Ecuador se edifica con esfuerzo «un programa participativo, democrático, multiétnico y comprometido con la integración latinoamericana». Agregó entonces: «Practicamos un sano nacionalismo y como el mundo ha podido atestiguar, defendemos con entereza nuestra soberanía».
Se retiró aplaudido y vitoreado no sin antes celebrar :”Afortunadamente en América Latina y en el mundo entero soplan nuevos vientos”.
Itaipú
“Paraguay tiene todo el derecho a pedir que revisen esos contratos», dijo Rafael Correa en la conferencia de prensa conjunta que dieron con Fernando Lugo. Mencionó haber hablado “tangencialmente” con Lula sobre la cuestión: “(Lula) es bastante abierto a todas esas revisiones”. Así que más aún en base a lo que pasó con Ecuador, que tal vez allí hubo una medida un poco exagerada de parte del Gobierno brasileño, probablemente en base a una información equivocada«, expuso. Correa se negó a pagarle a una constructora brasileña por las fallas de construcción en una represa en un incidente que sigue dando qué hablar.
jdzarate@hotmail.com
[1] Correa protagonizó una visita oficial de dos días a Paraguay junto con su canciller, Fander Falconí, y las ministras del Ambiente, Marcela Aguiñaga, y de la Secretaría del Migrante, Lorena Escudero. Además, vino con la comitiva la familia que alojó cinco años al hoy presidente Fernando Lugo en su época de sacerdote, en la localidad andina de Guaranda, «uno de los cantones más pobres de la provincia más pobre de Ecuador», explicó el presidente ecuatoriano. Fue condecorado con el Gran Collar del Mariscal Francisco Solano López, la máxima distinción nacional. Sucribió cuatro acuerdos de cooperación con Lugo sobre asuntos migratorios y consulares, medio ambiente y restitución de bienes culturales, entre otros, y firmaron un comunicado conjunto en el que destacaron las buenas relaciones bilaterales, así como la afinidad política que los une. Visitó las ruinas jesuíticas y se reunió con empresarios del departamento de Itapúa, principalmente productores de soja y trigo. El comercio entre ambos países es de alrededor de tres millones de dólares anuales.
[2] El presidente de Ecuador dijo que los miembros de la SIP sólo quieren «libertad de empresas, de hacer negocios». Correa dijo que en Ecuador hay libertad de expresión y bromeó ante la insistencia: «Bueno, dónde yo puedo denunciar el hostigamiento de la prensa del Gobierno ecuatoriano, por favor».
[3] El Banco del Sur es una propuesta de Chávez que se oficializó el 21 de febrero de 2007 cuando firmó, con el entonces mandatario argentino, Néstor Kirchner, el memorando para su puesta en marcha y desde entonces se han sumado al proyecto los Gobiernos de Ecuador, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Brasil.
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