LA HABANA, 6 de agosto (apro).- Cuba y Estados Unidos reviven sus enfrentamientos verbales de la Guerra Fría: ambos se reclaman mutuamente a causa de presos considerados espías… pero buscan a través de un tercer actor –la Iglesia católica cubana-- la posibilidad de formalizar un canje de prisioneros, como lo hicieron en los años setenta.
El tono de un nuevo desencuentro entre La Habana y Washington subió en los últimos 15 días, tensando aún más las relaciones, obstaculizando los pequeños avances en sus negociaciones sobre migración y atizando la confrontación y hostilidad de más de medio siglo.
El viernes 30 de julio, Arturo Valenzuela, secretario de Estado Adjunto estadunidense para el Hemisferio Occidental, reclamó al gobierno que preside Raúl Castro la “inmediata liberación” de Alan Gross, un presunto contratista estadunidense detenido en la isla hace casi ocho meses bajo sospechas de espionaje y subversión.
“Consideramos que la detención de Alan Gross es un acto inaceptable. El no estaba violando ninguna ley y por lo que yo sé no ha sido acusado”, dijo Valenzuela.
“Gross no está bien, ha perdido 80 libras (36 kilos) de peso. Han pasado más de seis meses y estamos alentando al gobierno cubano a ponerlo en libertad”, afirmó categórico el hombre de Washington dedicado al tema cubano durante una conferencia de prensa en Trinidad y Tobago.
Una semana antes, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, reveló que Estados Unidos busca “todos los canales disponibles” para presionar por la liberación del contratista de 60 años, y ha dejado claro que los modestos esfuerzos realizados hasta ahora para mejorar las relaciones con Cuba no avanzarán mientras Gross siga preso.
La respuesta por parte del gobierno cubano vino de parte del expresidente Fidel Castro Ruz quien, según algunos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, encabeza junto con el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, una insistente campaña para reclamar la libertad de los cinco cubanos presos en Estados Unidos, argumentando que su misión era monitorear a grupos de terroristas exiliados.
En una reunión realizada el mismo 30 de julio con militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), entre ellos el conocido balserito Elián González, quien ahora, con 16 años, estudia para militar, Fidel Castro rechazó la presión de Estados Unidos para liberar a Gross, acusado de espiar y ayudar a grupos opositores.
Luego pidió al gobierno de Obama soltar a cinco agentes cubanos de La Habana como lo hizo recientemente con una decena de espías rusos.
Estados Unidos “presiona” a Cuba para que suelte a uno que otro espía, que jamás estarán en una prisión de ésas, que jamás será torturado, afirmó ante jóvenes comunistas al referirse al contratista Alan Gross, detenido en Cuba el pasado 3 de diciembre por repartir computadoras, celulares y teléfonos satelitales, según el propio gobierno de la isla
Y en relación con los cinco que están presos en Estados Unidos desde 1998 y condenados por espionaje en 2001, declaró: "El ilustre presidente de Estados Unidos (Barack Obama) los pudo haber soltado, como acaban de soltar a un montón de gente, que dijeron eran espías rusos”.
El pasado 30 de julio, el primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) acusó al gobierno de Obama de “torturar” a uno de los cinco espías cubanos presos en cárceles del país del norte. Se refería a Gerardo Hernández, quien había sido enviado a una celda de castigo, la cual dejó el pasado 2 de agosto por las presiones del propio gobierno cubano y de organizaciones internacionales.
“¿Hizo algo (Obama)? No, nada. Y este castigo no lo decidió la prisión. Se reunieron cuatro oficiales del FBI para decidir y decidieron. Eso es tortura”, subrayó Castro, quien el próximo viernes 13 de agosto cumplirá 84 años.
Las declaraciones de Fidel Castro forman parte de una amplia campaña fortalecida en los últimos meses para exigir la liberación de sus cinco agentes, quienes vigilaban, aseguran las autoridades cubanas, a anticastristas de Miami y no espiaban a Estados Unidos.
Cuba afirma que estos agentes no espiaban objetivos de Estados Unidos, sino que infiltraban a grupos de exiliados violentos para prevenir atentados contra la isla. El juicio, dicen, fue una venganza política y los agentes deberían ser liberados.
Terceros actores
Los gobiernos de Cuba y Estados Unidos buscan afanosamente una tercera vía para lograr el canje de espías. Uno de estos nuevos actores vuelve a ser el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana.
En mayo pasado, el cardenal Ortega a nombre de la Iglesia católica cubana sostuvo un amplio e insólito diálogo con el presidente Raúl Castro. Después de décadas de choque, el gobierno reconoció a la Iglesia católica como uno de sus interlocutores de un diálogo sobre la situación del país, incluidos los presos políticos.
Todos los temas tratados no se hicieron públicos, sólo se conoció que el gobierno cubano había aceptado liberar, entre julio y octubre, a 52 presos políticos detenidos en marzo de 2003 por delitos contra la seguridad del Estado.
Una fuente de la Iglesia católica en la isla reconoció a Apro que en la agenda entre el cardenal Ortega y el presidente Castro se encuentra la posible intervención de la Iglesia para lograr la liberación de los cinco cubanos detenidos en Estados Unidos.
Pero el tema no es nuevo. En 2008, el presidente Raúl Castro aseguró que estaba dispuesto a canjear a disidentes cubanos encarcelados en el 2003 --bajo cargos de trabajar para Washington y recibir dinero del gobierno estadunidense-- por los cinco presos en Estados Unidos.
Hace exactamente un año, el gobierno cubano intentó sin éxito la intervención de la Iglesia católica de la isla para lograr la liberación de sus cinco agentes.
En la segunda quincena de agosto del 2009, el obispo de Orlando, Florida, Thomas Wenski, quien realizó una visita a La Habana junto a otros religiosos estadunidenses, reconoció que había tratado el tema de los presos (en cárceles de Cuba y Estados Unidos) con el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón.
Pero la revelación más precisa la hizo el propio Fidel Castro el pasado 26 de julio en una reunión con artistas, cantantes, intelectuales y miembros de organizaciones religiosas en La Habana.
Castro adelantó que los cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos desde hace 12 años estarían de regreso en la isla “mucho antes del fin del año”.
“Tú te imaginas, que los cinco compañeros que están allí, separados en las cárceles y que no tengan el menor gesto de ponerlos en libertad. Son cinco seres humanos separados de la familia”, criticó.
Luego se comprometió: “Y los van a tener que soltar. Yo ahora creo más que nunca que están muy cerca de que los suelten”. Y fue más allá: “El fin de año pueden prepararse ya. Pero mucho antes del fin del año. Me responsabilizo con decírselo a las familias”.
Las palabras del exmandatario fueron secundadas el 1 de agosto por Adriana Pérez, esposa de Gerardo Hernández, uno de los cinco cubanos considerados por Washington como espía.
"El gesto está allá (Estados Unidos), Cuba ha liberado a esos presos”, expresó en referencia a la liberación de 21 disidentes cubanos que se encontraban presos y que hoy viven en España, Estados Unidos y Chile.
“Hablo en nombre de la familia, y por supuesto del pueblo de Cuba, que vería muy bien un gesto de parte del gobierno de Estados Unidos, nuestros dirigentes lo han expresado también. No hay duda de que para nuestro pueblo y para nuestro gobierno la prioridad es la liberación de los cinco.
“Estados Unidos ha liberado a los espías rusos conocidos porque habían entregado documentos secretos al gobierno ruso y, sin embargo, los cinco, que no buscaron información secreta, que no atentaron contra la seguridad los Estados Unidos, los mantienen en prisión. Esto es un chantaje y presión contra los cubanos”, remató.
Las declaraciones se conocían en los momentos que el cardenal Jaime Ortega viajaba a Estados Unidos por invitación de la Iglesia de ése país y se entrevistaba, en la semana que termina, con altos funcionarios del gobierno de Barak Obama responsables de la política hacia Cuba, entre ellos Arturo Valenzuela.
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