Año 8, número 3191
Lunes 07, diciembre del año 2009
Dirigiendo una política enfocada a la estatización de la economía (contraria a la que se lleva en nuestro suelo donde poco es lo que nos queda por pignorar) Evo Morales logró el día de ayer reelegirse como Presidente de la hermana República de Bolivia.
Con una votación claramente mayoritaria en la que por primera vez los bolivianos radicados en el extranjero pudieron acudir a las urnas a sufragar, y con la presencia de cientos de observadores internacionales que garantizaron la legitimidad de las elecciones, don Evo ha logrado una transparente reelección.
Aunque por cuestiones legales las proyecciones de los resultados no se dieron oficialmente a conocer hasta pasadas las 10 de la noche; desde las primeras horas del día era claro que el triunfo del autóctono que piensa continuar aplicando su revolución indigenista-socialista, sería inobjetable.
Además de que con la misma claridad alcanzó la mayoría absoluta en el Senado, lo que le garantizará un quinquenio tranquilo en el que podrá ejercer un control político total.
Pues el tener dos tercios del Senado a su favor le permitirá no consultar con la oposición temas como las reformas de la Constitución y el nombramiento de autoridades claves de los miembros de tribunales.
Con lo que a pesar de las serias oposiciones que a través de su mandato ha tenido con los capitalistas internacionales, Evo está logrando terminar con la miseria en la que ha estado sumido su Pueblo desde hace décadas.
El caso es que semana a semana (la semana pasada supimos de las elecciones en Honduras y en Uruguay) los mexicanos estamos teniendo claros ejemplos de lo que es una verdadera Democracia en la que los resultados se conocen el mismo día de las votaciones.
Lo que no sucede en nuestro México en donde la farsa electoral no nos permite todavía saber si Calderón es el Presidente legítimo, o lo es López Obrador. ¡Que vergüenza!
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