Alerta el Banco de México de más caída del PIB
Carlos Fernández-Vega
En cuestiones económicas el país también está en alerta, pero en fase 6, porque el balance del primer tercio de este caótico 2009 resulta desastroso si se atienden las conclusiones que sobre el particular el Banco de México divulgó ayer: de enero a marzo, el producto interno bruto mexicano registró un desplome de entre 7 y 8 por ciento a tasa anual (aunque puede ser superior), lo que significa una proporción 10 veces mayor a la reportada en igual periodo, pero de 1995, el año de la gran crisis; en igual lapso del presente año se cancelaron 372 mil 289 empleos formales registrados en el IMSS, una caída cercana a 3 por ciento contra 0.5 por ciento en el primer trimestre de 1995; la inflación no cede y su variación anual promedio en el periodo es igual a la del cuarto trimestre de 2008, aunque en renglones como el de alimentos ha superado a los indicadores previos; persiste el deterioro de las exportaciones y se mantiene la presión sobre el tipo de cambio, entre otras gracias, sin incluir el efecto de la emergencia sanitaria.
Un pésimo balance para una población que ya no siente lo duro, sino lo tupido, en medio de tres lacerantes crisis (económica, sanitaria y de seguridad), cuya solución no tiene para cuándo, sobre todo con un gobierno que, si bien va y siendo generoso, sólo puede atender –si en realidad lo hace– una de ellas a la vez y con todos los bemoles.
Resulta que el Banco de México divulgó ayer su Informe sobre la inflación enero-marzo de 2009, en el que entre otras cosas subraya que la evolución de la actividad económica en México durante el primer trimestre del año se enmarcó en un contexto global caracterizado, en términos generales, por un creciente deterioro en los niveles de demanda y por condiciones mucho más adversas de acceso al financiamiento externo en los mercados de capitales internacionales. Este entorno desfavorable se vio reflejado en la mayoría de las cifras de demanda y de actividad productiva domésticas, las cuales sugieren que, en el trimestre que se reporta, la economía mexicana registró una caída considerable en sus niveles de actividad. Por un lado, la evolución de las exportaciones de bienes y servicios muestra que el deterioro de la demanda externa persistió durante el primer trimestre del año. Por otro, se observó una transmisión más profunda y generalizada del choque externo a los niveles de gasto doméstico. Como consecuencia de ello, la caída de la actividad productiva, que inició a finales del año anterior, se vio magnificada de manera importante.
De igual forma, reconoce que hasta ahora la caída de la inflación general ha sido más lenta que lo previsto, si se considera la fuerte contracción por la que está atravesando la economía. En los siguientes meses se espera que dos factores principales dominen la evolución de la inflación. En primer lugar, a pesar de que es factible que una parte importante del proceso de traspaso de la depreciación cambiaria a los precios al consumidor de las mercancías ya se haya llevado a cabo, no puede descartarse que en los siguientes meses dicho proceso continúe, aunque lo haga con menor intensidad. En este sentido, la apreciación y mayor estabilidad que ha registrado recientemente la paridad, la caída en las cotizaciones internacionales de las materias primas, así como la fase recesiva por la que atraviesa la economía, contribuirán a atenuar el referido traspaso. En segundo, se anticipa que las condiciones recesivas se vayan reflejando gradualmente con mayor intensidad en la formación de precios en el sector de los servicios, posiblemente induciendo una mayor caída de su inflación. En balance, se anticipa que la inflación general muestre una tendencia decreciente a partir de mayo del presente año y converja hacia su meta a finales de 2010.
El ingrato balance reportado por el Banco de México no incorpora, como lo precisa en el informe, el efecto negativo que en la economía tendrá la emergencia sanitaria: en los últimos días ha aparecido un brote de influenza porcina en el país. Dado lo reciente de este evento, no es posible saber cuáles serán su duración e intensidad, por lo que tampoco se puede prever cuáles serán sus efectos sobre variables como la inflación, el crecimiento y el tipo de cambio. En consecuencia, tanto el análisis, como los resultados y las proyecciones que se presentan en este informe, no consideran dicha situación.
Por lo que toca al empleo, advierte que la disminución de los niveles de actividad productiva durante el primer trimestre de 2009 condujo a un deterioro de las condiciones prevalecientes en el mercado laboral. Esto, al inducir una reducción importante de la demanda de trabajo y propiciar un aumento significativo en las tasas de desempleo. Al cierre del primer trimestre de 2009, el número de trabajadores asegurados en el IMSS presentó una contracción anual significativa, con lo cual se exacerbó la trayectoria negativa del empleo formal en el país. Ello se pone de manifiesto en el comportamiento de las caídas anuales del número de trabajadores asegurados en el IMSS al cierre del cuarto trimestre de 2008 y del primer trimestre del año en curso, que resultaron de 37 mil 535 y 372 mil 289 personas (menos 0.3 y menos 2.6 por ciento), respectivamente. Al cierre de marzo de 2009, la reducción anual en el número de trabajadores se derivó de la combinación de una disminución de 379 mil 633 trabajadores permanentes (menos 3 por ciento) y un aumento de 7 mil 344 eventuales urbanos (0.5 por ciento).
Como referencia, en el primer trimestre de 1995 la cancelación de empleo formal se concentró en las plazas eventuales. En la crisis de 2009 la mayor factura laboral ha recaído en las plazas permanentes. El Banco de México destaca que si bien la caída del empleo formal en la economía continuó observándose principalmente en el sector manufacturero, las actividades fundamentalmente dirigidas al mercado doméstico también empezaron a manifestar una mayor debilidad en sus niveles de empleo formal.
Las rebanadas del pastel
Contrario al registro del feliz funcionario que todo lo ve color de rosa, Agustín Carstens, el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz –un catastrofista institucional que suele estar más cerca de la realidad–, advirtió ayer que la emergencia sanitaria, sin duda, tendrá un impacto negativo en la economía mexicana, tanto que actualizó su estimación para 2009: el PIB nacional se desplomaría hasta 4.8 por ciento. Un enorme beso (con cubrebocas cumpleañero) a la dueña de mi sistema cardiaco.
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