Jorge Carrillo Olea
México ha basado desde siempre la vertiente exterior de nuestra seguridad nacional en nuestro prestigio. Prestigio adquirido por décadas de un esfuerzo vertical y constante en el apoyo de principios propios, aplaudidos internacionalmente, como el de la no intervención.
En los recientes tres sexenios se ha dado marcha atrás con las consecuencias previsibles. Lo hizo Zedillo faltando a los deberes de un invitado en Cuba, al hacer poco disfrazados referentes a la situación de derechos humanos. Fox, con igual falta de respeto a quien lo tenía por invitado, al establecer un diálogo con miembros de la oposición al régimen anfitrión, esto para no hablar del "comes y te vas".
Calderón decidió no quedarse atrás y la emprendió primero vagamente, y después con toda crudeza, contra Chávez, e hizo referencias a Evo Morales y su sufrida Bolivia, a Ecuador con su nuevo presidente y a Kirchner y su añoranza histórica.
¿Pues de qué se trata?, preguntaría un observador. Tal vez queremos acabar con nuestros históricos aliados uno a uno, ya que pensando cándidamente con ser "amigos" de los estadunidenses basta. Pues es todo lo contrario. Necesitamos de todo el mundo posible para sostener una posición de dignidad ante Estados Unidos, más cuando Europa y el resto de mundo occidental nos ven con tanta reserva por nuestra gravísima situación de inseguridad y la extrema debilidad de nuestras instituciones.
¿Dónde piensa apoyar Calderón su política exterior?, tan contradictoriamente conducida respecto de su discurso en Tlatelolco que, objetivamente, levantó los ánimos del Servicio Exterior y el de los mexicanos preocupados. ¡Por fin! Habrán dicho los diplomáticos y todos los inquietos por la materia. El gozo al pozo. Bastaron dos semanas para que de la manera más burda para un jefe de Estado, a raíz del incidente con Chávez, se volviera a romper con un mandato constitucional (artículo 89 fracción X) y con la propia palabra ofrecida.
¿Dónde está la respetabilidad, el prestigio, la admiración que antaño nos protegía de los embates del exterior, se llamaran URSS o Estados Unidos? Un país es fuerte entre la comunidad internacional por sus fuerzas armadas, por su economía o posesión de materias primas, pero también lo es por ser inalcanzable a la barbarie de las grandes potencias, y ello debido a la fuerza moral de su conducta. Que sea Punta del Este una muestra, en tiempos de López Mateos.
¿Cuál será el secreto que abriga Calderón para salvaguardar la seguridad nacional de su país ante una crisis internacional, o más simplemente de un desacuerdo con Estados Unidos, relación en la que siempre caminamos sobre brasas? ¿Apelaremos a la solidaridad que estamos destruyendo?
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