viernes, junio 12, 2009

Vitral. Ahora sí están preocupados


Por Javier Solórzano









12 junio 2009

Lo del futbol es peor de lo que parece. Es un deporte de mucho dinero; con directivos que si no ganan no queda claro por qué están en el negocio; con jugadores que están bien pagados y con resultados nunca sorpresivos. Cada vez que la selección juega un mundial o un torneo se puede predeterminar con gran certeza hasta dónde llegará; no hay sorpresa ni asombro. El futbol es negocio pero también es social. Para la gente es importante porque es parte de sus gustos, pasiones y en torno a él se ha creado una enorme infraestructura. Ya quisiera Trinidad y Tobago, la que nos puso en evidencia en un juego de lágrima, tener algo así.

Hemos pasado de tener a la “mejor generación de futbolistas de su historia” y de ser el “gigante de la zona” a causar risa. El menosprecio juguetón y la soberbia de directivos, jugadores y prensa, aunque ahora lo nieguen, ya tienen sus consecuencias. Ahora no sólo nos ganan, también se burlan en El Salvador y Honduras. En el previo del partido entre estas selecciones en San Pedro Sula, aficionados y medios locales lanzaron comentarios y pancartas contra El Salvador bajo el “nosotros no somos México”.

El problema está en la estructura. Como todo en el país, lo único que importa es lo inmediato. Los dueños quieren ganar rápido y suponen que con buenos jugadores es suficiente. En la contradicción total algunos directivos han manifestado, molestos, que los jugadores “ganan mucho”. El salario no se lo pusieron ellos, sino los directivos que pueden pagarlo, porque además nadie se pelea con su dinero. Junto a lo deportivo y el negocio como fórmula única sigamos otra pista: la presunta venta de jugadores por parte del narco, ante lo cual no se ha dicho oficialmente nada siendo que debiera ser tema central en la SIEDO. En la medida en que avanza el narco es obvio que lo vamos teniendo cada vez más cerca de nuestro entorno.

La selección está como el país: a la deriva, desmotivada, enfrentada, cargada de intereses y dominada por su dueño real: el duopolio televisivo. El Tri es una de las mejores marcas del país, pero ahora sí se les pasó la mano. Olvidaron que en esto la clave es ganar, no sólo llevarse los dólares.

Si bien el futbol es un negocio privado, es cosa pública. Nadie se atreve a hacer nada porque suponemos que ya saben que —al igual que en la política y la economía— se les puede aparecer el fantasma de los poderes fácticos. En una de esas el Tri termina calificando y si así fuera será por los defectos de los otros más que por las virtudes propias. El Mundial está lejos, están lejos las ganancias y sobre todo el nivel de juego. Asistir puede terminar siendo de pena con lo que se ha visto desde hace un año. Los dueños ahora sí se están asustados; el motivo está a la vista: les están pegando en el bolsillo y ya se sabe que sólo así reaccionan.

¡OUUCHH! Fue al entrenamiento con su amigo Javier y que nos cae encima El Salvador. Entre esto y lo mal que andan jugando no hay manera.

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