Por Ricardo Andrade Jardí
Tanto se buscó una democracia sin adjetivos que al final el PRD ha logrado alcanzar unos adjetivos sin democracia.
Una centrista seudo izquierda que juega más con la idea de lo híbrido se suma a la campaña de la yunquista conservadora Ana Rosa Payán, quien ha pasado de ser la directora del DIF al servicio de Fox brindando ayuda a Calderón, para convertirse en la ofendida y agraviada opositora del partido que junto con ella, el 2 de julio, reventó el endeble camino de la democracia mexicana, al orquestar lo que hoy el prianismo ha definido, con los aliados de la ODCA, como fraude patriótico.
Si el PRD se ocupara de consolidar una verdadera fuerza progresista, como se ocupa de sus alianzas, siempre estúpidas, se habría sumado a la esperaza que ha despertado en millones de mexicanos la refundación de nuestra bananera república a través del gobierno legítimo. Pero tan ocupados en vender principios a cambio de curules los perredistas no sólo no han entendido que la apuesta del movimiento ciudadano es por México y no por la continuidad de un sistema fanfarrón y antidemocrático de "representatividad", que nada tiene que ver con las nuevas subjetividades de organización y resistencia que nacen en el seno de micropolíticas de participación profundamente más democráticas que la idea de ser representado por quien ni siquiera nos conoce o, peor aún, por a quien ni siquiera conocemos.
El PRD se suma a los intentos obsesivos por alcanzar el poder aunque sea con el conservadurismo recalcitrante que no representa para Yucatán ni para México más que la continuidad del mismo sistema, disfrazado, peor aún, de lucha social.
23 años pasaron para que la ex alcaldesa de Mérida Ana Rosa, de la noche a la mañana, se diera cuenta de que el PAN es una instituto corrupto y antidemocrático, pero su ceguera de dos décadas evidencia el hecho de que ese partido, hasta diciembre del 2006, siempre respondió a sus intereses igualmente antidemocráticos, ya que el presunto fraude interno cometido contra Payán no es nuevo ni extraordinario y ella lo sabe, porque antes fue parte de otros dudosos procesos de los que ella se vio beneficiada, como ahora se ve Xavier Abreu.
Que nadie se equivoque, con la postulación de Ana Rosa Payán, como candidata de Convergencia y de un "frente amplio", no gana la democracia en el Estado, la elección de mayo sólo será una contienda entre tres fracciones conservadoras en la que la híbrida izquierda electoral se desgastará en apoyos vergonzosos para impulsar a candidatos de derecha, con políticas de derecha, que distraigan a los ciudadanos de verdaderas formas de organización y lucha para lograr un auténtico cambio social, que, por supuesto, no puede darse dentro de las abusadoras reglas de la monopólica "Democracia Corporation S.A."
Los urgentes cambios sociales no se darán, pues, dentro de la farsa electoral que en Yucatán no será más que la elección interna del PRIAN para designar al gobernador entrante y su camarilla legislativa, haciéndonos creer que seremos los ciudadanos los que hemos elegido al neoliberal gobernante en turno y mientras la seudo izquierda avala el proceso electorero a cambio de un par de curules en el Congreso del Estado, para terminar votando políticas antisociales al lado de los eternamente conservadores prianistas.
Qué triste democracia sin adjetivos la que pretende conquistar el híbrido electoral de la izquierda institucional, la que hace tiempo que renunció al trabajo ideológico a cambio de una política curulera. ¡La conquista del poder aunque sea con la derecha ya! ¡Neoliberalismo para todos! Será sin duda el nuevo lema del PRD, después de Yucatán 2007.
Aun antes de las elecciones el PRD ya perdió... la credibilidad que había ganado. De vuelta al 17%. Ni hablar.
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