Parece que el despertar de los pueblos en Sudamérica enloquece a las oligarquías y al gobierno de los Estados Unidos y actúan. El presidente Zelaya tuvo que destituir al Jefe del Estado Mayor Conjunto y al Ministro de la Defensa tras desobedecer la orden de distribución de la urnas para la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.
El pueblo hondureño le pidió al presidente Zelaya convocar a un votación para una nueva constituyente y unos días antes de la votación el Jefe del Estado Mayor y el Ministro de Defensa simplemente dijeron que no distribuirían las urnas. Es decir, no acatan la voluntad del presidente ni del pueblo que es el soberano. La canciller de Honduras, Patricia Rodas declaró para Telesur que cree que estos sujetos se vieron amenazados por la oligarquía hondureña y la injerencia estadounidense que está todavía infiltrada y tiene influencia en algunos sectores del gobierno.
Sin embargo, las fuerzas armadas están en calma y de momento obedecen a su comandante en jefe, el presidente Zelaya.
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