REUTERS, AFP Y DPA
Quito, 27 de agosto. En apenas cinco días han llegado al pueblo de San Lorenzo, en el norte de Ecuador, mil 600 desplazados colombianos, mujeres y niños en su mayoría. El éxodo comenzó el jueves y, más allá de los desacuerdos entre las autoridades de Quito y las de Bogotá, todas las partes ubican su origen en la erradicación manual de plantíos de coca que ha emprendido el ejército colombiano en el departamento de Nariño, del lado colombiano de la frontera entre los dos países.
En Quito, la ministra de Relaciones Exteriores ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, aclaró que “la condición de desplazados es temporal y no puede convertirse en permanente”, y pidió a las autoridades colombianas asumir “una corresponsabilidad inmediata” para solucionar la situación. “Nuestras capacidades están llegando a su límite”, advirtió la canciller.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, por su parte dijo que las razones de estas mil 600 personas para huir de su país hay que buscarlas en que el ejército colombiano “se abrió paso para la erradicación manual” de la planta de la que se obtiene la cocaína, lo que desató “una lucha campesina” y el éxodo a San Lorenzo.
El mandatario agregó que las autoridades de Colombia y Ecuador ya trabajan para que regresen “estas familias” y explicó que si los que llegaron a Ecuador fueron sobre todo mujeres y niños es porque los hombres “se quedaron a defender la tierra”.
El canciller colombiano, Fernando Araujo, coincidió con Correa, pero con un matiz. La causa del éxodo, según él, sí está en la erradicación manual de la hoja de coca, pero no en una “lucha campesina”. Para Araujo, los desplazados “han sido manipulados por organizaciones políticas cercanas a grupos guerrilleros que pretenden afectar las relaciones entre los dos países” y evitar que se destruyan estos plantíos.
Mientras, el alcalde de San Lorenzo, Gustavo Samaniego, afirmó que estos desplazados por la lucha o manipulados por la guerrilla viven sin agua potable y hacinados en albergues y hospitales.
Para los centenares de personas que llegaron a la localidad que Samaniego gobierna, además, la solución no está en el retorno a Colombia. Los desplazados han declarado a la prensa local que sí tienen plantaciones de coca, que la sustitución de cultivos que plantea el gobierno colombiano no les daría para vivir y que no tienen intención de volver a sus lugares de origen, las aldeas de Mata de Plátano, Mata de Palo, Las Balsas y Mataje Alto.
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