Ciudad Perdida
El veneno de Manlio Fabio
La razón de “algunos”
Cartucho quemado
Miguel Ángel Velázquez
El veneno de Manlio Fabio
La razón de “algunos”
Cartucho quemado
Miguel Ángel Velázquez
Eso que tiró Manlio Fabio Beltrones al final de la semana que terminó fue, en palabras llanas, puro veneno.
Y peligrosa, cuando menos, la omisión que se hizo en los medios de comunicación de la amenaza que lanzó el senador.
Cansado él (Beltrones) y el priísmo de los manejos sucios de la realidad por parte del panismo, el senador por Sonora decidió recordarle a los azules que también tienen la cola sucia, y de qué manera.
Al hablar de la “ilegalidad con que gobierna Felipe Calderón”, amenazó a los panistas, no por lo que en la calle o en una parte del PRD se dice, sino por lo que él y el priísmo saben, eso que se guarda en el rincón de las complicidades y que sólo se exhibe en casos extremos, es decir, fue una advertencia que, por otro lado, da razón de lo que las autoridades electorales del país han querido negar: sí hubo fraude en 2006.
No hubo pregunta de por medio. El senador se lanzó porque su oficio político lo demandó. El priísta midió cada una de las palabras, seguramente supuso el efecto y la dimensión de su declaración, y dijo: “es enormemente irresponsable el Partido Acción Nacional, al estar convocando, nuevamente, a una crisis política similar a la que se vivió en 2006, y que todavía no termina, ya que existen algunos que siguen hablando de la ilegalidad con la que ejerce la Presidencia Felipe Calderón, llamándolo espurio y poniéndole todavía algunos otros adjetivos, que no son ya de considerarse a estas horas”.
Como se puede leer, lo dicho por Beltrones no tiene desperdicio. Primero da cabida, credibilidad a “algunos –él entre ellos, por eso lo repite–”, que “siguen hablando de la ilegalidad con la que ejerce la Presidencia Calderón”, y dice líneas arriba que la crisis política que desató el fraude en 2006, “todavía no termina”.
Culpa, entonces, al panismo de esa “crisis” y advierte que los azules pretenden generar una nueva mientras la otra aún no concluye, es decir, avisa de un nuevo fraude a la voluntad popular y con ello arrancó el último velo de duda que quedaba sobre los comicios de 2006. Sí, hubo fraude y él, Beltrones, lo sabe mejor que nadie. Porque él es, para decirlo de alguna manera, una voz autorizada.
Cabe entonces recordar que en este mismo tiempo, Andrés Manuel López Obrador recorre las delegaciones políticas del DF, y esos “algunos” a los que da la razón el senador priísta llenan por miles las explanadas delegacionales –casi todas– donde se presenta para hablar de soberanía, de la defensa del petróleo y de las atrocidades que representa la dupla Prian para el país.
Y no se crea que el pleito es tan profundo. Si así fuera habría que reclamarle a Beltrones que diga de una vez todo lo que sabe del fraude, que con responsabilidad verdadera, evite que se vuelva a repetir, o cuando menos que cumpla con la sentencia con la que terminó la conferencia de prensa del jueves pasado: “esa actitud irresponsable (del PAN) que parece que les hace ganar el poder, pero perder el país, no lo vamos a permitir”.
Pero que nadie se espante. Nada cambiará, porque al final el Prian es el Prian, y cuando sus intereses se juntan se olvidan los agravios, por muy reales o muy ciertos que sean. Ahora que lo dicho, dicho está. Lo escuchó quien tenía que oírlo, aunque la difusión fuera limitada, por eso la reacción desde Los Pinos.
De pasadita
Es tal el desastre que Gabriela Cuevas dejó en la delegación Miguel Hidalgo que al panismo no le quedó de otra que imponer allí a un cartucho quemado: Demetrio Sodi. Según dicen, ningún gallo azul se atrevió a entrarle al palenque que hereda la Cuevas, por eso llegó Demetrio Sodi, a quien algunos le tienen fe, pero de quien todos dicen lo mismo: sus mejores tiempos ya pasaron. Si así fuera, los azules perderían una de sus áreas supuestamente naturales, y Marcelo Ebrard podría demostrar que el DF sí puede pintarse de amarillo en su totalidad. ¿Será?
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx
Y peligrosa, cuando menos, la omisión que se hizo en los medios de comunicación de la amenaza que lanzó el senador.
Cansado él (Beltrones) y el priísmo de los manejos sucios de la realidad por parte del panismo, el senador por Sonora decidió recordarle a los azules que también tienen la cola sucia, y de qué manera.
Al hablar de la “ilegalidad con que gobierna Felipe Calderón”, amenazó a los panistas, no por lo que en la calle o en una parte del PRD se dice, sino por lo que él y el priísmo saben, eso que se guarda en el rincón de las complicidades y que sólo se exhibe en casos extremos, es decir, fue una advertencia que, por otro lado, da razón de lo que las autoridades electorales del país han querido negar: sí hubo fraude en 2006.
No hubo pregunta de por medio. El senador se lanzó porque su oficio político lo demandó. El priísta midió cada una de las palabras, seguramente supuso el efecto y la dimensión de su declaración, y dijo: “es enormemente irresponsable el Partido Acción Nacional, al estar convocando, nuevamente, a una crisis política similar a la que se vivió en 2006, y que todavía no termina, ya que existen algunos que siguen hablando de la ilegalidad con la que ejerce la Presidencia Felipe Calderón, llamándolo espurio y poniéndole todavía algunos otros adjetivos, que no son ya de considerarse a estas horas”.
Como se puede leer, lo dicho por Beltrones no tiene desperdicio. Primero da cabida, credibilidad a “algunos –él entre ellos, por eso lo repite–”, que “siguen hablando de la ilegalidad con la que ejerce la Presidencia Calderón”, y dice líneas arriba que la crisis política que desató el fraude en 2006, “todavía no termina”.
Culpa, entonces, al panismo de esa “crisis” y advierte que los azules pretenden generar una nueva mientras la otra aún no concluye, es decir, avisa de un nuevo fraude a la voluntad popular y con ello arrancó el último velo de duda que quedaba sobre los comicios de 2006. Sí, hubo fraude y él, Beltrones, lo sabe mejor que nadie. Porque él es, para decirlo de alguna manera, una voz autorizada.
Cabe entonces recordar que en este mismo tiempo, Andrés Manuel López Obrador recorre las delegaciones políticas del DF, y esos “algunos” a los que da la razón el senador priísta llenan por miles las explanadas delegacionales –casi todas– donde se presenta para hablar de soberanía, de la defensa del petróleo y de las atrocidades que representa la dupla Prian para el país.
Y no se crea que el pleito es tan profundo. Si así fuera habría que reclamarle a Beltrones que diga de una vez todo lo que sabe del fraude, que con responsabilidad verdadera, evite que se vuelva a repetir, o cuando menos que cumpla con la sentencia con la que terminó la conferencia de prensa del jueves pasado: “esa actitud irresponsable (del PAN) que parece que les hace ganar el poder, pero perder el país, no lo vamos a permitir”.
Pero que nadie se espante. Nada cambiará, porque al final el Prian es el Prian, y cuando sus intereses se juntan se olvidan los agravios, por muy reales o muy ciertos que sean. Ahora que lo dicho, dicho está. Lo escuchó quien tenía que oírlo, aunque la difusión fuera limitada, por eso la reacción desde Los Pinos.
De pasadita
Es tal el desastre que Gabriela Cuevas dejó en la delegación Miguel Hidalgo que al panismo no le quedó de otra que imponer allí a un cartucho quemado: Demetrio Sodi. Según dicen, ningún gallo azul se atrevió a entrarle al palenque que hereda la Cuevas, por eso llegó Demetrio Sodi, a quien algunos le tienen fe, pero de quien todos dicen lo mismo: sus mejores tiempos ya pasaron. Si así fuera, los azules perderían una de sus áreas supuestamente naturales, y Marcelo Ebrard podría demostrar que el DF sí puede pintarse de amarillo en su totalidad. ¿Será?
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx
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