Rómulo Pardo Silva
www.malpublicados.blogspot.com
Generalmente se argumenta la necesidad del socialismo con los datos de la ciencia y se olvida o deja de lado que su modelo de nueva sociedad atrae por sí mismo.
La economía, ecología, historia, politología, climatología… entregan datos científicos que demuestran la obligación política de construir una civilización poscapitalista sustentable, planificada, solidaria.
A una parte importante de la humanidad no le hacen falta esas evidencias metódicas para inclinarse por un modelo de mundo justo y comunitario.
Dejarse cautivar por los sentimientos es propio de los pueblos. Las religiones tienen miles de millones de seguidores que no piden la comprobación de sus creencias; les basta con que satisfagan sus inquietudes.
El sistema capitalista inculca y materializa una forma de existencia basada en la pertenencia a clases sociales piramidales, la libertad para explotar el trabajo de otros, el derecho ilimitado de propiedad de algunos, el individualismo, la inseguridad de empleo y salud, la baja calidad de educación pública, la amenaza delincuencial. Miles de millones de personas la aceptan.
En paralelo otros miles de millones ansían una convivencia completamente distinta. Con igualdad, cultura, fraternidad, tiempo libre, libertad, seguridad, empleo, garantía de alimento, habitación, salud, educación. Prefieren una vida sencilla consumiendo bienes suficientes. Desean un planeta limpio, donde se preserven en el tiempo todas las formas de vida y las características físicas del medio. Quieren paz permanente y seguridad para las generaciones futuras. Buscan un gobierno con participación personal directa, crítica y decisoria en lugar de representantes elegidos para suplantarlos.
Los socialistas tienden a enfatizar en su discurso los argumentos objetivos. Descuidan la fuerza de las personas que creen en imágenes realizables de plazas, parques, escuelas abiertas, viajes en grupo, buena locomoción colectiva, asistencia a teatros, conciertos, lectura de libros, recreación, deporte… Ese ideal existe aunque se exprese poco.
Si se crea y difunde un programa solidario una parte considerable de la población mundial apoyará el estilo de vida socialista.
Es importante abrirse a aceptar que no se puede convencer a todos del socialismo por medio de la ciencia, las formas de lucha o las estrategias de alianza. Que en miles de años de cultura los sueños de cielos han sido determinantes.
Según CEPAL y UNICEF casi el 63% de niños, niñas y adolescentes de Latinoamérica sufre algún tipo de pobreza -nutrición, educación, acceso a servicios básicos y vivienda, a medios de comunicación- que les marcará su porvenir. El Informe sobre la Riqueza Mundial del banco Merril Lynch y la consultora Capgemini dice que en plena crisis mundial el número de fortunas superiores a un millón de dólares aumentó un 17% en relación al año 2008. Estas injusticias brutales inspiran anhelos intuitivos de revolución.
Para impulsar el ideal del cambio de sistema hay que propagarlo de diferentes modos.
Contacto: romulo.pardo@gmail.com
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