Los niños menores de tres años de edad que logren sobrevivir luego del incendio en la guardería ABC, en Hermosillo, tendrán que someterse a por lo menos dos cirugías anuales hasta los 18 años, y sufrir, además del shock del dolor físico, el emocional, que quedará para toda la vida.
El costo estimado de la atención de esos pacientes hasta que dejen de crecer –que puede ser entre los 18 y los 21 años– es de un millón de dólares, informó en entrevista con Notimex la presidenta de la Fundación Michu y Mau, Virgina Sendel.
“El paciente quemado es el más caro que existe. No solamente es quien más sufre. Los hospitales Shriners, que nos ofrecen su atención gratuita en Estados Unidos, tienen considerado un costo de un millón de dólares por niño”, dijo.
Sendel explicó que dicho costo es por un paciente que registra 90 por ciento o más de la superficie corporal quemada, y refirió que por fortuna los más de mil niños mexicanos que se han tratado ahí –por medio de la fundación que encabeza– han sido salvados hasta con 95 por ciento de su cuerpo afectado.
La cifra de un millón de dólares implica desde el momento que llega el niño a Shriners Burns Institute hasta que cumple los 18 o 21 años. “Si a los 18 todavía no han acabado de crecer y necesitan más tratamiento, se los dan gratuitamente.”
Sendel expuso que para una persona que ha sufrido quemaduras en 50 o 70 por ciento de su cuerpo la situación es muy limitante, “mucho más en una criatura de tres años de edad o menor. Si logran sobrevivir van a tener que usar trajes de comprensión durante un año o más en todas las áreas quemadas. Es un traje de un material elástico, con especificaciones muy precisas, que se coloca sobre la superficie quemada”.
Detalló que lo que hace ese traje es ejercer presión para que las cicatrices no se hagan bordes o alcaloides y queden planas, pues lo real es que no desaparecen. “Ése es el primer paso. Implica para los niños una picazón tremenda, se les tienen que dar calmantes, porque durante un año o más las cicatrices dan mucha comezón e irritación.” Lo siguiente es que, dependiendo de qué músculos o tendones se hayan afectado, necesitan terapia de rehabilitación y se requiere extender los músculos con varias cirugías, según vaya creciendo el paciente.
“Las cirugías para un quemado severo van a ser de dos a tres por año, hasta que cumpla 18 o deje de crecer. También depende de las áreas afectadas; lo mismo sucede con la cara, porque se necesita cirugía correctiva”, expuso Sendel.
En el caso de los niños de Hermosillo, como son tan pequeños siguen su desarrollo normal, pero los injertos no crecen de acuerdo con la piel normal, entonces se tienen que cambiar cada determinado tiempo hasta que dejan de crecer y les quede un injerto para el resto de su vida.
Finalmente, sobre el apoyo sicológico, se tiene que aceptar que un niño quemado grave difícilmente puede recuperar su vida, porque se tiene que tomar en cuenta que recibe el shock más fuerte en cuanto a dolores físicos y emocionales.
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