Ricardo Andrade Jardí
Pero sin duda la acción más responsable que podemos hacer, independientemente de nuestras posiciones con relación al voto, es no votar bajo ninguna circunstancia por el PAN y yo agregaría, en lo personal, que ni por el PRI, ni por el PRD, y, menos aún, por Nueva Alianza. Cualquiera de esos partidos significa votar por Salinas y por “la maestra”, por los Bribiesca, aún libres, por los echeverristas Chuchos, en fin votar por la mentira, la traición y la mediocridad política.
“Se está avanzando en la revisión de mochilas en escuelas”, afirman los comerciales del PAN, en primarias y próximamente en jardines de niños y mientras los Zetas cruzan las fronteras del país con cientos de armas y toneladas de droga y el usurpador pelele emprende su lucha contra el crimen organizado, desde la raíz, faltaba menos, no sea que en la estancia infantil o en la subrogada guardería de la tía de la esposa de algún pelele estén “educándose” los “nuevos capos” del mañana, es decir, los que les quitarán en el futuro el control de las plazas a los tecnócratas de hoy, pero no es de extrañar, tan peligroso argumento, si consideramos que para el neoliberalismo, progreso significa: destrucción ambiental desmedida, sobreexplotación, multiplicación de la miseria, persecución política, fraude, renuncia a la soberanía, destrucción de la identidad, FOBAPROA, consumo irresponsable.
¿Por qué esperar otra cosa? Por supuesto que la revisión de mochilas es “un avance” para quienes están pretendiendo implementar la dictadura, con bastante ayuda, por cierto, del hoy opositor PRI y los arrastrados Chuchos.
Y mientras los anuncios políticos invaden nuestra cotidianidad, la doble moral del desgobierno usurpador hace gala de presencia.
Hace apenas unos días fue rescatada una ciudadana costarricense (tica) que afirma haber permanecido secuestrada y obligada a prostituirse en una casa del Norte de la ciudad de Mérida, Yucatán. En su declaración acusa al delegado del Instituto Nacional de Migración (INM) como uno de los sujetos con los que fue obligada a mantener relaciones sexuales contra su voluntad, violada, pues. El miércoles en el careo fue plenamente reconocido por la denunciante como uno de sus agresores, pese a la negativa del denunciado funcionario. Pero el asunto no termina ahí, pues hay otras jóvenes extranjeras que permanecieron igualmente secuestradas y forzadas a tener relaciones sexuales. Es toda una red de prostitución y crimen organizado que sólo es posible con la complicidad de las instituciones públicas. No hay que equivocarnos. Es muy posible que el delegado de migración en Yucatán esté involucrado, quienes trabajan hoy en el desgobierno usurpador no destacan ni por su honorabilidad ni por su ética y en cambio sí por todo lo contrario. Y no es suficiente con la renuncia de ese sujeto. La red es mucho más amplia. Traficar con personas, secuestrarlas y prostituirlas, es un asunto que involucra a todos los niveles de gobierno y no es posible sin la complicidad y el silencio de una buena parte de la sociedad. Y ese es el dilema. ¿Qué posibilidades existen de que con nuestro voto algo cambie en este país, si la ilegalidad (producto del voto, que no de la voluntad popular) es la norma que rige a quienes hoy se nos presentan como los candidatos que salvarán a México? Olvidando siempre que este país es, lo que es, porque ellos o sus partidos lo han corrompido todo, fomentado y gozado de la IMPUNIDAD que enloda las más nobles aspiraciones sociales, en nombre de una democracia de mercado, donde lo que menos importa es el respeto al mandato popular, porque carece de rentabilidad...
¡Qué barbaridad! Pensaba, erróneamente por lo visto, que algunos de quienes honestamente abogaban por anular el voto como forma de lucha eran menos ingenuos y estaba yo argumentando cuestiones más avanzadas de lo que esos casos requerían. ¿Cómo alguien va a creer que con el voto se va a cambiar algo? Ni que fuéramos idiotas. Por supuesto que no, ¿a quién puede ocurrírsele eso? Sólo a quien se le ocurre que anulando el voto entonces sí las cosas van a cambiar.
Las cosas van a cambiar con el voto, vigilándolo, cuidándolo, exigiendo que se respete, luego participando, protestando, organizándonos, trabajando y luchando día y noche en todos los frentes. Y tomará mucho tiempo. No, si no es fácil. Los que animamos a votar estamos perfectamente conscientes de que ese es sólo el primero de muchísimos otros pasos que hay que dar y por mucho tiempo. Ahora, quien piense que con votar en estas elecciones se van a cambiar las cosas es porque tiene una mentalidad infantil y entonces sí vale madre que vote, anule o que haga lo que quiera, porque desde luego que no es un ciudadano útil para la lucha que se requiere en nuestro país para salvarlo. Otra vez: no, con el voto obviamente no van a cambiar las cosas, pero es el primer paso si se trata de una lucha pacífica. ¡Dios mío, hasta donde ha permeado la cultura light! ¿Es tan difícil de entender?
¿Y a los narcopolíticos y a los narcobanqueros y a los narcoempresario quién les revisa la mochila?
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