El Universal
Las relaciones del PAN y del PRI tienen uno de los periodos más intensos durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y, luego, cuando Vicente Fox gana la Presidencia, el partido de Manuel Gómez Morín y una generación de luchadores por la democracia, enfrenta los problemas de la política real, desgastarse por ejercer el poder.
Es el periodo de reconocimiento de triunfos electorales panistas, a pesar de las rabietas priístas; de aplicación de la agenda política del PAN, en el gobierno de Salinas de Gortari.
Luego, a lo largo de los nueve años en que el PAN ha ocupado la Presidencia de la República, ha habido presencia del salinismo en Los Pinos.
Es historia fresca. Hablan con Carmen Aristegui, en sendas entrevistas uno de los más famosos panistas, Diego Fernández de Cevallos, ex candidato presidencial, y Manuel Espino, un dirigente nacional del PAN que entrega a la periodista revelaciones que lo pintan como un renuente a complacer al poderoso, así haya sido Fox o Calderón.
Es un par de entrevista a la mitad del volumen de 291 páginas del libro Transición, que este sábado presentará Carmen Aristegui en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, junto con el fotógrafo Ricardo Trabulsi, quien logró retratos de ambos políticos que detienen la atención del observador.
Como el resto de los entrevistados que dialogan con Aristegui y posan para Trabulsi, Fernández de Cevallos y Espino dieron tiempo para el ejercicio de comparecer a las preguntas de la opinión pública mediante de una reconocida periodista.
Diego, el operador, el jefeEs el periodo de reconocimiento de triunfos electorales panistas, a pesar de las rabietas priístas; de aplicación de la agenda política del PAN, en el gobierno de Salinas de Gortari.
Luego, a lo largo de los nueve años en que el PAN ha ocupado la Presidencia de la República, ha habido presencia del salinismo en Los Pinos.
Es historia fresca. Hablan con Carmen Aristegui, en sendas entrevistas uno de los más famosos panistas, Diego Fernández de Cevallos, ex candidato presidencial, y Manuel Espino, un dirigente nacional del PAN que entrega a la periodista revelaciones que lo pintan como un renuente a complacer al poderoso, así haya sido Fox o Calderón.
Es un par de entrevista a la mitad del volumen de 291 páginas del libro Transición, que este sábado presentará Carmen Aristegui en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, junto con el fotógrafo Ricardo Trabulsi, quien logró retratos de ambos políticos que detienen la atención del observador.
Como el resto de los entrevistados que dialogan con Aristegui y posan para Trabulsi, Fernández de Cevallos y Espino dieron tiempo para el ejercicio de comparecer a las preguntas de la opinión pública mediante de una reconocida periodista.
Desde joven, Diego Fernández de Cevallos tuvo un papel protagónico en vida del PAN, y en la primera parte del sexenio de Salinas fue el operador panista en Los Pinos. Lo relata así:
“Don Luis (H. Álvarez) fue quien llevó el diálogo con el Presidente. No sé si tuvo un total de una o dos docenas de encuentros durante el sexenio. Yo, posiblemente cien o doscientas, porque era quien operaba todas las cuestiones de orden práctico”.
Despertó el recelo de sus compañeros que pretendieron que a Los Pinos no fuera solo.
A todos contestó: “A mí no me manden con chaperones para tenerme confianza, porque eso es una estupidez”. Hay espacio para la tracalada, y “no me importa lo que digan los demás; me importa lo que diga mi conciencia”.
Así, con vigor resuelve en la entrevista puntos duros. Dice que después del debate presidencial, el cual ganó, Televisa le cerró espacios, de acuerdo con Salinas.
Asegura que Manuel Clouthier murió en accidente; que Salinas fue perjudicado con el asesinato de Colosio; defiende a José Córdoba Montoya de su leyenda negra, y revela que “lo sigo tratando”. Rechaza que Enrique Peña Nieto sea un invento de la televisión, pues “tiene carisma”.
“Siempre se habla del regreso de Salinas”, le suelta su interlocutora, y Diego exclama: “¡Pero si nunca se ha ido! En todas partes y a todas horas el señor está operando: Está cerca de Peña Nieto, de Beltrones, de Beatriz Paredes, y con gente del PRD. Está impulsando un proyecto”.
Espino contra corriente
El presidente del PAN entre 2005 y 2007, en el desafuero y la campaña presidencial de Felipe Calderón, Manuel Espino cuenta lo que ha visto, como que “la gente se decepcionó rápido de la democracia”, al tiempo que con Fox “hubo una declinación de las convicciones del partido”.
Una muestra: Culpa a Felipe Bravo Mena, presidente entonces del PAN, de haber dejado crecer las aspiraciones presidenciales de Marta Sahagún, algo que “sacudió al país”, pero no movió a los dirigentes del partido.
“Ni en los tiempos de mayor autoritarismo del PRI se vio que la esposa de un mandatario anduviese buscando la candidatura para suceder a su marido”.
Le tocó introducir el tema con Fox en Los Pinos y ahí se acabó la reunión y no volvió a ser invitado. Se enojó el Presidente.
Después, cuando estaba perdida la causa del desafuero de Andrés Manuel López Obrador, Espino volvió al circuito foxista con la idea básica de salida, y hasta las paces hizo con Marta.
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