
La administración federal sobreejerció más de 9 mil millones de pesos de los que le fueron autorizados por el Congreso en materia de publicidad durante el último periodo 2005 – 2010. De las irregularidades en este rubro también participaron gobiernos estatales, algunos de los cuales duplicaron las partidas aprobadas. Fundar, Centro de Análisis e Investigación, AC (dedicado al monitoreo de políticas e instituciones públicas por medio de la investigación aplicada) y Artículo 19 (organización para la defensa y promoción del derecho a la libertad de expresión e información en más de 50 países en el mundo) documentan lo anterior en el informe Acceso al gasto en publicidad oficial en las entidades federativas; diagnóstico 2011.
 El estudio revela diversas  irregularidades en materia de acceso a la información y evidencia el  uso de la publicidad oficial al margen de los marcos legales estatales y  federales, así como erogaciones millonarias que duplican las partidas  establecidas para este rubro en el Presupuesto de Egresos de la  Federación.
El estudio revela diversas  irregularidades en materia de acceso a la información y evidencia el  uso de la publicidad oficial al margen de los marcos legales estatales y  federales, así como erogaciones millonarias que duplican las partidas  establecidas para este rubro en el Presupuesto de Egresos de la  Federación.De 2005 a 2010 se presupuestaron 6 mil 945 millones de pesos  en  total para publicidad oficial a nivel federal en los Presupuesto de  Egresos de la Federación; sin embargo, el presupuesto ejercido en ese  mismo periodo fue de más de 16 mil 566 millones de pesos: 9 mil 621  millones habrían sido sobrejercidos para ese tipo de gastos.
 Once entidades (34.4 por ciento) no proporcionaron información  alguna; 11 (34.4 por ciento) la dieron incompleta y sin precisar; ocho  (25 por ciento) informaron con un nivel de detalle aceptable; y sólo dos  entidades (6.2 por ciento) dieron toda la información requerida en la  solicitud de esas dos organizaciones: “El gasto total ejercido por el  gobierno del estado en 2005, 2006, 2007, 2008, 2009 y 2010 en  comunicación social y publicidad gubernamental, con el desglose del  gasto por medio de comunicación al que fueron destinados los recursos,  incluyendo los medios de comunicación electrónicos y escritos, así como  la campaña y mensaje difundido”.
 El Distrito Federal seguido de Chihuahua y Sonora fueron las tres  entidades que registraron el gasto más elevado en publicidad oficial de  2005 a 2010. La primera con 1 mil 833 millones 600 mil pesos, la segunda  con 1 mil 340 millones 300 mil y la tercera con 1 mil 282 millones 200  mil pesos. Sonora, particularmente, erogó el 89.57 por ciento de estos  recursos en tan sólo un año: 2006.
 Pero, Nayarit, Campeche y Morelos figuran también entre las  entidades con las erogaciones más altas por este mismo concepto. El  gasto per cápita de Nayarit es de 312 pesos y el de Campeche y  Morelos, de 115 pesos.
 Colima, Sonora y el Estado de México resultaron los mejor  evaluados. Los dos primeros cumplen satisfactoriamente con cuatro de los  cuatro parámetros estimados: gasto en publicidad oficial desglosado por  campaña o concepto, gasto desglosado por proveedor, gasto por tipo de  medio y gasto por año. El último, el Estado de México, cumple con tres  de los cuatro parámetros; pero no da información desglosada sobre el  tipo de medio contratado.
 Los resultados que arroja el estudio revelan que cerca del 35 por  ciento de las entidades no proporcionó datos al respecto y sólo el 6 por  ciento transparentó toda la información solicitada por concepto de  gasto en publicidad oficial. Prevalece la opacidad y la falta de libre  acceso a la información de interés público.
 El estudio de Fundar y Artículo 19 no sólo pone en evidencia a las  entidades con mayores erogaciones en publicidad oficial. También refleja  el índice de acceso a la información; hasta ahora seis de los 32  estados no cuentan con el sistema de acceso a la información del  gobierno federal (Infomex), sino que tienen sistemas de transparencia  propios. En algunos casos esto hace menos asequible la consulta de  datos, advierte el informe.
 
La opacidad en la rendición de cuentas sobre el gasto de recursos  públicos prevalece en el 34 por ciento de las entidades. En los 11 que  no proporcionaron datos al respecto, se argumentó alguno de los  siguientes motivos: inexistencia de la información o reserva de ésta; se  pidieron de manera repetida aclaraciones o se declaró incompetencia de  las dependencias a las que se les solicitó la información, o bien se  remitió a los solicitantes a la Cuenta Pública, donde no existía la  información o se les proporcionaron direcciones de internet que no  funcionaban.
 Si bien queda en evidencia que el gasto en publicidad oficial del  gobierno federal ha crecido 238.5 por ciento, respecto de lo  originalmente presupuestado, y a nivel estatal se ha duplicado hasta en  un 215.17 por ciento en tan sólo 18 entidades, también revela la  irregularidad en el uso de publicidad al margen de la ley. La publicidad  oficial, herramienta para propiciar el libre flujo de información entre  gobiernos y gobernantes estaría sirviendo a intereses particulares, lo  que desvirtúa su finalidad principal.
 La Asociación por los Derechos Civiles (organización argentina no  gubernamental enfocada a afianzar una cultura jurídica e institucional  que garantice los derechos fundamentales de las personas), en su estudio  Principios básicos para la regulación de la publicidad oficial,  especifica que “la publicidad oficial debe ser entendida como un canal  de comunicación entre el Estado y los ciudadanos. Ser clara, objetiva,  fácil de entender, necesaria, útil y relevante para el público. No debe  promover –explícita o implícitamente– los intereses de ningún partido ni  del gobierno”.
 
A decir de Jesús Cantú Escalante, integrante de la Escuela  deGraduados en Administración Pública yPolítica  Pública delInstitutoTecnológico de Monterrey,  en otros países, como España, se prohíbe la publicidad cuando ensalza  la actuación del gobierno, es decir, “lo que no está permitido es lo que  estamos viendo hoy en México”, sentencia Cantú, e insiste en que “el  uso de la publicidad oficial para la difusión de los logros del gobierno  se tiene que prohibir absolutamente”.
 El artículo 134 constitucional establece que “la propaganda, bajo  cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales los  poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y las  entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres  órdenes de gobierno deberá de tener carácter institucional y fines  informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta  propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen la  promoción personalizada de cualquier servidor público”.
 De acuerdo con Cantú Escalante, es necesario crear un órgano con  autonomía institucional para regular y vigilar el buen uso del espacio  radioeléctrico y de todas las telecomunicaciones.
 
Paulina Gutiérrez, oficial del Programa de Acceso a la Información  Pública de Artículo 19, puntualiza que justamente la falta de autonomía  es un problema grave en materia de acceso a la información. Señala que  “aunque existe un marco normativo hay muy malas prácticas. Le ponen  muchas trabas al solicitante y ha habido institutos que han confirmado  la reserva de información, eso es gravísimo. A veces demuestra la poca  autonomía de los institutos con los gobiernos”. Órganos como el  Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos  estarían haciendo una labor insuficiente para garantizar el derecho a  informarse de la sociedad mexicana.
 Además, el uso indebido de la publicidad oficial está vinculado a  la situación hostil que vive el gremio periodístico en el país. De  acuerdo con Justin Dupuy, coordinadora del Área de Transparencia y  Rendición de Cuentas de Fundar, el uso viciado de la publicidad oficial  conduce a una censura indirecta. “La censura sutil ejerce presión  económica entre los medios de comunicación y los gobiernos, lo cual  conduce a un problema de libertad de expresión”.
 La distribución adecuada de publicidad oficial entre los medios es  un tema que necesita ser regulado. “El modelo de reparto de recursos que  se hace para los partidos políticos podría aplicarse a la publicidad  oficial. En función del rating y de la audiencia se podrían  destinar con mayor transparencia los recursos. Tenemos el viejo estilo  de te recorto recursos si me pegas o te aumento recursos y  publicidad si me tratas bien. Eso daña la libertad de expresión”, señala  Ricardo Raphael, profesor afiliado a la División de Administración  Pública del Centro de Investigación y Docencia Económica.
 Los resultados que arroja el diagnostico Acceso al gasto en  publicidad oficial en las entidades federativas si bien revelan que  las erogaciones por concepto de publicidad oficial se han duplicado en  al menos cinco años, también deja en evidencia la falta de homogeneidad  en los procesos de transparencia en México, y el empleo de recursos para  fines de promoción personal. Acceder a información de interés público  es un trámite largo al que pocas instancias responderán favorablemente y  cuya respuesta no necesariamente contestará satisfactoriamente las  demandas ciudadanas.
 
 
   
 
   

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