martes, junio 16, 2009

La mano tendida


PARÍS.-La estrategia de Barack Obama en relación con Irán es muy clara: mano tendida y vía diplomática. El jueves 4 el presidente estadunidense fue muy directo en su ya famoso discurso de El Cairo. Afirmó: “Comprendo a quienes protestan porque algunos países tienen armas que otros no poseen. Ningún país por su cuenta debe escoger cuáles naciones deben contar con armas nucleares. Es por eso que he reafirmado firmemente el compromiso de Estados Unidos de procurar un mundo en el que ningún país tenga ese tipo de armamento. Y todo país –incluido Irán– debe tener el derecho de utilizar energía nuclear pacífica si cumple con sus responsabilidades conforme al Tratado de No Proliferación.

Ese compromiso es esencial en el tratado, y todos los que lo ratifican deben cumplirlo sin falta. Y tengo la esperanza de que todos los países en la región puedan compartir este objetivo”. Escuchar de su aliado estadunidense –hasta ahora incondicional– el reconocimiento explícito, dicho ante el mundo árabe-musulmán, de que Irán tiene derecho a disponer de energía nuclear con fines civiles, causó conmoción en Israel. Benjamin Netanyahu, el dererechista primer ministro de Israel; su canciller aún más radical, Avigdor Lieberman; las Fuerzas Armadas y gran parte de la clase política, así como de la población israelí, consideran la postura de Obama como una traición. Todos comparten las mismas convicciones: al no reconocer al Estado judío, Irán representa un peligro para la existencia misma de Israel. El único objetivo de su programa nuclear es militar, y por lo tanto su infraestructura debe ser aniquilada. ¿Se atreverá Israel a lanzarse sólo contra Irán? Día tras día crece el temor de que Netanyahu coloque a Washington ante este hecho cumplido. Según Guyzen TV, cadena televisiva israelí francófona, el 14 de mayo reciente Obama pidió a uno de sus representantes diplomáticos en Israel que entregara el siguiente mensaje a las autoridades de ese país: “A Estados Unidos le desagradaría ser sorprendido por un bombardeo israelí contra las instalaciones nucleares de la República Islámica de Irán.” Por su parte, Jean Daniel, exdirector de Le Nouvel Observateur y principal editorialista del semanario, preguntó al presidente francés Nicolas Sarkozy si era aún posible convencer a los israelíes de no atacar las instalaciones nucleares iraníes. El presidente francés contestó con obvia preocupación: “Francamente, no le puedo asegurar nada. Hasta Shimon Peres desea semejante intervención”. ¿El resultado de las próximas elecciones presidenciales iraníes del viernes 12 de junio podría provocar un cambio en las perspectivas? Nadie arriesga pronósticos. Los cuatro candidatos –Mahmud Ahmadineyad, presidente saliente; Mohsen Rezai, exlíder de los Guardianes de la Revolución; Mehdi Karoubi, expresidente del Parlamento, y Mir Husien Mousavi, exprimer ministro– salieron del mismo molde: el de la Revolución Islámica de 1979. De acuerdo con François Hourcade, experto del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés), con sede en París, ninguno cambiará la esencia del régimen. En caso de ser reelecto, Ahmadineyad deberá matizar su inflexibilidad ante la mano tendida de Obama, mientras que Mousavi, su más serio competidor, perteneciente a la izquierda intelectual, será más pragmático, pero siempre firme en torno a la cuestión nuclear. Una actitud idéntica adoptarán Rezai y Karoubi, defensores a ultranza de la República Islámica, de su autosuficiencia y de su importancia regional. Para Israel todos representan una amenaza vital. Al cierre de esta edición (jueves 11) se anunció un discurso “capital” de Netanyahu sobre la política exterior de Israel para los próximos días. El primer ministro israelí lleva semanas prometiendo lo mismo. Quizá lo inspiren la determinación de Obama y el veredicto de las urnas en Irán…

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