Leopoldo Ramos
Saltillo, Coah., 2 de febrero. El 19 de febrero, cuando se cumpla un año de la tragedia en la mina Pasta de Conchos, los deudos de los 65 mineros que murieron no se conformarán con "una misa y el llamado a la resignación", que ya es costumbre entre los empresarios de la concesionaria del yacimiento, Industrial Minera México, y la diócesis de Piedras Negras.
"Lo que esperamos ese día son resultados: que nos den por fin la noticia de que consiguieron recuperar los cuerpos", anticipó Maribel Rico Montelongo, hermana de Gil Rico, un carbonero de 40 años que perdió la vida junto a más de 60 obreros en febrero del 2006.
"Es bueno rezar, es bueno pedirle a Dios que nos ayude para recuperar los cuerpos de nuestros familiares, pero una misa no es todo. Ya pasó un año y los cuerpos de nuestros familiares siguen allá abajo", consideró.
Desde que ocurrió la tragedia, la empresa organiza una misa mensual a la que cada vez acuden menos deudos. Las ceremonias son encabezadas por sacerdotes de la región carbonífera de Coa-huila, quienes obedecen órdenes de Alonso Garza Treviño, titular de la diócesis de Piedras Negras.
Para Elvira Martínez Espinoza, esposa de un trabajador fallecido, la mejor noticia que pueden recibir los deudos ese día es el hallazgo y recuperación de los cadáveres que permanecen aún atrapados en el filón.
En días pasados, Industrial Minera México informó que ha destinado 292 millones de pesos a tareas cuya finalidad es localizar y recuperar los cuerpos de los trabajadores que murieron luego de la explosión.
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